En una jugada audaz que sólo podría encontrarse en el mundo deslumbrante de la política de Canarias, la alcaldesa de Mogán, Olania Bueno, ha decidido que impondrá una tasa por pernoctación turística a partir de 2025. Ah, el dramatismo: una medida que desafía abiertamente la postura de su propio partido, Coalición Canaria, que ha mostrado su desacuerdo votando en contra de esta propuesta en múltiples ocasiones. Qué rebelde, ¿no?
Mientras tanto, en Mogán, un municipio de Canarias que terminó el año 2023 con la nada despreciable cifra de 4,65 millones de pernoctaciones turísticas, según el Instituto Nacional de Estadística, la alcaldesa proyecta recaudar unos 2,5 millones de euros anuales con esta nueva tasa. Por supuesto, este dinero, en un giro absolutamente inesperado, se destinará a mejorar las zonas turísticas.
Pero, agárrense, porque la señora Bueno no se detiene ahí. Ella argumenta que los turistas son tan resilientes que ni se inmutan ante este tipo de tasas, que, por cierto, ya existen en unos 130 países. Según ella, «los turistas europeos tienen ya en su cabeza metido que hay que pagar». Claro, porque a todos nos encanta pagar más, especialmente en vacaciones.
La alcaldesa de Granadilla de Abona y su famoso plantón que deja en evidencia la política de Canarias
Ahora, veamos el caso de la alcaldesa de Granadilla, Jennifer Miranda (PSOE), quien en un acto de rebeldía política, decide no asistir a una reunión sobre los proyectos turísticos de ‘Cuna del Alma’ y La Tejita. Su motivo: no quiere ser parte de lo que ella considera una operación de «maquillaje político» para desviar la atención del Gobierno. ¡Vaya!, parece que tenemos una moda de alcaldesas que no temen desafiar la autoridad superior.
Miranda, no solo se opone a la construcción de un nuevo hotel, sino que además aboga por comprar la parcela para renaturalizarla y vincularla al espacio protegido de la Montaña Roja. Una propuesta audaz, aunque la ironía de la situación radica en que el hotel ya cuenta con todas las licencias necesarias para su construcción. Es como decir que estás en contra del pastel, pero llegas justo a tiempo para servirte una porción.
Y cómo olvidar la encantadora respuesta de la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, quien criticó a Miranda llamándola «niña malcriada». Qué nivel de discusión política, ¿verdad? Claramente, el drama político canario podría rivalizar con cualquier telenovela.
Por su parte, Fernando Clavijo, presidente de Canarias, decide no quedarse atrás en este festival de sarcasmos. Desmiente la existencia de un expediente para comprar la parcela de La Tejita y cuestiona, con una pizca de sorna, por qué la alcaldesa no culpa también al Gobierno de la nación o incluso a la ONU.
En fin, entre tasas turísticas y controversias de construcción, lo que no falta en Canarias es entretenimiento político. Las alcaldesas de Mogán y Granadilla demuestran que, en la política canaria, los ideales y la jerarquía están a menudo en una lucha constante, y parece que a nuestros líderes locales les encanta estar en el centro del drama en Canarias. ¡Pero no se preocupen, queridos turistas y ciudadanos, seguramente todo este espectáculo está incluido en el precio de sus próximas vacaciones o impuestos locales!