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Néstor Benítez (ULL): “La obesidad se comporta en las edades precoces como un trastorno alimentario”

El especialista en Nutrición Humana y Dietética afirma que “donde la industria busca su beneficio, tienen que ser las autoridades las que deben regular o penalizar su consumo”
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil aumentaron en las últimas décadas, convirtiéndose en una preocupación de salud global. DA
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil aumentaron en las últimas décadas, convirtiéndose en una preocupación de salud global. DA

La consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias se plantea reducir el 5% la obesidad infantil en los próximos diez años y aumentar los hábitos de vida saludables desde edades tempranas con la puesta en marcha del Plan de prevención de la obesidad infantil (Poican).
Un estudio de campo sobre los efectos de la pandemia de la COVID en la prevalencia del sobrepeso y obesidad en la población infantil de entre seis y nueve años en las Islas refleja un exceso de peso del 45,8%, el 2,8% más que en el estudio Aladino de 2019; un sobrepeso del 26,3%, el 1,8 por ciento más; y una prevalencia de obesidad del 19,5%, es decir, el 1% más que en el estudio de 2019. Según estos datos, los varones presentan unas cifras mayores de obesidad, situándose en el 23,4% frente 15,4% en mujeres.

En la misma línea un análisis realizado por el Instituto de Salud Carlos III señala que Canarias es la segunda comunidad con más población con obesidad del país con el 22,6%, solo superada por Extremadura (24%). En el caso de la obesidad infantil, el Archipiélago también está en cabeza con el 13,8% solo superada por Melilla (19,3%), Ceuta (18,4%), Andalucía y la Comunidad Valenciana, con el 14,1%. Si entre los adultos apenas hay diferencias por sexos, el 22,5% hombres y el 22,6% mujeres, entre los menores sobresale el 17,9% de niños por el 9,9% niñas.

El Piocan se está desarrollado conjuntamente por las consejerías de Sanidad y de Educación, Formación Profesional Actividad Física y Deportes, con la colaboración de otras administraciones locales e insulares y con la participación activa de expertos, tanto sanitarios como educativos.

El Plan promoverá hábitos saludables en niños y niñas menores de 12 años, involucrando a las familias como agentes clave en la promoción de la salud con el objetivo de disminuir las cifras de prevalencia de exceso de peso, promoviendo estrategias para que puedan acceder a una alimentación saludable, además de fomentar la práctica de actividad física para reducir la inactividad asociada al ocio sedentario.

Néstor Benítez Brito, docente del Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de La Laguna (ULL), incidió en la “prevención primaria desde la escuela” para evitar las preocupantes tasas de sobrepeso. Cree que problema es que tanto Sanidad como Educación han ejecutado “acciones enfocadas a este tema, pero no son programas de prevención primaria, ni se analizó el costo y la efectividad”. “Necesitamos herramientas sencillas, económicas, que se puedan implementar en todos los colegios, y que sean programas de prevención sobre alimentación saludable, la importancia del ejercicio, la salud, la higiene, y cuyos resultados puedan ser medibles a medio y largo plazo”.

Además, el experto del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Canarias, denunció que la mayoría de las comidas que se ofrecen en los centros, realizadas en el propio comedor o a través de un catering no está supervisada por dietistas-nutricionistas.

Adicción a la comida

Desde el Grado de Nutrición Humana y Dietética de la ULL se están realizando diversas investigaciones centradas en trastornos de la conducta alimentaria, “donde analizamos las causas del exceso de peso de estos niños, y nos hemos dando cuenta que una gran parte tienen puntuaciones altas de adicción a la comida”, un concepto que investiga en la última década.

Además, recordó que la infancia está influenciada por la brutal publicidad, los hábitos y costumbres de los padres, abuelos y la sociedad, “que alimentan esa relación insana”.
Asegura que “los niños y niñas no tienen o pierden el control sobre los alimentos que consumen. La obesidad en edades precoces se comporta como un trastorno alimentario, los menores no tienen todavía los mecanismos neurofisiológicos para regular las sensaciones de hambre y saciedad, y les cuesta dejar de consumirlos”. “Es de vital importancia hacer programas de prevención en los que Sanidad y Educación deben ir de la mano”.

Ante la abundancia de alimentos procesados y bollerias de pobre calidad nutricional (alto contenido calórico, azúcares y grasas) ideadas para ser apetecibles y adictivas “y donde la industria alimentaria busca su beneficio, tienen que ser las autoridades las que deben intervenir regulando la venta o penalizando el consumo de esos productos insanos como en los refrescos y bebidas energéticas”.

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