conversaciones en los limoneros

“Binter aspira a quedarse con la cuota de Air Europa en el corredor Canarias-Península”

El presidente de la compañía da por sentada la fusión de la empresa española con IAG y anuncia, en DIARIO DE AVISOS, que la aerolínea canaria mantendrá el nivel de competencia
“Binter aspira a quedarse con la cuota de Air Europa en el corredor Canarias-Península”
Rodolfo Núñez Ruano, presidente de Binter. | Foto: Fran Pallero

Rodolfo Núñez Ruano, presidente de Binter, nuestra compañía aérea de referencia, nació hace 65 años en Santa Cruz, el mismo día en que se abrió al culto la basílica de Candelaria. “Ahí está el truco”, me dice. Es el mayor de cuatro hermanos, estudió en San Ildefonso y se sigue reuniendo cada año, y varias veces, con sus compañeros de curso, que son también sus mejores amigos. Estudió Económicas en La Laguna –pertenece a la primera promoción— y fue profesor de esa facultad. Trabajó en Sodican y posteriormente en LAC, Líneas Aéreas Canarias, donde le empezó a morder el gusanillo de la aviación. Posteriormente ingresó en Binter, cuando la compañía pertenecía a Iberia, “porque yo estaba convencido”, me dice, “que el transporte aéreo interinsular se podía realizar mejor y además ganar dinero”. Puso en marcha la empresa y llegó a director general, pero en 1992 lo despidieron por discrepancias con el presidente de entonces. Luego a la universidad otra vez y una breve incursión en la política, de la mano de Manuel Hermoso, hasta convertirse en consejero de Obras Públicas. “Pero después de dos años en ella vi que la política no era para mí”, añade Rodolfo Núñez, sentados ambos en Los Limoneros, tras años de no vernos. Trabajaba en la naviera Fred Olsen, y además estaba encantado, cuando le ofrecieron la presidencia de CajaCanarias y allí pensaba estar cuatro años y se quedó nada menos que doce, tiempos cruciales en la historia de Canarias. En 2002 un grupo de empresarios, entre ellos él mismo, compró Binter y en esta compañía ejerció como vicepresidente hasta 2020, año en que fue nombrado presidente, cargo que hoy ostenta. “Aprendí a ser empresario”, confiesa, “y a valorar más el reto de emprender que el de gestionar por cuenta de otros; era algo que al principio de mi carrera no hacía”, me dice.

-Y con tanto trajín, ¿cómo puedes compatibilizar la vida familiar?

“Es que tengo la suerte de contar con una familia que ha sido comprensiva y me ha permitido centrarme en el trabajo. Sabía que contaba con el respaldo, en todos los sentidos, de Lourdes, mi mujer, y de nuestras dos hijas, Esther e Irene, que también son ya economistas. Una llegó en 1990, cuando me nombraron director general de Binter, y la otra en 1996, cuando llegué a la presidencia de la Caja. Ninguna de las dos me vio mucho de pequeñas, lo reconozco. Pero la familia me ha ayudado un montón y va llegando el tiempo de que, en unos años, mis hijas sean las que tomen el relevo”.

-¿Tienes la sensación de presidir una gran compañía, a nivel europeo: 2.400 empleados, casi 50 aviones?

“Grande de tamaño, no, porque en el concierto europeo somos de los más pequeños por número de aviones y pasajeros/kilómetro transportados”.

-Pero al menos sí que son un ejemplo de gestión.

“Sí, en otros aspectos somos grandes, como haber conseguido que el servicio público del transporte aéreo interinsular de Canarias sea un ejemplo a nivel mundial por su calidad, desempeño y satisfacción de los clientes. También por la opinión que tienen los usuarios de nosotros y por el rigor con el que llevamos la economía de nuestro proyecto, lo que hizo que no nos tuviera que rescatar el Estado cuando la terrible pandemia de COVID”.

-¿Te parece poco?

“No, qué va. A mí me gusta decir que somos pequeños, pero fuertes, realistas y ambiciosos”.

-A tenor de los datos y de la percepción general, Binter parece un milagro. Hoy en día no sólo es una compañía regional.

“Un día tuvimos que decidir entre quedarnos en las islas haciendo aquello para lo que se había constituido Binter o salir del molde y explorar otros mundos. No fue una decisión fácil, porque la operación conllevaba muchos riesgos, así que con extremada prudencia empezamos a explorar los mercados exteriores comprometiendo lo menos posible y con aviones alquilados. Hasta que en 2019 decidimos dar el paso adelante con los tres primeros Embraer 195 E2, que al final de este año serán ya 16”.

-Lo dicho, un milagro.

“¿Un milagro? Algo de ayuda celestial sí debimos haber tenido y por eso algunos ATR, al igual que los barcos que antiguamente cubrían las líneas marítimas interinsulares, llevan con orgullo los nombres de la Virgen de Candelaria, la del Pino y la de las Nieves. Pero sobre todo, y ya en un terreno más terrenal, lo que ha habido es mucho trabajo y valentía por parte de los que formamos la compañía”.

-Y ahora llegan los vuelos regulares a Madrid, que están siendo un éxito. Los canarios sentimos esta ruta como algo nuestro, como un logro. ¿Están preocupadas las otras compañías?

“Los vuelos a Madrid están siendo un éxito creciente. A medida de que los clientes vuelan con nosotros, repiten. Se convierten en propagadores del “vuelo en verde” a la capital de España. Significa volver a volar como antes, sintiéndote bien, antes, durante y después del vuelo”.

-Te preguntaba por los competidores.

“Han reaccionado, estableciendo muchos más vuelos y rebajando sus precios y esto es muy bueno para los canarios y para los visitantes. Existen ahora mejores oportunidades de conexión. Yo no creo que lo hayan hecho para asustarnos o sacarnos del mercado, porque sería perder el tiempo, el dinero y poner en peligro otras operaciones más importantes para todos. Binter está aquí y aquí se va a quedar”.

(Hablamos de la filosofía de la compañía. Rodolfo Núñez me dice que “yo pongo el entusiasmo, el convencimiento de que las cosas se pueden conseguir, pero lo que hace que Binter sea una empresa única lo ponen quienes todos los días se comprometen con los clientes. Empezando por el empleado recién llegado y terminando por los directores”. Y añade: “Todos realizan un gran esfuerzo. Y también los socios, que contribuyen no sólo con su capital sino también con su respaldo y consejo, en todo momento”).

-¿Todo el capital social de Binter está en manos de empresarios canarios? ¿Cuál es su facturación?

“Binter es una empresa 100% canaria. Cada acción de la compañía tiene un dueño identificado, con cara y con ojos. Aquí no hay fondos, ni capital foráneo, sino que se trata de una empresa de familias. Y estamos muy orgullosos de que esto sea así, porque además supone la mejor garantía para todos de que estamos aquí para siempre y para hacer las cosas bien”.

-¿Y en cuanto a la facturación?

“Sí, te lo digo. Ya estamos en los 500 millones de euros. Una cifra que nos parecía inalcanzable y la hemos conseguido, por lo que habrá que trazar nuevas metas”.

-El modelo de gestión del grupo ha sido copiado por otras compañías. ¿Cómo lo valoras?

“Tuvimos que crear un modelo de gestión nuevo por las circunstancias con las que nos encontramos cuando compramos la compañía. Necesitábamos un cambio en dos dimensiones, de cara al cliente e internamente. Internamente suplimos la falta de competencia con la competencia interna, el acercamiento de las decisiones de gestión a las unidades productivas, la simplificación. Y frente al mercado pusimos el foco en el cliente, en satisfacer sus necesidades, aunque a veces ni el propio cliente era capaz de identificarlas. Acabamos sabiendo más de nuestros pasajeros que los propios pasajeros. Por y para ellos existimos”.

-¿Tienen ahora nuevos proyectos de expansión nacional e internacional?

“Una empresa siempre tiene que intentar crecer”.

-¿Entonces?

“Otra cosa es que los proyectos se puedan hacer realidad. Tenemos el foco puesto en el mercado nacional, en mejorar las rutas que operamos y en abordar nuevas ciudades. Y siempre miramos al exterior, tanto para establecer alguna nueva ruta desde Canarias como para implantar nuestro modelo en otras regiones”.

-Rodolfo, 2.400 empleados es mucha gente. ¿Cómo se divide el grupo?

“Consta de diecisiete sociedades distintas, agrupadas en seis áreas. Tenemos tres operadores aéreos, área técnica formada por tres empresas distintas, handling y servicios aeroportuarios con dos empresas y la participación que tenemos con Menzies. También la tecnología, con tres empresas, los servicios generales y el área de formación con ATC, que se dedica a formar tanto a nuevos empleados como a impartir el aprendizaje recurrente”.

(Son datos casi siempre confidenciales, pero le pregunto al presidente de Binter por proyectos en otras comunidades autónomas. Y aquí Rodolfo Núñez extrema su habitual prudencia: “Valoramos implantarnos en otras regiones, siempre que se den las circunstancias que lo hagan viable y que son encontrar los socios adecuados y que el marco legal y comercial lo permita”. Y ante tan concluyente y prudente postura, la réplica no cabía en el diálogo con el presidente de Binter).

-El mundo de la aviación es difícil. No descubro nada nuevo diciendo esto. ¿Qué cuota de mercado espera Binter obtener en sus conexiones con la península, especialmente con Madrid?

“Aspiramos a quedarnos con la cuota de mercado histórica de Air Europa en el corredor Canarias-Península. Damos por sentado que la fusión IAG-Air Europa se va a producir, porque tiene sentido y es buena para España, pero para que no disminuya el nivel de competencia tiene que entrar un nuevo operador en el corredor citado que asuma la cuota de Air Europa. Y ese operador será Binter”.

-Casi 50 aviones y esa plantilla de 2.400 personas. Insisto en que ya no estamos hablando sólo de una compañía regional, ¿no crees?

“Nosotros seguimos diciendo que somos una compañía que tiene como prioridad asegurar las conexiones aéreas interinsulares. Eso, por delante de todo”.

-Pero…

“Pero evidentemente somos algo más que eso. Nos acercamos a ser la aerolínea de bandera de Canarias, de todos los canarios. Y nuestro mayor orgullo sería que así nos considerasen nuestros paisanos”.

(Pudimos seguir hablando muchas más horas, pero miré el reloj y eran ya las siete de la tarde. Los socios de Binter deben estar satisfechos del desarrollo de esta compañía, que es orgullo de Canarias. Ya no sólo por la infraestructura que tiene y por su complejo y yo diría que perfecto funcionamiento, sino que va aún más lejos que simplemente volar. Están presentes un montón de factores y todo ello desemboca en el bienestar de sus pasajeros, gracias a un personal entrenado perfectamente para desarrollar su cometido. La conversación con Rodolfo Núñez va mucho más lejos, porque seguimos hablando de tanta gente de antes y de ahora y de docenas de anécdotas que adornaron el nacimiento de una compañía aérea, nacimiento que yo viví en primera persona desde la llegada a Canarias de aquellos CN 235, de uso principalmente militar, adaptados al transporte civil, con 40 plazas. Cuatro unidades de este avión fueron las primeras de Binter. Hablamos de mi participación en la creación de la primera revista de la compañía. Y también de que en un vuelo de entrenamiento con el CN 235, naturalmente sin pasaje, pilotado por los comandantes Carlos Gómez y Alfonso García Bach, que en paz descanse, conmigo en la cabina, pararon los dos motores sobre el mar para confirmar que el avión se comportaba como una apacible ballena: seguía volando, en silencio, sin entrar en pérdida. Una maravillosa experiencia, que hoy yo no repetiría porque los viejos nos volvemos miedosos con el tiempo. Pasaron las horas charlando con el presidente de Binter, que está lleno de ilusiones y de proyectos, de algunos de los cuales supongo que ni siquiera podrá hablar. Y así fue esta reunión de dos viejos amigos –yo más viejo que él—, que se vuelven a reunir en torno a una mesa, tantos años después. Más que una entrevista fue la conversación de dos personas que, de alguna manera, están enamoradas de la aviación comercial, que es una asignatura que Rodolfo Núñez tiene aprobada con sobresaliente. Yo no).

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