En los confines del espacio, una joya celestial ha captado la atención de la comunidad científica internacional: TOI-1853b, un exoplaneta que desafía las nociones convencionales sobre la formación y evolución planetaria. Este exoplaneta, cuyo descubrimiento ha sido liderado por un equipo de científicos de la Universidad de Roma Tor Vergata y el Istituto Nazionale di Astrofisica, INAF, ha dejado perplejos a los investigadores desde su primera detección en 2020 por el satélite TESS de la NASA.
Este exoplaneta, bautizado como TOI-1853b, presenta una característica extraordinaria: su órbita excepcionalmente rápida alrededor de su estrella. Mientras que la Tierra tarda un año en completar una revolución alrededor del Sol, TOI-1853b realiza este mismo recorrido en tan solo 30 horas. Esta singularidad ha llevado a los científicos a denominarlo como un planeta «neptuniano», debido a su tamaño, comparado con el radio de Neptuno, y a su masa, que supera a la de Neptuno en cuatro veces.
Ubicado a 545 años luz de distancia en la constelación de Bootes, TOI-1853b ha sido objeto de un análisis minucioso a través del espectrografo HARPS-N, instalado en el telescopio italiano Telescopio Nazionale Galileo (TNG), situado en el Observatorio del Roque de Los Muchachos. Este estudio profundo ha revelado propiedades físicas que desafían las teorías convencionales sobre cómo los planetas se forman y evolucionan en el universo.
Lo más asombroso es su densidad récord entre los exoplanetas neptunianos conocidos, siendo el doble de la densidad de la Tierra. Este exoplaneta ha desconcertado a los científicos, ya que su ubicación se encuentra en lo que los investigadores llaman el «desierto neptuniano», una región cercana a la estrella donde no debería haber planetas del tamaño de Neptuno debido a la intensa irradiación estelar. Según las teorías tradicionales, no se esperaba encontrar un planeta como TOI-1853b tan cerca de su estrella.
Los científicos han propuesto dos escenarios posibles para la formación de TOI-1853b. En uno de ellos, su origen podría estar relacionado con colisiones entre protoplanetas masivos en el proceso de formación del sistema planetario. Estas colisiones podrían haber eliminado gran parte de su atmósfera, dejando expuesto un núcleo sólido. Como alternativa, el exoplaneta pudo haber comenzado como un gigante gaseoso, similar a Júpiter, y luego su órbita elíptica se habría estabilizado a medida que interactuaba gravitatoriamente con otros planetas y su estrella.
En cuanto a su composición, los científicos también exploran dos posibilidades. Se cree que TOI-1853b podría ser mayoritariamente rocoso, rodeado por una tenue atmósfera gaseosa de hidrógeno y helio. Sin embargo, otra hipótesis intrigante sugiere que podría estar compuesto en parte por roca y en parte por hielo de agua. A pesar de su elevada temperatura de aproximadamente 1200 grados centígrados, el exoplaneta podría albergar una atmósfera rica en vapor de agua.
Este descubrimiento no solo enriquece nuestra comprensión de los sistemas planetarios, sino que también destaca la importancia de tecnologías avanzadas, como el espectrografo HARPS-N, en la exploración del cosmos. A medida que avanzamos en nuestro entendimiento del universo, TOI-1853b se convierte en una piedra angular en la edificación de nuestro conocimiento sobre la diversidad y complejidad de los mundos más allá de nuestro sistema solar.