Ya van casi dos semanas después de que el volcán del parque natural de Cumbre Vieja alterase por completo la vida en la isla de La Palma, los vecinos de la isla continúan con el alma en vilo ante el avance imparable de la lava y la actividad incesante de la montaña. Sumidos en la incertidumbre, siguen conteniendo el aliento después de que en la madrugada de este viernes se abrieran dos nuevos centros de emisión en uno de los flancos del cono, que se unen a los dos ya existentes y que han dado lugar a otra colada más.
Las dos bocas recién formadas en el volcán, que surgían de manera inesperada a las 2.30 horas de la mañana, están separadas entre ellas unos 15 metros y se encuentran 600 por debajo del cono principal en dirección noroeste. Esta ubicación ha provocado que la nueva colada circula separada unos 450 metros de la primigenia -la que ha conseguido alcanzar el mar-, aunque busca unirse a ella, según el Comité Director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (PEVOLCA).
Desde el inicio de la erupción del volcán en La Palma, la lava emitida por el volcán ha cubierto 709 hectáreas, entre las que se incluye el terreno que ha ganado al caer al mar, y ha afectado a más de 1.005 edificaciones, de las que unas 870 han sido destruidas.