En 2016, el sacerdote Gerald Johnson de Michigan sufrió un infarto que lo llevó a experimentar una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) que lo llevó a un lugar inesperado: el infierno.
Recientemente, Johnson recurrió a TikTok para compartir los detalles de su traumática ECM, que difiere de las típicas epifanías cálidas y brillantes que se suelen escuchar de aquellos que han explorado temporalmente el más allá.
«No se lo desearía ni a mi peor enemigo», dice Johnson en el video viral. «No importa lo que haya hecho. Nadie merece eso».
Según Johnson, inmediatamente después de su infarto en febrero de 2016, su espíritu abandonó su cuerpo físico y descendió al infierno, ingresando por el «mismo centro de la Tierra». Aunque afirma que las cosas que presenció allí son indescriptibles, hizo todo lo posible para compartir su experiencia.
Johnson afirma haber visto a un hombre que caminaba a cuatro patas como un perro, completamente quemado de pies a cabeza. También escuchó música en el infierno, incluyendo canciones optimistas como «Umbrella» de Rihanna y «Don’t Worry, Be Happy» de Bobby McFerrin, pero esta vez eran los demonios quienes las cantaban para «torturar» a la gente.
Los investigadores, particularmente los de la Asociación Internacional de Estudios Cercanos a la Muerte, creen que las ECM probablemente ocurren debido a cambios en el flujo sanguíneo al cerebro durante eventos que amenazan la vida, como un ataque cardíaco, un traumatismo severo o incluso un estado de shock. A medida que el cerebro comienza a perder sangre y oxígeno, la actividad eléctrica disminuye. Según un experto citado en Scientific American, «al igual que una ciudad que pierde energía en un vecindario a la vez, las regiones locales del cerebro se desconectan una tras otra».
Durante una ECM, la mente continúa funcionando, pero sin los parámetros operativos habituales. Ya sea por falta de oxígeno, algún tipo de anestesia o una respuesta neuroquímica al trauma, las personas que experimentan una ECM tienen un recuerdo vívido, a veces traumático. Es posible que no comprendamos completamente cómo se forman estos recuerdos, y a diferencia de Johnson y su viaje al infierno, es probable que las víctimas no deseen volver a compartir su experiencia. Sin embargo, estas experiencias pueden cambiar sus vidas de manera profunda.