Un hallazgo inesperado por un grupo de científicos en aguas profundas frente a la costa de Hawái dejó a los científicos momentáneamente sin palabras. Durante una expedición en 2025, un equipo de Ocean Exploration Trust descubrió en el lecho marino del Pacífico una formación natural que parecía un “camino de baldosas amarillas”.
La imagen, que rápidamente se volvió viral en redes sociales por sus similitudes con escenas de El Mago de Oz, corresponde a una estructura geológica formada hace millones de años. Según los científicos a bordo del buque E/V Nautilus, lo que parecía un camino artificial serpenteando por el monte submarino Nootka, en el Monumento Nacional Marino Papahānaumokuākea, no es más que hialoclastita: una roca volcánica frágil que se forma cuando la lava entra en contacto con el agua.
El proceso detrás de este fenómeno es puramente natural. Los científicos explican que la hialoclastita, sometida a repetidos ciclos de calentamiento y enfriamiento, se fractura en secciones geométricamente ordenadas, dando la apariencia de baldosas cuidadosamente colocadas.
“Este no es el camino a la Atlántida”, bromeó uno de los científicos durante la transmisión en vivo de la inmersión. “Pero sigue siendo diferente a todo lo que esperábamos encontrar a esta profundidad”.
Las imágenes, difundidas bajo el océano a través de Nautilus Live, muestran con claridad la sorprendente alineación de los bloques, que engañan fácilmente al ojo humano. La Dra. Nicole Raineault, científica jefe de la misión, subrayó que se trata de un “ejemplo clásico de cómo la geología puede crear ilusiones ópticas”.
Científicos estudian el pasado volcánico del Pacífico
La expedición, bautizada con el nombre Luʻuaeaahikiikekumu, se centró en explorar la dorsal de Liliʻuokalani, una cadena de volcanes submarinos poco investigada en el Pacífico central. Allí, los científicos confirmaron que el monte submarino Nootka tiene una edad aproximada de 50 millones de años, moldeado por la actividad tectónica y volcánica.
Además de la curiosa formación, los científicos recogieron muestras de costras de ferromanganeso, ricas en cobalto y telurio, dos materiales considerados estratégicos en la investigación sobre minería submarina y transición energética. Estas costras, explican los expertos, también son clave para comprender cómo el océano almacena carbono y metales traza.
El hallazgo no solo refuerza la importancia geológica de la región, sino que también podría ofrecer pistas sobre un enigma mayor: la bifurcación en la cadena de montes submarinos, que podría revelar movimientos hasta ahora desconocidos de la placa del Pacífico.
Científicos y la misión del Nautilus
El buque E/V Nautilus, de 64 metros de eslora, está equipado con cámaras de alta definición, brazos robóticos y sonar multihaz. Gracias a esta tecnología, los científicos no solo lograron documentar la formación en video, sino también realizar un mapa detallado del terreno submarino.
La misión recogió muestras minerales, pero también permitió registrar organismos peculiares. Entre ellos, el apodado “headless chicken monster”, un pepino de mar abisal del género Enypniastes, famoso por su aspecto fantasmal y translúcido. Aunque su apodo provoque sonrisas, los científicos destacan que estos animales son indicadores clave de la salud de los ecosistemas de las profundidades.
Desde 2009, Nautilus Live ha abierto las puertas de la exploración marina al público, retransmitiendo en tiempo real cada hallazgo y permitiendo que estudiantes, docentes e incluso artistas participen en las misiones. En esta ocasión, miles de personas siguieron en directo cómo los científicos descubrían el misterioso “camino” bajo el mar.
Más allá de la anécdota visual, el hallazgo representa un recordatorio de la complejidad de la geología submarina y de cómo procesos naturales pueden generar estructuras que parecen diseñadas por el ser humano. Los científicos insisten en que estas formaciones son fruto de millones de años de interacción entre lava, agua y tectónica.
La misión en Hawái no solo enriqueció el catálogo geológico de los científicos, sino que también reforzó la idea de que los océanos aún esconden secretos capaces de sorprender al mundo. Mientras tanto, las muestras recogidas siguen siendo analizadas en laboratorio, con la esperanza de aportar nuevas claves sobre la evolución volcánica del Pacífico y los recursos minerales que alberga el fondo marino.