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Una marea de 4.000 personas clama en las calles de Santa Cruz por una “igualdad real”

La marcha convocada por la Plataforma Feminista 8M pide reducir las brechas laborales y salariales y exige también un alto el fuego en Gaza
Una gran ‘marcha violeta’ inundó ayer el centro de Santa Cruz encabezada por una pancarta con el lema ‘¡Sublevación feminista!. Tony Cuadrado
Una gran ‘marcha violeta’ inundó ayer el centro de Santa Cruz encabezada por una pancarta con el lema ‘¡Sublevación feminista!. Tony Cuadrado

Miles de mujeres tomaron ayer las calles de Canarias para reivindicar que prosigan los avances en materia de igualdad de género en todos los sectores de la sociedad, aparte de libertad para todas aquellas que son víctimas de conflictos y genocidios. Además, se exigió dar respuesta a las brechas laborales, salariales, la conciliación familiar y los cuidados.
En Santa Cruz de Tenerife, la marea violenta convocada por la Plataforma Feminista 8M Tenerife reunió a unas 4.000 personas, que transitaron desde la Plaza de Weyler, Méndez Núñez, El Pilar, Villalba Hervás hasta la Plaza de la Candelaria.

Encabezaba la marcha la pancarta Ante las opresiones, los genocidios, las violencias patriarcales ¡Sublevación feminista!, tras la que siguieron decenas más de diversos grupos feministas y asociaciones LGTBIAQ+, además de colectivos sociales, organizaciones sindicales y partidos políticos. Durante la manifestación, se pudo escuchar distintas proclamas, como Abajo el patriarcado que va a caer, Arriba el feminismo que va a vencer; Que vivan los derechos de las mujeres; Vivas nos queremos; No estamos todas, faltan las asesinadas; Nos queremos libres; No es no, lo demás es violación; Aborto libre y gratuito; Rubiales baboso, eso se llama acoso; Que viva la lucha de las mujeres o Cuidar es un trabajo, un trabajo sin salario.

Al final, se dio lectura a un manifiesto reivindicativo, en el que la Plataforma se “subleva” contra todas las formas de opresión, denuncia todas la guerras, en especial, “el genocidio del pueblo palestino” y el “exterminio que está sufriendo” por la ocupación israelí, con reiterados crímenes de guerra y miles de víctimas. También recordaron al pueblo saharaui, que sigue esperando el referéndum de autodeterminación mientras es ocupado por Marruecos, según se dejó claro.

Antes, y frente a la sede de la Subdelegación del Gobierno, la cabeza de la marcha se detuvo para desplegar banderas palestinas y abogar por “imponer un alto el fuego definitivo”, calificar a Netanyahu de “genocida”, y exigir el “boicot y la ruptura de relaciones con Israel” y el reconocimiento del Estado Palestino.

En la Plaza de la Candelaria, también reivindicaron más derechos para los migrantes, poner fin a las leyes que “impiden el libre tránsito”, sobre todo a las personas más empobrecidas, y a “las políticas y leyes racistas”.

Se rebelaron contra “el ataque a los derechos de las mujeres” por parte de los avances de la ultraderecha y gritaron “no a los retrocesos”. Los y las participantes también se sublevan contra la “violencia machista” y la cultura del patriarcado, que “normaliza la subordinación de las mujeres, las humilla, desprecia y cosifica”, así como la violencia institucional, la violencia vicaria y la violencia sexual”.

El manifiesto alerta también sobre “las graves desigualdades y las injusticias económicas que se ceban con las mujeres”, con “la discriminación y precariedad laboral, carencias de vivienda y recursos básicos. Pidieron “superar las brechas de género en el empleo, en la calidad de los trabajos, los salarios y en las condiciones laborales”.

También denunciaron trabajo doméstico y el sistema social de los cuidados, “una grave injusticia patriarcal que contribuye a la precariedad, la pobreza y explotación de las mujeres”. Reivindicaron que sean reconocidos y pagados.

Precisamente uno de los colectivos más numerosos fue el de la Asociación Acufade que, vestidas de amarillo, reivindicaron “poner a los cuidados en el lugar que le corresponden”, por ser necesarios e imprescindibles. Recordaron que “son las mujeres las que soportan la esclavitud del siglo XXI”, y por ser mujer, “nos toca cuidar a nuestros mayores, hijos, hijas y familiares”. Por tanto, demandaron una Ley del Cuidado para poder conciliar la vida laboral y familiar, y ejercerlos “con garantías”.

Las manifestantes afirmaron que, “pese a los avances, todavía queda mucho camino”, como “ser remuneradas al igual que los varones: somos igual de válidas para ocupar puestos de responsabilidad”. En la cola, una batucada hizo más llevadero un trayecto reivindicativo que también se tornó festivo.

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