Confitería Conrado de La Bañeza (León) volverá a repartir esta Navidad un premio de 10.000 euros a través de sus conocidos roscones de Reyes, una tradición que puedan comprar vendan durante todo el año y se vendan, online, en numerosos países europeos.
Fue en 2009 cuando Manuel González, entonces responsable de esta confitería, que abrió sus puertas en 1856, decidió cambiar la tradicional «figurita» que esconden todos los roscones por un cheque por valor de 500 euros.
Año a año, y ya van catorce, esta cifra ha ido aumentando hasta los 10.000 euros y aunque hasta el pasado año se escondía en uno de los roscones un papelito con el premio, este sistema ha tenido que cambiar ya que así lo exige Loterías y Apuestas del Estado, por lo que cada roscón llevará un cartoncillo con un número y ese mismo número se depositará en una urna.
Será el 6 de enero de 2023 cuando, en público y ante notario, se extraiga de la urna un número, que será el agraciado con los 10.000 euros.
Esta iniciativa, «que tuvo un éxito arrollador el primer año», como ha reconocido Manuel González, ha permitido «colocar a La Bañeza en el mapa y que sea reconocida gracias a sus roscones» que se han convertido en embajadores de este municipio leonés, y cada año llegan a todos los rincones de España y del continente europeo.
Y es que, Confitería Conrado, que actualmente regenta Sergio González, hijo de Manuel y que ya es la quinta generación de esta familia al frente de este obrador, vende roscones a numerosos países europeos, como es el caso de Alemania, Holanda o Francia a través de la web www:elreydelroscon.es.
Los roscones más demandados, «sin duda alguna», como apunta Manuel González, son los de nata, seguidos de los de crema y los que están sin rellenar, aunque en esta Confitería, ubicada en el centro de la localidad leonesa, se pueden rellenar «a gusto del consumidor» ya sea con mermelada, chocolate… es más, ofrecen un roscón que lleva el nombre del periodista ‘Carlos Alsina’ y que no lleva fruta escarchada.
Manuel González reconoce que el esfuerzo que implica la producción de roscones todo el año, que se incrementa en las fechas de Navidad, «compensa emocionalmente» porque se ha conseguido colocar a este producto en el mercado además de que ha puesto «a La Bañeza en el mapa» y es conocida en toda España y en parte de Europa.