La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a un total de 38 años de cárcel a dos jóvenes que entraron en por dos veces a donde vivía una vecina de La Orotava para robarle y a la que causaron graves lesiones, y deberán indemnizar a su víctima con 159.00 euros.
Además, a las acusadas se les imponen otras penas accesorias como el pago de una multa de 360 euros y mantenerse a alejada de la víctima durante diez años, tras salir de prisión.
Una de ellas deberá cumplir casi dos años por haber agredido a un guardia civil cuando la detuvieron, al que deberá pagarle 150 euros.
La sala las considera autoras de dos delitos de robo con violencia en casa habitada, trato degradante, lesiones con el agravante de ensañamiento, abuso de superioridad y aprovechamiento de las circunstancias. Una de ellas es reincidente en atentar contra la autoridad.
La Audiencia da por probado que sobre las 17:00 horas del 29 de marzo de 2023, las dos procesadas se pusieron de acuerdo y acudieron a un cuarto de aperos en el que residía la víctima, alejado del núcleo urbano y de otras viviendas, en estado de abandono, rodeado por un muro que era necesario saltar.
Una vez dentro, con el ánimo de atentar contra la integridad física de la víctima y empleando superioridad numérica y corpulencia física, de forma alterna le propinaron múltiples patadas en la cara, cuerpo, tirones de pelo, la cogieron del cuello y dieron puñetazos.
También la arrastraron por el suelo y se llevaron su móvil para abandonar el lugar tras causarle lesiones en el rostro y cuerpo.
Al día siguiente, volvieron al cuarto de aperos y aprovechando que la denunciante estaba dormida, accedieron a su interior y de nuevo le propinaron múltiples patadas, numerosos cortes y puñetazos en el rostro, la cabeza y el tronco, le arrancaron mechones de pelo y golpearon en la cara con las patas de una mesa de noche.
En esa ocasión y con el fin de atentar contra su integridad moral y vejarla gravemente, le introdujeron un puñado de tierra en la boca haciéndosela tragar y a continuación una de ellas le clavó varias veces una cuchara en el ojo perdiendo la vista.
En esta ocasión volvieron a llevarse otro teléfono móvil, varias tarjetas y una cartera propiedad de la víctima, tras haberla tenido retenida durante dos horas.
Como consecuencia de la agresión sufrió lesiones graves que tardaron en curarse 117 días, cinco de ellos ingresada en un hospital y desde entonces se ha visto impedida para llevar a cabo una vida normal pese a que ha sido operada en tres ocasiones del ojo y sufre estrés postraumático, crisis de ansiedad e insomnio severo.
Aquel 30 de octubre después de que se denunciaran los hechos, las jóvenes fueron detenidas y mientras eran trasladadas al cuartel de la guardia civil una de ellas arremetió contra un agente a quien dio golpes, puñetazos, patadas y a uno de ellos lo golpeó con una lata de refresco en la frente.
Las acusadas basaron su defensa en que acudieron al cuarto de aperos porque la víctima les había robado, pidieron perdón al asumir las lesiones que habían causado. Una de ellas aseguró que sufría brotes psicóticos en los que perdía la capacidad de razonar.