Uno de cada ocho casos detectados en España acaba en un hospital a día de hoy, pero pronto podrían ser uno de cada seis.
Nos hemos acostumbrado tanto a oír a Fernando Simón hablar de “estabilidad” y “tendencia a la baja” que ya nos miramos de reojo cada vez que se lo escuchamos de nuevo. Ahora bien, es verdad. Al menos en términos nacionales.
Mientras en buena parte de Europa, con medidas muy restrictivas que incluyen en ocasiones confinamientos domiciliarios como en Bélgica, los casos siguen subiendo, en España parece que de momento nos hemos librado de un segundo tsunami como el de primavera.
Hablamos, insisto, de términos absolutos. Si nos vamos a determinadas zonas del norte (Asturias, País Vasco o Cantabria) o del Levante (Murcia, Comunidad Valenciana o Andalucía), ya el análisis cambia.
Y es que, aunque volvamos a estar hoy por debajo de los 20.000 casos nuevos notificados y las incidencias bajen tanto a 7 como a 14 días, seguimos viendo tendencias preocupantes en algunos lugares del país. País Vasco, por ejemplo, ha cuadruplicado sus casos en cuatro semanas; Asturias los ha triplicado; Cantabria los ha doblado, que no es poco.
Comunidad Valenciana y Extremadura siguen creciendo cuando el resto del país parece bajar ligeramente. Incluso Castilla y León preocupa tanto por su volumen más de 800 casos por 100.000 habitantes- como por su tendencia: la incidencia a 7 días lleva subiendo desde el pasado viernes y la situación en Burgos empieza a ser crítica.
Recordemos que hablamos de una comunidad cuyas camas UCI presentan una ocupación total del 102%, es decir, que están convirtiendo en cama UCI lo que buenamente pueden.
Este problema hospitalario que estamos viendo en Europa con tanta contundencia –Suiza, Bélgica y Francia están al borde del colapso nacional – no lo vemos de momento en España, aunque eso no quiera decir que estemos muy lejos. Es muy difícil saber cuánta gente ingresa en hospitales de nuestro país en una semana porque los datos totales de RENAVE no están actualizados… y no disponemos de la cifra diaria de viernes y sábados ya que en fin de semana, el Ministerio no actualiza sus datos.
Aun así, podemos hablar tranquilamente de unos 2.100-2.200 ingresos diarios de media por los datos de los que sí disponemos de domingo a jueves. Si tenemos en cuenta que la media móvil a 14 días (la más fiable porque es la menos afectada por los atrasos de notificación) está en torno a 17.000 casos diarios, tenemos que uno de cada ocho casos detectados acaba en un hospital.
En el momento en el que empezaran a ser uno de cada siete o uno de cada seis por afectar a grupos de riesgo, es muy probable que los hospitales se colapsaran en más de una comunidad autónoma.
Extrapolando los datos que conocemos, es decir, los de Castilla y León, es muy probable que las UCI ya estén al máximo de su nivel anterior a la pandemia al menos en Aragón, Asturias, Cataluña, Melilla, Navarra y La Rioja. Si la tendencia sigue siendo al alza y ahora no depende tanto del número total de casos sino de a qué grupos afecte, la crisis está servida.
Insisto en que, aunque estamos hablando en general de estabilidad, y con razón, esa estabilidad está muy mal repartida. En la última semana, la ocupación de camas UCI ha subido en un 10% de media nacional… pero en Cantabria ha subido un 112%, en Extremadura un 39,53%, en País Vasco un 28,42%, en Comunidad Valenciana un 21,58%, en Asturias un 18,51% y así sucesivamente.
Si tenemos en cuenta que Asturias es la comunidad con mayor porcentaje de camas ocupadas por clínica Covid sobre camas hospitalarias totales, es razonable que estén pidiendo desesperadamente medidas más drásticas.
Igual que hemos calculado por aproximación el porcentaje de ingresos en torno al 12-13% sobre caso detectado, podemos intuir que la CFR (tasa de mortalidad por caso detectado) debe de estar ya en España en torno al 2%, aún un poco por debajo. Ahora bien, este cálculo es mucho más arriesgado, porque si bien no hay tanta diferencia de tiempo entre la detección y la hospitalización, sí la hay entre la detección y el fallecimiento. No se pueden comparar las cifras de ambos parámetros sobre un mismo período de tiempo sino que debe haber un decalaje.
Lo bueno es que las cifras de casos llevan dos semanas estabilizadas en los 17.000-18.000 por día, así que incluso aplicando ese decalaje de dos semanas, que me parece razonable, y asumiendo que, como dicen las comunidades autónomas y notifica (con atraso) el Ministerio, cada día mueren más de 300 personas en nuestro país, tenemos un 1,71% de mortalidad. Es probable que ese porcentaje aún vaya a más en los próximos días, ya que llevamos dieciocho semanas viendo cómo crecen las defunciones sin pausa alguna.
Comoquiera que en el último mes se han detectado 543.345 casos nuevos, aplicar esa tasa de mortalidad supone que, con esa pequeña diferencia de dos semanas en la notificación, pronto estemos en los 9.250 fallecidos mensuales. En cuanto suba el número de casos -de momento, no está siendo así- o suba la tasa de mortalidad -eso, como ya he comentado antes, sí es más probable- no es descartable llegar a los 10.000.
De hecho, noviembre acabará en torno a esas cifras… y diciembre es ahora mismo una incógnita. Si a Europa le está costando reconducir la situación con confinamientos severos, es imposible saber cuánto nos va a costar a nosotros con medidas más suaves. Esperar y publicitar una vacuna que aún no existe no puede ser motivo para la relajación. Llega el frío a España y con el frío, probablemente, nuevos repuntes en cuanto nos confiemos lo más mínimo.
Guillermo Ortiz