Las heces son todos los sobrantes que desechamos después de haber absorbido los nutrientes de los alimentos que hemos ingerido diariamente. Por lo tanto su forma y su consistencia va a depender mucho de nuestra alimentación y estilo de vida de una manera que desconoces.
Muchos científicos han creado una escala con la que podemos clasificar los distintos tipos de heces y determinar si podemos tener algún tipo de problema de salud. Esta se llama ‘Escala de Bristol‘. Fue desarrollada por Heaton y Lewis en la universidad de Bristol y en ella se clasifican las heces según su consistencia y su forma.
Tipo 1. Separadas, duras y pequeñas. ¡Ojo! Este tipo de heces revela claramente que sufres estreñimiento. Trocitos separados, poco hidratados están indicando que tu dieta es muy baja en fibra y que seguramente bebes poca agua. Para solucionarlo debes beber más agua y añadir a tu alimentación más frutas, verduras y hortalizas.
Tipo 2. Con forma alargada y llena de bultos. Este tipo de heces puede indicar también que no bebes suficiente agua y, que si no corriges la situación, posiblemente acabes sufriendo estreñimiento. Es recomendable beber más agua.
Tipo 3. Alargada con grietas en la superficie. Esta forma indica más normalidad. Todo va bien pero aún puedes optar a conseguir un tipo mejor de heces.
Tipo 4. Alargada, lisa y blanda. Has dado en el clavo con tu alimentación y con la hidratación diaria. Son las «cacas perfectas»: deposiciones fáciles con una forma alargada y blanda.
Tipo 5. Blandas y con trozos separados o con bordes definidos. Este tipo de heces, algo más blanda, separada pero todavía con bordes definidos puede indicar que la comida no se ha digerido bien del todo. Puede producirse cuando hemos vivido atracones de comida.
Tipo 6. Heces blandas y con trozos separados y bordes pegados. Los trozos de heces acuosos y con consistencia pastosa indican que sufrimos diarrea. Así que el consejo es permanecer alerta porque algo ha pasado en tu cuerpo. Es recomendable consultar a un profesional.
Tipo 7. Heces acuosas, sin forma y continuas. Es diarrea. Esta situación exige el máximo cuidado porque puede derivar en deshidratación. Además, no se está absorbiendo ningún tipo de nutrientes. Es aconsejable visitar al médico, que aconsejará una alimentación astringente. En estos casos, además no sirve beber agua, sino consumir sueros orales, que tienen la concentración de electrolitos adecuada para una correcta hidratación.
El color de las heces
Además de fijarnos en su consistencia podemos atender al color de las heces, que nos hablará de su composición. En muchos casos una coloración fuera de lo habitual (lo normal es que sea marrón) puede deberse a los pigmentos que contienen los alimentos. Pero es cierto que también merece la pena atender a esta cuestión porque un color diferente puede estar indicando que algo no va de todo bien.
Marrón: Es el color ideal de las heces. Todo va bien.
Verde: La comida ha pasado volando por tu intestino.
Amarilla: Puede existir un problema con la excreción de bilis, ser celíaco o sufrir hepatitis.
Roja: se produce por sangrado en el intestino grueso. Acude al médico.
Negra: puede estar causada por un exceso de hierro (personas que toman suplementación) o presencia de sangre procedente del duodeno, intestino delgado o del tubo digestivo. También te recomiendo que acudas a tu médico.
Blanca: puede deberse a la falta de bilis o a una mala absorción de grasas.