Tanto en Tenerife como en el resto de las Canarias, la gastronomía adquiere una gran relevancia no solo para los lugareños, sino también para los miles de turistas que, año tras año, hacen acto de presencia en nuestras islas. Hoy hablaremos de una figura que se dedica específicamente a tratar con los ingredientes y los platos que, a posteriori, ingieren los ciudadanos y los viajeros. Nos referimos al manipulador de alimentos.
En este artículo averiguaremos exactamente qué es, así como por qué resulta tan trascendental en lo que respecta a la salubridad de los alimentos que consumimos. A su vez, también profundizaremos en la formación que hay que llevar a cabo para poder realizar cualquier tipo de labor profesional que conlleve manipular algún tipo de alimento.
Qué es un manipulador de alimentos
Al hablar de un manipulador de alimentos, básicamente nos referimos a cualquier persona que, a nivel profesional, trata con productos alimenticios. Es decir, si en tu casa cocinas mucho, aunque lo hagas para varias personas, no puedes considerarte como tal. Sin embargo, sí lo es quien está en una fábrica y, en su puesto, permanece en contacto con una mayor o menor cantidad de alimentos que después ingerirá el consumidor.
No importa si el contacto es directo o, por el contrario, es más bien indirecto. En los dos casos, se trata de un manipulador de alimentos, por lo que es fundamental que cuente con la formación que describiremos a continuación.
Esta es la formación que llevan a cabo los manipuladores de alimentos
Ahora que ya sabes que un manipulador de alimentos es una persona que profesionalmente trata con los productos que después comen otros individuos, llega el momento de ahondar en los estudios que han de tener para poder desarrollar su actividad profesional legalmente y de forma segura.
La formación a la que hacemos referencia es el carnet de manipulador de alimentos. En realidad, actualmente se trata de un certificado que puede obtenerse en línea, con la gran comodidad que ello conlleva al no tener que realizar desplazamiento alguno.
Para tal fin, los manipuladores de alimentos cuentan con diversas academias, siendo Coformación una de las más recomendables. Varios aspectos llevan a dicho centro a ser la principal elección de quienes manipularán productos alimenticios profesionalmente y necesitan obtener el oportuno certificado, empezando por la dilatada trayectoria que tiene a sus espaldas.
Coformación lleva un total de más de una década impartiendo en línea los contenidos lectivos del curso, cumpliendo siempre con los requisitos legales con el principal objetivo de evitar posibles sanciones a las empresas que no hayan formado adecuadamente a sus trabajadores. En este sentido, conviene destacar que hay algunos negocios en los que es obligatorio.
El ámbito de legalidad de la formación a la que hacemos referencia es europeo, por lo que las puertas a nivel laboral se abren generosamente no solo en las Canarias y en toda España en general, sino también en el resto del continente. Por otra parte, es reseñable que, sea cual sea la formación por la que opte un manipulador de alimentos, ha de incluir sí o sí material educativo que guarde relación con la gestión de alérgenos, lo cual nos lleva a hablar del siguiente punto.
Por qué son tan importantes para todos nosotros
Supongamos que un cocinero de un restaurante comete un error con los alérgenos. Cabría la posibilidad de que algunos comensales alérgicos a un determinado ingrediente experimentasen molestias e incluso sufrieran problemas más graves al ingerir un producto alimenticio que, sin saberlo, contenía un alérgeno que no debería estar presente en ese plato.
Esta es una de las muchas situaciones que se evitan formando a los manipuladores de alimentos con los estudios que hemos mencionado en anteriores líneas, aunque la lista de escenarios va mucho más allá: tratar con pescado crudo -por ejemplo al elaborar piezas de sushi-, desechar productos cuando se ha alcanzado la fecha de caducidad, cocinar adecuadamente los ingredientes sin que pierdan sus propiedades y un larguísimo etcétera.
Así pues, no es de extrañar que las empresas incidan tanto no solo en que sus trabajadores obtengan el certificado, sino también en llevar a cabo una renovación del mismo. En concreto, renovar el carnet de manipulador de alimentos es algo que conviene hacer cada cuatro años.
A nivel legal son varios los aspectos que cambian al cabo de casi un lustro. Por otra parte, ciertos detalles pueden acabar olvidándose con el paso del tiempo, lo cual se evita simplemente volviendo a repasar los contenidos estudiados en su momento.
Si la formación está convenientemente actualizada, no se producirá sanción alguna y habrá mucho menos riesgo de que el manipulador de alimentos cometa un error que afecte a la salubridad de los productos y, posteriormente, pase factura a los consumidores mermando su bienestar o empeorando el estado de salud.