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“No hay que buscar enemigos, sino trabajar en conjunto”

Los especialistas apuestan por reconducir el turismo desde el esfuerzo colectivo para mantener los beneficios que genera sin costes inaceptables para Canarias

El documentalista Felipe Ravina, la catedrática en Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Emma Pérez-Chacón, y el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Matías González, también fueron protagonistas ayer en el I Foro Internacional de Turismo organizado ayer por la Fundación DIARIO DE AVISOS y Canarias Ahora.

Ravina comenzó dejando claro que, respecto al futuro de Canarias, “no hay que buscar enemigos, sino trabajar en conjunto”, y expuso, “para dar un poco de perspectiva”, los datos de visitantes de países como Brasil o Argentina, o archipiélagos como el de Galápagos, todos con un número de turistas muy inferior al de Canarias. Con ello, quiso reivindicar que “el número se nos ha ido totalmente de las manos” y está afectando no solo a los espacios naturales, sino también “al modo de vida” de la gente. “Es un problema de número, porque este es un territorio limitado, con unos recursos limitados”. Expuso con cifras los daños medioambientales que sufre Canarias por la creciente presión sobre sus ecosistemas: “En los últimos 50 años, hemos perdido el 90% de nuestra biomasa”.

Especialmente, este experto advirtió sobre los millones de litros de aguas residuales que se vierten cada día sobre ecosistemas protegidos. “Todo eso, el turista lo ve cuando bucea y afecta al valor añadido; esos problemas de gestión pueden influir al turista, que viene buscando unas islas en buen estado”. Esas cifras de llegadas de visitantes, como se vio en el 20A, “crean un sentimiento de rechazo. El hartazgo es cada vez mayor, no por el turismo, sino por la falta de gestión”.

A esto se suman los atascos y el colapso de los espacios protegidos. “Disciplina”, dijo, recordando otra de las intervenciones y antes de citar el caso del proyecto Cuna del Alma: “No contempló hasta 10 especies protegidas en sus informes. Es responsabilidad del Gobierno parar proyectos que no cumplen la ley”. “Son muchos factores que influyen en el hartazgo” y “el fracaso” de las administraciones y de la industria es que “este paraíso ha dejado de serlo, gente que deja de sentirse orgullosa y empieza a sentir vergüenza”. Esto hizo que el 20A se sumase mucha gente a las protestas, a su juicio.

Por ello, Ravina considera imprescindible que no se aumenten las plazas turísticas, tampoco los residentes. Añadió que el principal reclamo al turista son nuestros espacios naturales, por lo que “lo mejor que le podría pasar al turismo y al residente es que nuestros espacios naturales se protejan”.

El valor añadido

Matías González comenzó su intervención lanzando una pregunta a los asistentes: “¿Estamos preparados para afrontar los retos de los que se ha hablado aquí?”. En su opinión, para empezar una mejora es necesaria una mayor coordinación entre departamentos dentro de la administración, y puso varios ejemplos sobre los distintos problemas que conlleva el reparto de competencias y que algunas consejerías trabajen de manera independiente a otras en cuestiones que atañen a ambas. “Hay demasiada inercia en los mecanismos de las administraciones, distintas competencias, hace falta colaboraciones interadministrativas”, señaló.

“El turismo es mucho más de lo que hacemos en nuestra empresa”, espetó González, antes de reflexionar: “Si es cierto que lo que importa es la experiencia para un turista, hay que aceptar, entonces, que la rentabilidad de esa empresa (hotel) no depende solo de lo que esa compañía hace dentro de sus instalaciones, sino también fuera (playas, restaurantes, montes, etc.). Por tanto, habrá que invertir más en la preservación y conservación de la naturaleza. Creo que hay un déficit en la necesidad de definir lo que es común en el turismo”, explicó, en referencia al uso de carreteras, hospitales, aceras, energía, recursos, etc. Por todo ello, prosiguió, “necesitamos reorientar esta industria, que nos da de comer y condiciona nuestras vidas en muchos sentidos, porque transforma también nuestros hábitats naturales y humanos”.

Sin embargo, señaló que la industria debe también “escuchar” a la sociedad canaria sobre cuánto quiere verse expuesta a la interacción con el turista. “Nos falta una comprensión de la naturaleza compleja de este fenómeno que es el turismo. Hay que gestionar mejor esas interacciones”.

Amenaza al litoral

La catedrática en Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Emma Pérez-Chacón centró su intervención en los daños causados al litoral de las Islas por la urbanización descontrolada y por la fragilidad del mismo.

La experta destacó que solo el 3% del territorio sigue siendo playa duna. “Esa zona es la que ha sido el oscuro objeto de deseo de la construcción. Además, no se han conservado ni protegido esas zonas” y las construcciones han acabado por “entorpecer la llegada de arena” a esas áreas arenosas de las islas. A la hora de desarrollar la industria turística y de urbanizar, no se han tenido en cuenta estos aspectos. “Hemos construido sobre la desembocadura de barrancos porque acaban en el litoral”, y puso como ejemplo Los Cristianos (Arona), donde, cuando llueve en abundancia, se producen inundaciones porque es el cauce del barranco.

“Ocupamos el litoral con fondo de barranco, se colmata ese barranco y se pasa al siguiente. Eso provoca importantes alteraciones en la dinámica”, detalló. Y eso, añadió, afecta también a las construcciones, que muestran problemas con el tiempo, añadió la catedrática.
“Es como el cuadro de Saturno devorando a sus hijos”, expuso Pérez-Chacón. “Todo esto nos dice que nuestra manera de relacionarnos con el litoral debe ser revisada”.

La catedrática explicó que el 12% de la franja costera canaria está deteriorada, según un informe de Greenpeace. Además, y según un análisis de la ULPGC que se publicará próximamente, los datos son aún peores. “Nos salen cifras en Tenerife del 21% y en Gran Canaria, del 20%. Si nos centramos en la franja más cercana a la costa, en Gran Canaria el porcentaje es del 30%”, indicó.

La consecuencia es “un litoral artificializado, alterado”. Si esto se examina junto a las zonas de vertidos residuales, se ve “una intensa relación”.
A esto hay que añadir la subida del nivel del mar por el cambio climático, por lo que la experta advirtió: “No les quiero asustar, pero les recomiendo ver el proyecto de Grafcan donde se pueden ver las zonas inundables de Canarias en un futuro por la subida del nivel del mar. Buena parte de ellas son turísticas”.

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