Canarias lleva décadas operando bajo un modelo económico basado en la dependencia: del turismo, de las subvenciones y de un sector público sobredimensionado. Este modelo ha garantizado cierta estabilidad, sí, pero también ha generado una cultura de conformismo, escaso dinamismo empresarial y baja capacidad para generar riqueza neta.
Es momento de plantear un cambio valiente: probar los principios del pensamiento libertario aplicados al sector más transformador de todos: el exportador.
El libertarismo no es desregulación sin control. Es una apuesta por la libertad individual, la propiedad privada, la competencia sana y el acuerdo libre entre las partes, pero con reglas claras. Y Canarias, con su posición geoestratégica única, podría ser el laboratorio perfecto para demostrar que más libertad puede traducirse en más prosperidad.
Un modelo libertario para el sector exportador Demos al ecosistema exportador de Canarias un marco nuevo, orientado al crecimiento acelerado y sostenible. Estas son algunas medidas concretas que podrían marcar la diferencia: Silencio administrativo positivo para proyectos exportadores: Cualquier solicitud de licencia o autorización relacionada con una actividad claramente exportadora debe considerarse aprobada automáticamente si no hay respuesta en plazo. Ya no más años de espera sin respuesta.
Vía exprés de tramitación: Establecer por ley que ningún proyecto exportador de alto impacto podrá demorarse más de seis meses en resolverse. Plazos cerrados, trazabilidad, responsables claros.
Marco laboral específico y flexible: Crear una regulación especial para empresas que acrediten gran capacidad exportadora, que permita estructuras salariales más competitivas, mayor flexibilidad organizativa y estímulos fiscales ligados a creación de empleo productivo.
Fiscalidad pro-crecimiento: Reducción de cargas administrativas y de impuestos indirectos para las operaciones netamente exportadoras. Recompensar al que saca valor al mundo desde Canarias, no al que solo sobrevive.
Menos tutela, más impulso
Actualmente, el exceso de empleo público y la hipertrofia burocrática están frenando iniciativas de alto valor. Lo vemos a diario: funcionarios que bloquean proyectos por interpretación excesiva de la norma; procedimientos interminables; falta de incentivos al sí.
Reducir el tamaño del aparato administrativo en áreas no esenciales y reorientar los recursos hacia la agilidad de gestión pública es clave. No se trata de recortar por recortar, sino de redefinir el rol de lo público como facilitador y no como juez.
La administración debe dejar de competir con el tejido productivo y pasar a facilitar su crecimiento. Cuando un técnico demora por años una licencia estratégica, no está siendo prudente: está destruyendo empleo futuro.
Del clientelismo a la cooperación productiva
En una economía subvencionada, las relaciones se establecen verticalmente: quién reparte y quién recibe. En una economía libertaria, las relaciones son horizontales: quien crea, quien contrata, quien vende, quien ayuda.
Acabar con el clientelismo político permitiría a muchos canarios reenfocar su energía: de pedir a ofrecer, de esperar a crear, de depender a contribuir.
Cuando la ciudadanía se sabe libre, asume más responsabilidad, y florecen formas espontáneas de cooperación: empresas que se ayudan, redes solidarias, inversión cruzada, mentoría entre emprendedores.
¿Por qué no empezar por donde hay más potencial?
El sector exportador es el mejor candidato para liderar esta transición. Ya compite a nivel global, ya genera empleo cualificado, ya opera con lógica de eficiencia.
Probar este modelo no es arriesgado. Lo arriesgado es seguir perdiendo oportunidades por miedo a soltar el control.
Canarias necesita menos tutelas, menos obstáculos y más libertad para emprender, invertir y crecer.
Es hora de demostrar que cuando dejamos a los canarios trabajar en libertad, no solo prosperan ellos. Prosperamos todos.
Jonathan Perez Padrón.
Chief Executive Officer Hidramar Group | Impulsando Canarias desde la reindustrialización y la exportación como motores de generación de riqueza neta.
