tribuna

Feminismo para todos los públicos

Los humoristas han descatalogado un viejo chiste que reproducía el supuesto diálogo entre un mexicano y un español. El primero, fiel al estereotipo, decía “pues en México todos somos muy machos”, y replicaba el otro: “Pues en España somos mitad hombres y mitad mujeres… y lo pasamos estupendamente”. Sirva el chascarrillo para acercarme al sábado, que es el Día de la Mujer, que este año se presenta como Día Internacional de las Mujeres 2025 – Para las mujeres y niñas en toda su diversidad: Derechos, igualdad y empoderamiento. El precedente más directo de la efeméride se remonta a 1911 cuando se celebró en Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que alcanzó mayor resonancia a consecuencia del incendio, una semana después, de una fábrica de camisas en Nueva York, EE.UU., que pudo ser intencionado, en el que murieron 129 mujeres. El color morado, distintivo del movimiento, es, dicen, el de las telas en las que trabajaban. Se non è vero, è ben trovato. Antes se sentarme a escribir, he entrado en el bosque de la diversidad de los grupos feministas para tratar de aprender, pero, para no volverme tarumba, he optado por el binomio esencial, el feminismo como lo define la RAE: “Principio de igualdad de derechos de la mujer y del hombre / Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Para la piel fina que gastamos en estos tiempos, alguien verá un sesgo de exaltación binaria, por lo que mereceré una severa reprobación, pero me sirve para centrar el asunto. En la intrincada panoplia de feminismos he encontrado, entre otras, las siguientes variedades: liberal, radical, socialista, ecofeminista, cultural y de la diferencia, de la igualdad, negro, feminismocomunitario, transfeminismo y un montón más, que no me han aclarado demasiado. Tampoco acabo de entender por qué algunas mujeres se empeñan en vincular el feminismo con los problemas de los colectivos queer, que ya tienen su plataforma reivindicativa y su día, y, en vez de hacer una explicación clara y sencilla de sus posiciones y denuncias, parece que compiten entre ellas para oscurecer el debate. El feminismo que entiende todo el mundo, digámoslo en román paladino, es el que han mantenido durante décadas las mujeres de los partidos de izquierda, y que hoy, entre sus reivindicaciones, además de la igualdad y no discriminación con los hombres, luchan contra la violencia de género, por la abolición de la prostitución, contra el acceso de menores a la pornografía, contra la gestación subrogada porque es una forma de explotación de la mujer y rechazan el concepto de autodeterminación de género que propugnan algunas corrientes radicales estrafalarias, que niegan la evidencia y datos palmarios de la anatomía, fisiología y psique humanas, distorsionando el mensaje nuclear del feminismo, que es la lucha histórica de las mujeres por la igualdad. En los años de democracia, se ha avanzado considerablemente, pero queda tarea por delante. En el ámbito profesional e institucional, ya es habitual ver a mujeres en los puestos de máxima responsabilidad y, sin ninguna prisa, tendremos en la actual Princesa de Asturias la primera jefa del Estado. Por el contrario, en el mundo de los negocios sobran dedos en una mano para contar las mujeres que presiden empresas del IBEX-35. En los consejos de administración, el porcentaje es muy superior, aunque aún no llega al 40 por ciento, a pesar de que lo establece la ley. Espero que algún día no sea necesario dedicar una fecha en el calendario para reivindicar los derechos de las mujeres y su relación de igualdad con los hombres, pero hoy, desgraciadamente, sí lo es. Baste, como botón de muestra, señalar que, con idéntico trabajo y responsabilidad, las mujeres cobran en España alrededor de un 20% menos que los hombres. Todavía es necesario mantener políticas de discriminación positiva y, muy importante, que quienes teorizan sobre estas materias propongan un feminismo razonable y didáctico que ayude a superar el pandemonio actual. Según el CIS, el 52% de los jóvenes de 16 a 24 años piensa que “se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad que ahora se discrimina a los hombres”. El feminismo no alcanzará su objetivo mientras las feministas sigan discutiendo en una jerga inextricable si la discriminación la produce el capitalismo, el patriarcado, determinadas superestructuras o los “señoros” babosos y no hagan de verdad una divulgación comprensible, al alcance de todos los públicos.

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