Naviera Armas Trasmediterránea afronta su segunda reestructuración en los últimos tres años.
Tras la adquisición de la compañía Trasmediterránea por parte de Naviera Armas, esta compañía familiar de servicios de transporte marítimo de pasajeros y mercancías fundada en 1941, se ha visto envuelta en una serie de acontecimientos (impacto de la guerra de Ucrania; crisis derivada del Covid-19, por el cierre del paso del Estrecho de Gibraltar; fallecimiento de su presidente, Antonio Armas…) que dificultaron su situación financiera, hasta llevarla a una situación crítica, teniendo que vender una parte de sus activos al Grupo Grimaldi, junto con sus líneas y rutas en Baleares, y endeudarse con con bancos, proveedores y fondos de riesgo, hasta el punto que estos fondos se han hecho con el control de la compañía, a través de la reducción de la deuda a cambio de acciones.
La primera reestructuración, que implicó un procedimiento concursal para la reducción de la deuda, a través de una quita importante a proveedores y bancos por parte de los bonistas concluyó con el control por parte de estos últimos del 94% de las acciones, quedando un 6% en manos de la familia, está última cuestionada ya que no es compartida por los bancos que tenían préstamos, y que reclaman el pago, con prioridad por encima de la asignación del 6% de las acciones a la familia. Los bancos han emprendido una serie de acciones legales para reclamar esta deuda y ello ha obligado a los actuales propietarios a frenar la venta del grupo hasta resolver esta situación, que está prevista que quede solventada en el próximo mes de septiembre.
Hay que recordar que tres bancos españoles, Santander, Caixabank y Sabadell han amenazado con impugnar el proceso concursal si los fondos que controlan actualmente el 94% de la compañía les excluyen del plan de reestructuración. Estas entidades prestaron a Naviera Armas Trasmediterránea 64,5 millones en 2020 de forma mancomunada y con el aval del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para paliar los efectos negativos de la pandemia.
Segunda reestructuración
Esta situación ha obligado a la compañía a plantear una segunda reestructuración. En este proceso ha nombrado a Abencys, compañía especializada en reestructuraciones.
Entre las funciones propias del cargo, tras un profundo estudio, Abencys ha emitido el correspondiente “informe de valoración como empresa en funcionamiento» en cumplimiento de lo previsto en el art. 639.2º TRLC, dado que el plan de reestructuración elaborado por la empresa no cuenta con la aprobación de todas las clases de acreedores. Además, permitirá evaluar el valor actual de la empresa.
El procedimiento se pone en marcha con el fin de asegurar su continuidad y reducir la deuda actual a través de una quita a acreedores, que se establecerán en función a la valoración de empresa en funcionamiento realizada por Abencys, y según las clases de acreedores establecidas por la compañía.
El despacho especializado en asesoramiento jurídico y económico, recuerda la importancia que tiene la anticipación en este tipo de escenarios. En esta línea, Luis Martín, socio de la firma y experto en reestructuraciones, apunta que “el experto prioriza la supervivencia de la empresa dentro de un marco empresarial realista, si se omite esta función, es posible que este objetivo no se cumpla, provocando así una reestructuración mal ejecutada y deteriorando aún más su situación”.
El éxito de esta reestructuración significará el mantenimiento de la compañía en este sector marítimo, aunque finalmente la compañía cambie de propietarios.
No olvidemos que a inicios de este mismo verano se reavivaron nuevamente los rumores sobre la posible venta del grupo tras el periodo estival, con el Grupo Grimaldi, Baleària y la Corporación Boluda en la línea de salida. Hasta el punto que este medio tiene indicios de que al menos una de las tras compañías ha puesto sobre la mesa una oferta.
Entre las funciones propias del cargo, tras un profundo estudio, Abencys ha emitido el correspondiente “informe de valoración como empresa en funcionamiento” en cumplimiento de lo previsto en el art. 639.2º TRLC, dado que el plan de reestructuración elaborado por la empresa no cuenta con la aprobación de todas las clases de acreedores. Su reestructuración significará el mantenimiento de un líder en este sector.