La Audiencia de Las Palmas condenó ayer a cuatro años de cárcel al hombre que mató a su bebé de tres meses de un fuerte zarandeo, después de que un Jurado lo haya declarado culpable de un homicidio imprudente, al considerar que no fue consciente de la consecuencia de sus actos.
Tras escuchar el veredicto, el magistrado que presidió el juicio celebrado esta semana, Miguel Ángel Parramón, dictó la condena de viva voz, en vista de que tanto el Ministerio Fiscal como las defensas estaban conformes con que el procesado recibiera la mayor pena que prevé la ley para un delito de homicidio imprudente.
Juan Francisco L. S., de 36 años, había llegado al juicio procesado con cargos de asesinato, por los que la Fiscalía había solicitado inicialmente la prisión permanente revisable, aunque, al término de la vista oral, la acusación pública dejó abierta la puerta a una calificación alternativa de homicidio imprudente.
La propia fiscal del caso adelantó entonces que, si el jurado entendía que los hechos habían sucedido por una imprudencia grave, no de forma dolosa, pediría para el procesado cuatro años de cárcel, que fue la condena que se le impuso finalmente por estos tristes hechos.
La Fiscalía demandaba en principio la condena más severa prevista en España, la prisión permanente, porque sostenía que había matado voluntariamente a la menor agitándola con fuerza. Además, mantuvo casi hasta el final que le había suministrado cocaína y alcohol con el chupete para que se durmiera. Sin embargo, los médicos forenses precisaron ante el jurado que no había pruebas para afirmarlo y la fiscal lo retiró de sus cargos.
En el juicio compareció la madre de la menor, Brenda J. R. B., de 25 años, como acusada de un delito de abandono de familia. La sentencia le impone a ella y al padre sendas multas de 1.980 euros por la evidente desatención que presentaba la bebé.
El magistrado recalcó que la pena dictada contra Juan Francisco L. S. se corresponde con la gravedad de los hechos que el jurado ha considerado probados. Su sentencia es firme puesto que todas las partes han anunciado que no la recurrirán.
La causa de la muerte es consecuencia del zarandeo violento que sufrió la pequeña, que le provocó una hemorragia craneal y un edema pulmonar, hecho que fue probado de forma unánime por el jurado, que se pronunció en contra de que el padre de la niña reciba el beneficio de un indulto o la suspensión de la pena.