Entre los densos bosques tropicales de México con pirámides Mayas ocultas, en el centro de Campeche, los arqueólogos han identificado pirámides y un centro ceremonial, así como una estructura subterránea debajo de un juego de pelota construido por los antiguos mayas. Estas pirámides, localizadas en la Reserva de la Biosfera Balam Kú, han arrojado nueva luz sobre la civilización maya en una región que había sido menos explorada.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México lideró estos trabajos arqueológicos, cubriendo aproximadamente 54 millas cuadradas de terreno accidentado.
La tecnología de teledetección láser LiDAR fue crucial para el descubrimiento de estas pirámides, ya que permitió a los investigadores registrar datos topográficos detallados de estructuras ocultas por la espesa vegetación. Gracias a esta tecnología, se reveló una plaza principal con una construcción piramidal y un canal de drenaje, situados cerca de Nadzcaan, un sitio descubierto inicialmente en la década de 1990.
Ivan Šprajc, arqueólogo del Centro de Investigación de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, comentó que la cultura maya de esta región parecía menos elaborada comparada con otras áreas como Petén, Chenes y Chactún. A pesar de esta aparente simplicidad, las pirámides descubiertas son testimonio de una sofisticación arquitectónica significativa.
En el sitio también se descubrió un gran edificio que probablemente fue un centro de funciones cívicas y ceremoniales, alcanzando los 13 metros de altura. Aunque el propósito exacto de este edificio aún no se ha determinado, los expertos creen que su tamaño indica una «importancia sociopolítica». Además, en la parte oriental del sitio se identificó una cancha de pelota construida sobre una subestructura que podría datar del período Clásico Temprano (200 d.C.–600 d.C.).
Estas pirámides y estructuras encontradas por los científicos pueden cambiar la historia Maya
Las pirámides y otras estructuras localizadas en este tercer sitio sobre una colina natural datan del período Posclásico Tardío (1250-1524). Entre ellas, destaca una pirámide de 52 pies de altura, rodeada por una punta de pedernal, cerámica y el fragmento de una pata de animal. Este sitio demuestra que la cultura maya continuó floreciendo en la región, incluso en medio de la crisis política que afectó a las Tierras Bajas Centrales justo antes de la conquista española.
El hallazgo de estas pirámides en Campeche ha generado un interés renovado en la historia y la arqueología de la región. Las pirámides, con su majestuosidad y misterio, han capturado la imaginación de los investigadores, quienes se esfuerzan por entender su función y significado en la sociedad maya. El uso de tecnologías avanzadas como LiDAR no solo ha permitido localizar estas pirámides, sino que también ha facilitado una comprensión más profunda del entorno y la topografía del sitio.
Cada descubrimiento de pirámides ofrece nuevas pistas sobre la organización social, política y religiosa de los antiguos mayas. Las pirámides, a menudo utilizadas como templos y lugares de entierro, eran centros neurálgicos de las ciudades mayas, simbolizando tanto el poder terrenal como el divino. Estas estructuras reflejan la capacidad de los mayas para movilizar recursos y mano de obra, y su habilidad para diseñar y construir monumentos que han perdurado a lo largo de los siglos.
El equipo de arqueólogos continúa analizando las pirámides y otras construcciones en Balam Kú, con la esperanza de descubrir más sobre la vida cotidiana de sus habitantes y su interacción con el entorno. Las pirámides, al igual que los textos jeroglíficos y otros artefactos, son piezas clave en el rompecabezas de la historia maya.
El estudio de estas pirámides también puede ofrecer información sobre los cambios climáticos y ambientales que los mayas enfrentaron y cómo estos factores pudieron haber influido en la construcción y el abandono de sus ciudades. La presencia de pirámides en diversas fases de ocupación sugiere que las comunidades mayas adaptaron sus prácticas constructivas y rituales a lo largo del tiempo, respondiendo a desafíos internos y externos.
El descubrimiento de estas pirámides en Campeche es un recordatorio de que todavía queda mucho por aprender sobre la civilización maya. Las pirámides, con su complejidad y belleza, siguen siendo una fuente inagotable de conocimiento para los arqueólogos y un testimonio de la grandeza de una cultura que, aunque desaparecida, continúa fascinando al mundo moderno.
El trabajo en la Reserva de la Biosfera Balam Kú es solo el comienzo de lo que promete ser una serie de revelaciones significativas sobre la vida y las creencias de los antiguos mayas. Las pirámides recién descubiertas no solo enriquecen nuestro conocimiento histórico, sino que también destacan la importancia de preservar y estudiar estos sitios para futuras generaciones. Cada nueva pirámide que emerge de la selva es un capítulo adicional en la rica historia de la humanidad, un legado que debemos proteger y comprender.