La Eurocopa

Tenemos fútbol para rato, pero yo no veo grandes favoritos para ganar la Eurocopa. ¿Quizá Francia? Nunca acierto, pero la cosa puede estar entre Francia y Alemania, a no ser que haya algún gallo tapado por ahí. Cuando España perdió contra Suiza el primer partido de la fase de grupos del Mundial de Sudáfrica, yo escribí que nuestra Selección jamás ganaría un Mundial. Y ganó ese campeonato y escribió la página más gloriosa de su historia futbolística. Lo bueno del fútbol es lo imprevisible que se comporta este deporte, donde un equipo malo le puede trabar el partido a otro bueno. Al Real Madrid, que es el mejor del mundo, basta que se echen atrás los rivales para que le compliquen el juego y no dé una a derechas. Una vez vi cómo uno que llaman el Comandante Morales, que jugaba entonces en el Levante, le levantó, él solito, un partido al Real Madrid en el Bernabéu. También pierde el Madrid cuando en el palco está Pedro Sánchez. Menos mal que no va nunca, porque es del Barça, como es natural. Esa gente siempre es del Barça. Bueno, pues a mí el primer tiempo de España ante Croacia, ayer, me gustó. La segunda no existió, pero durante los 45 primeros minutos hizo un fútbol preciso y con tres ataques preciosos que valieron tres goles y tres puntos. Esto de la Eurocopa, para los que no tenemos nada que hacer, es un chute de adrenalina y una bendición celestial, porque nos entretiene, en vez de estar haciendo agujeros en la tela verde que cubre la valla de una obra en la calle. A los viejos, o nos dan obras o nos dan fútbol, pero yo prefiero el fútbol, porque no hay que salir de casa. A ver si nos llevamos una alegría, hombre.