En un evento que sigue suscitando preguntas más de medio siglo después, el Observatorio Palomar, un hito en la historia de la astronomía en California, se convirtió en el escenario de un inusual fenómeno cósmico. Durante una noche de observación estelar en julio de 1952, los científicos se encontraron con una sorpresa que desafía explicaciones convencionales: tres estrellas capturadas en una fotografía del firmamento a las 20:52 parecían haberse esfumado del cielo cuando se tomó una segunda imagen a las 21:45.
Este misterio celeste ha dejado perpleja a la comunidad científica, ya que las estrellas, esos faros estelares de la noche, no suelen ‘apagar su luz’ y menos aún en un lapso tan breve. Las estrellas pueden cambiar su brillo, pueden morir en explosiones estelares, pero el acto de desaparecer sin más, en menos de una hora, no está en su repertorio natural.
¿Una pérdida repentina de brillo en el universo?
Los investigadores han sugerido que tal vez las estrellas se atenuaron a un nivel invisible en la segunda foto, o en cualquier foto posterior. Sin embargo, esto significaría que su brillo disminuyó repentinamente en un factor de al menos 10.000. De ser cierta, esta conclusión no resolvería el misterio. ¿Cómo y por qué tres estrellas se apagaron tan rápidamente? Esta semana, un nuevo equipo de investigación abordó el enigma de 70 años y propuso tres posibles explicaciones. Cabe señalar que sus resultados aún no han sido revisados por pares.
La posibilidad de una súbita y drástica reducción en el brillo de estas estrellas fue una de las primeras teorías barajadas para explicar su aparente desvanecimiento, la NASA sigue explorando el universo en busca de una explicación en una misión que abarca el Planeta Ceres. Si estas estrellas se hubieran atenuado hasta volverse invisibles para el ojo humano o el lente fotográfico, habrían tenido que disminuir su brillo en un factor de, al menos, diez mil veces, una especulación que generó más preguntas que respuestas.
Recientemente, un nuevo equipo de investigadores ha decidido desentrañar este enigma septuagenario y ha presentado tres posibles teorías, aunque sus conclusiones aún esperan el escrutinio de la comunidad científica. La primera sugiere que, en realidad, nunca hubo tres estrellas. La hipótesis propone que una estrella solitaria pudo haber experimentado un breve incremento de brillo, tal vez debido a ráfagas de radio emitidas por un magnetar, y que un agujero negro de masa estelar pasando entre esta estrella y la Tierra podría haber causado un efecto de lente gravitacional, dando la impresión de tres estrellas independientes. Este alineamiento cósmico sería extraordinariamente poco probable, pero no imposible.
La NASA sigue investigando las estrellas
La segunda hipótesis se despega de la idea de estrellas fugaces y sugiere que los puntos brillantes podrían haber sido objetos pertenecientes a la Nube de Oort, iluminados fugazmente por un evento aún no identificado. La Nube de Oort, una región repleta de cuerpos helados en las afueras del sistema solar, podría haber albergado estos objetos que, al orbitar, habrían salido del campo visual en la segunda fotografía.
La última teoría, quizás la más mundana, especula que lo que parecían ser estrellas no era más que manchas en la placa fotográfica. El Observatorio Palomar, no muy lejano a las zonas de prueba de armamento nuclear en Nuevo México, podría haber sufrido la caída de polvo radiactivo que, al depositarse sobre la placa, habría creado falsas impresiones de cuerpos estelares.
Estas teorías que no son pocas en el mundo científico, aportan de que cada una con su grado de fascinación y escepticismo, invitan a una reflexión más profunda sobre los fenómenos que observamos en el universo y cómo los interpretamos. El misterio de las estrellas desaparecidas de Palomar sigue en pie, un recordatorio de que, incluso en la era de la ciencia avanzada, el cosmos conserva sus secretos, esperando ser revelados.