La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a una multa de 2.250 euros a un policía nacional por acabar en diciembre de 2018 con la vida de un atracador de un establecimiento de la ‘Milla de Oro’ de la capital al tratar de realizar un disparo intimidatorio y pensar que su arma reglamentaria estaba cargada con un cartucho de fogueo.
En la sentencia, se pena a David V.H. como autor de un delito de homicidio por imprudencia menos grave, con la concurrencia de la atenuante simple de confesión, a la pena de cinco meses de multa, con una cuota diaria de 15 euros (2.250 euros) y con una responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias insatisfechas.
En el juicio, el fiscal solicitó dos años y seis meses de prisión por un delito de homicidio por imprudencia grave. También reclamó a la Administración General del Estado el pago de 103.000 euros en concepto de responsabilidad civil subsidiaria para los familiares del fallecido.
Los hechos se produjeron sobre las 5.00 horas del 21 diciembre de 2018 cuando el agente acudió junto con un compañero a un local donde fueron advertidos de que se estaba cometiendo un delito de robo con violencia.
Cuando ambos se dirigían al lugar de los hechos a bordo de un furgón policial, el acusado sacó del bolsillo de su pantalón dos cartuchos “pensando que mete primero el cartucho de posta y luego el de salva que es el que se utiliza con fines intimidatorios y que es de fogueo”, es decir, en orden inverso a la salida del arma.
Al llegar al establecimiento J. V. L. observó un vehículo Volkswagen Golf que circulaba con una puerta abierta y a escasa velocidad y que tuvo que ser esquivado por el furgón policial. Su acompañante, casi al mismo tiempo, se percató de que otro vehículo aceleraba y les esquivaba.
Intención intimidatoria
Tras dar media vuelta al furgón policial para seguir a ambos vehículos el acusado se apeó con su arma cargada y descubrió que había una persona en el suelo detrás del Golf, que resultó ser un atracador, y que posteriormente se subió al coche.
Al estar convencido de que había cargado “correctamente” el arma y con intención de intimidar, el acusado disparó su escopeta “dirigiendo el disparo hacia el vehículo Golf” al pensar que actuaba con munición de fogueo.
J. V. L. notó el retroceso del arma y que la luna trasera del vehículo había estallado, “momento en el que se da cuenta de que había cargado mal el arma, invirtiendo el orden de las municiones, disparando por equivocación el cartucho de posta”.
El disparo acertó en la persona de J. M. R. G., “que logró huir en el vehículo indicado al que siguieron los indicativos que había en la zona, perdiéndolo de vista”. El atracador falleció a consecuencia del disparo que le causó 9 orificios de entrada de proyectiles en la parte posterior del cuerpo y solo uno de salida.