Un grupo de arqueólogos bajo las frías aguas de la bahía de Aarhus, en Dinamarca, un grupo de arqueólogos ha descubierto un asentamiento costero de la Edad de Piedra sumergido durante 8.500 años. Este hallazgo se ha convertido en una ventana única al pasado remoto, permitiendo reconstruir la vida de las comunidades mesolíticas que habitaban la región antes de que el aumento del nivel del mar sepultara sus hogares bajo las aguas.
Este proyecto forma parte de una ambiciosa iniciativa internacional de seis años, financiada por la Unión Europea, cuyo objetivo es cartografiar paisajes sumergidos en el Mar del Norte y el Báltico. Universidades e institutos de Dinamarca, Reino Unido y Alemania participan en la investigación, que combina arqueología subacuática, modelado avanzado e inteligencia artificial. Para los arqueólogos, el reto no es solo excavar bajo el agua, sino también interpretar cómo vivieron y se adaptaron las sociedades prehistóricas a un entorno cambiante.
Arqueólogos ante una cápsula del tiempo en Aarhus
El arqueólogo subacuático Peter Moe Astrup, al frente del equipo del Museo Moesgaard, explicó que este asentamiento se encontraba en una antigua línea costera y que su hallazgo supone una oportunidad excepcional para entender cómo era la vida junto al mar en plena Edad de Piedra. Hace 8.500 años, los glaciares derretidos elevaron el nivel del mar en casi dos metros por siglo, obligando a los habitantes a replegarse hacia el interior. Sin embargo, parte de sus aldeas quedaron sumergidas y, paradójicamente, conservadas en perfectas condiciones.
Durante las primeras inmersiones, los arqueólogos hallaron huesos de animales, herramientas de piedra, puntas de flecha y hasta un diente de foca. Incluso encontraron trozos de madera tallada y avellanos en estado de conservación sorprendente, gracias al entorno sin oxígeno del lecho marino.
“Es como una cápsula del tiempo”, señaló Astrup. “Cuando subió el nivel del mar, todo quedó sellado bajo el agua y el tiempo simplemente se detuvo”.
Los investigadores utilizan un sistema de aspiradora subacuática para recuperar sedimentos y materiales que luego se analizarán en laboratorio. El equipo espera encontrar arpones, anzuelos y pruebas de estructuras pesqueras que revelen cómo obtenían alimento en estas comunidades costeras. Para los arqueólogos, cada fragmento rescatado del fondo marino es clave para reconstruir la historia de la adaptación humana al cambio ambiental.

Arqueólogos y el espejo del pasado ante el cambio climático
El descubrimiento en Aarhus no es aislado. Los arqueólogos trabajan también en otras zonas del Mar del Norte, donde existió Doggerland, un puente terrestre que unía Gran Bretaña con Europa continental y que hoy yace bajo las aguas. Estos trabajos buscan responder a preguntas sobre la rapidez del ascenso del mar y el impacto que tuvo en las comunidades mesolíticas.
Para ello, los investigadores estudian incluso los anillos de árboles fosilizados, que permiten fechar con precisión cuándo desaparecieron los bosques costeros bajo el agua. Los arqueólogos creen que este tipo de análisis puede servir de referencia para entender cómo los humanos actuales afrontan el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático.
Astrup lo resume así: “Es difícil responder exactamente qué significó para la gente, pero claramente tuvo un impacto enorme porque transformó por completo el paisaje”.
Los arqueólogos consideran que estas evidencias del pasado pueden ofrecer valiosas lecciones para las sociedades modernas, enfrentadas nuevamente a costas en retroceso y territorios perdidos ante el avance del océano.
Los descubrimientos en Aarhus refuerzan la importancia de la arqueología subacuática como disciplina capaz de conectar los desafíos del presente con los del pasado. Lo que para los antiguos habitantes fue una tragedia climática, para los arqueólogos de hoy se ha convertido en un legado preservado durante milenios, listo para revelar secretos sobre resiliencia, adaptación y supervivencia humana.