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Jorge de León: “Luchar es la clave de una carrera; levantarte si te caes, abrir puertas y seguir adelante”

El tenor tinerfeño ha recibido esta semana el Premio Talía de la Academia de las Artes Escénicas de España, como ya hiciera en 2023 con 'Aida'; esta vez por su trabajo en 'La Dolores'
Jorge de León, en el rol de Lázaro de 'La Dolores'. / Elena del Real

Nada más conocerse que el tenor tinerfeño Jorge de León había vuelto a ganar el Premio Talía de la Academia de las Artes Escénicas de España, al mejor intérprete masculino de lírica, esta vez por su desempeño en La Dolores, no han dejado de llegarle las felicitaciones. De las personas más cercanas, la familia, las amistades y los compañeros de profesión, y de instituciones como el Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de Adeje, donde ejerció como policía local, o el de Tébar, en la provincia de Cuenca, el pueblo del que procede su mujer, cuyo auditorio se llama Jorge de León [“Espero muy ilusionado la felicitación del Ayuntamiento de mi ciudad natal, La Laguna”, confiesa en esta entrevista].

Hijo Predilecto de San Cristóbal de La Laguna desde 2017, y Premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS en 2022, entre otros muchos reconocimientos, buena parte de los escenarios más importantes del mundo disfrutan del arte del cantante tinerfeño. Y sin embargo -o precisamente por esto-, los miles de kilómetros que afronta cada año para actuar en teatros y auditorios no han restado un ápice a la cercanía y la sencillez de sus comienzos. De todo eso, y del entusiasmo que revela cuando habla de su tierra.

-En 2023 obtuvo el Talía al mejor intérprete masculino de lírica por su trabajo en ‘Aida’ y este año lo ha recibido por ‘La Dolores’. ¿Qué significan para usted estos reconocimientos?
“Que la Academia de las Artes Escénicas de España posea un apartado en sus distinciones para la lírica, un género que, de alguna manera, ha estado tradicionalmente separado del resto, es algo muy valioso. En el plano personal, me siento muy agradecido por recibir de nuevo este galardón”.

“Me siento un embajador cultural de Canarias; pese a eso, percibo indiferencia hacia mí en las temporadas líricas del Archipiélago”

-Si por un momento miramos atrás, ¿son muy diferentes las expectativas que tenía al comenzar su carrera artística en relación a las actuales?
“Sí. Mi ilusión era dar a conocer el talento que notaba en mí. Una vez que lo he logrado, esas expectativas iniciales se han superado. En lo que se refiere a los premios, casi no puedo expresar las emociones que siento al recibirlos. A la vez que creo que nadie se dedica a una profesión como esta para ganar premios, sino para vivir de lo que a uno le inspira, de lo que le nace, e intentar ser feliz con ello”.

-¿Y cómo diría que ha evolucionado su voz?
“Es una evolución que no se halla solo en la voz, sino en un cúmulo de aspectos. Tiene que ver también con la interpretación, con la dicción, con la visualización de cada obra… Aunque he repetido producciones, afronto cada título de forma diferente, a partir de la experiencia ganada y de las propuestas que me hacen los responsables, en diferentes facetas, de ese montaje en concreto. Esa es la base sobre la que se asienta la evolución de mi carrera”.

-La ópera y la zarzuela conviven indistintamente en su trayectoria. ¿Al fin se ha conseguido situar al género español en el lugar que se merece por derecho propio o es necesario seguir trabajando en esa línea?
“Es absolutamente necesario continuar trabajando. Hay un equipo muy grande de personas haciendo una labor de divulgación sobre algo que es nuestro y posee una gran valía. He tenido la oportunidad de llevar la zarzuela fuera de España. Incluso en La Scala de Milán he hecho alguna noche de zarzuela, donde el público ha quedado encantado. Es nuestro deber hacerlo. Es un patrimonio, y ha sido reconocido como tal, que demanda ser difundido. En la zarzuela no solo está la música, también la literatura y, en suma, el acervo cultural de nuestro país. En mi caso, también intento mostrar la conexión con la zarzuela cubana. A través del Teatro Lírico Nacional de Cuba y demás escenarios, he logrado trasladar obras que no se habían interpretado en el Teatro de la Zarzuela”.

¿Cómo es una temporada ideal para Jorge de León?
“Las temporadas bien planificadas, en mi opinión, son aquellas que incluyen obras de arte reconocidas y nuevas propuestas. En ese equilibrio, es importante promover la creación de títulos contemporáneos que aborden, por qué no, temas actuales. Estoy más a favor de crear algo nuevo que de transformar un clásico. La programación de un teatro me resulta interesante cuando propone cosas nuevas y, a la vez, mantiene la calidad al abordar un título clásico, ya sea una ópera, una zarzuela, un oratorio…”.

“Tenemos la obligación de transmitir a las nuevas generaciones todo lo bueno que envuelve a la música”

-¿Ha llegado a rechazar una propuesta muy interesante porque consideraba que no llegaba en un momento adecuado para su carrera artística?
“Esta no es una carrera cómoda y sencilla como para decir no muchas veces. Sobre todo, en estos tiempos pospandemia, en los que no se pueden rechazar demasiados proyectos. No obstante, tengo un precepto, que es el que prevalece a la hora de aceptar o descartar un proyecto, que incluso puede ser muy atrevido, porque me gusta ese tipo de retos: la única condición es que llegue a entender su razón de ser, para así poder transmitirla. Creo que ese es un buen argumento: saber qué vamos a hacer me permite intentar expresarlo ante el público de la mejor manera posible. Y puedo tener mis diferencias con los impulsores de esa propuesta, claro. Me gusta dialogar con el director de escena y que mis puntos de vista sean considerados como alternativas, nunca como imposiciones. Dicho esto, también las carreras se hacen con el no, ya lo decía Mario Del Monaco”.

-Su trayectoria le lleva a subirse a muchos y distantes escenarios. ¿Qué es lo mejor y qué no le gusta tanto de ese continuo viaje, en el espacio y en la música, en el que está inmerso?
“Lo mejor es el apoyo de toda la gente que hay tras ese itinerario: familia, amigos, compañeros… Hay mucho respaldo, lo cual me ayuda a mantener la ilusión. La vida de un artista es muy difícil de explicar y de entender, porque abandonas la rutina y el confort para aventurarte en un futuro incierto. Pero tú sigues adelante, en buena medida, gracias a todas esas personas. Luego, cuando las cosas salen bien, el aplauso del público o estos premios vienen a confirmar que estás actuando de la manera correcta. En cuanto a lo peor, ahora mismo siento una especie de rechazo o, peor quizás, una indiferencia en mi tierra, en lo relativo a las temporadas líricas, hacia mi carrera. Sí que es verdad que he tenido la oportunidad de reunirme con presidentes de Cabildo, consejeros de Cultura y alcaldes, pero hay algo o alguien que impide que las cosas se materialicen. Las respuestas que recibo son siempre positivas, pero al final no se concretan. Esa es la parte más amarga. No es que influya en mi carrera, pero sí que me afecta. Me siento, y lo digo con mucho orgullo, embajador cultural de mi tierra por derecho. Esta carrera la he construido yo, con mi esfuerzo, con mi estudio, con mi trabajo, con mi tesón, y llevo a Canarias por todo el mundo”.

-Si echamos un vistazo a su agenda, ¿cuáles son los proyectos musicales que va plasmar en los próximos meses?
“Hay uno muy interesante en Valladolid, la celebración de varios conciertos de zarzuela para conmemorar el 25º aniversario de la reapertura del Teatro Calderón; después me iré a Shanghái a hacer Madama Butterfly; en el Teatro Campoamor de Oviedo haré Radamés en Aida… Luego hay otros proyectos, pero por el momento no puedo desvelarlos [ríe]”.

-La captación de nuevos públicos es un aspecto esencial. ¿Cómo describiría a un joven que nunca ha acudido a un concierto o a una ópera el espectáculo que podrá contemplar?
“Es casi obligado transmitir a las nuevas generaciones todo lo bueno que envuelve a la música. Hay que ir al cine, hay que leer libros, hay que ir al teatro, a cualquier actividad cultural, porque están pensadas para ellos, para todos nosotros. Qué triste sería que no pudiéramos disfrutar con la cultura. Es cierto que hay espectáculos maravillosos y música contemporánea fabulosa, pero la lírica tiene una particularidad de la que otros géneros carecen: el sonido es real, sin amplificación. Vas a oír a una orquesta, por ejemplo, de 80 músicos, a un coro de otras tantas personas, y a unos solistas. Todo eso, unido a la acústica de la sala, genera unas emociones que pueden enganchar desde la primera vez que se experimentan. Es una sensación que no debemos dejar de descubrir”.

-¿Cuál es la mayor enseñanza, no solo musical, que ha recibido en su carrera?
“La más importante, en la vida y en la música, es que hay que luchar. Hay que intentar abrir puertas que están cerradas y, si no lo logras, volver a intentarlo. Se trata de levantarte cuando te caes y seguir adelante; es la constancia, es el trabajo, es la fuerza de la voluntad, es el empeño… Que luego tiene su recompensa. Siempre se aprende, sobre todo, de los errores, que son los que te van curtiendo. Es un compendio de muchas cosas, entre las que ocupa también un lugar muy importante el estar dispuesto siempre a continuar formándote. En suma, abrir la mente y no desfallecer. En ocasiones, lo más sencillo es rendirse, pero si lo haces, no logras nada”.

-Una pregunta que siempre nos hacemos. ¿Qué tiene Canarias para que de un territorio insular, relativamente pequeño, surja tanto talento musical y tantas grandes voces?
“Una cosa en la que solemos coincidir muchos artistas es que algo tiene que ver la situación geográfica del Archipiélago, el ser un puente entre continentes. Eso ha generado un proceso y un carácter de adaptación a las distintas culturas que nos llegan. Ahora con el avión todo es mucho más fácil, pero cuando el medio de transporte más habitual entre territorios lejanos entre sí era el barco, todo pasaba por Canarias. Eso nos hizo ver con ilusión la llegada de cualquier novedad artística. Incluso esa especie de síndrome de aislamiento que tenemos los isleños hace que, en muchos casos, las ansias de descubrir, de viajar, de conocer, nos abra la mente”.

-¿Qué rol no interpretado aún le gustaría encarnar?
“He tenido la oportunidad de debutar en muchos más papeles de los que yo mismo esperaba. Ahora necesito conformar nuevas expectativas de roles. Y analizarlos, lógicamente, desde las características que posee mi voz. He superado ya los 30 personajes. Algunos han ido quedándose en el tintero y me gustaría retomarlos para asumirlos desde otra perspectiva. De cualquier modo, aunque no tengo en mente el deseo de debutar con algún personaje en concreto, siempre estoy dispuesto a continuar investigando”.

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