Las tragamonedas se inventaron y popularizaron hace más de un siglo. Desde el primer día, existe gente intentando desplumar a la banca a fuerza de trampas, a veces incluso con éxito. En este artículo nos adentraremos en la mitología de las tragamonedas para observar esos casos de tramposos que dieron con su cometido pero luego fueron atrapados.
Más de mito que de realidad
Miles de personas cada año buscan cómo engañar a una máquina tragamonedas sin saber que las máquinas actuales son prácticamente inviolables. O, al menos, hay que ser una especie de hacker para poder tocar el código que las controla.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Antes las máquinas eran 100% mecánicas y esto producía que “tocarlas” fuera bastante más sencillo. Por ejemplo, se usaban imanes para modificar la posición de los carretes e terminar reclamando un premio que nunca había tocado.
Más adelante, con la llegada de la electrónica, los tramposos estaban empeñados en adulterar los lectores de billetes en los bares para que la máquina interpretara billetes de un dólar como si fueran de cien. Al mismo tiempo, los primeros videoslots tenían bastantes fallas, algunos avispados las observaban y las grababan para entender dónde podían fallar. Así lograban predecir premios y llenarse de dinero.
El cerrajero que estafó a los casinos de Las Vegas
Dennis Nikrasch es uno de los ladrones de casinos más conocidos de la historia. Cerrajero de oficio, se compró una máquina tragamonedas y la tuvo en su garage un tiempo para entender enteramente su funcionamiento. Descubrió que podía modificar los chips para alterar los botes y que las máquinas entregaran mucho más dinero.
Con el tiempo, elaboró una estrategia de trampa sofisticada. Con la ayuda de todo un equipo de estafadores, cambiaba los chips que venían de fábrica por otros adulterados. Luego jugaba y se retiraba a casa cada vez más rico.
En más de 20 años haciendo esta práctica en Las Vegas logró recaudar más de 15 millones de dólares en total. Sin embargo, lo atraparon y estuvo en la cárcel dos veces, donde finalmente murió en 2010.
El “artesano” de las trampas para casinos
Tommy Glenn Carmichael es uno de los nombres más conocidos en la historia de las trampas de casino. Fue uno de los precursores de la trampa de varita de luz, que consiste en aplicar un rayo lumínico para hacer una manipulación de los premios y convertir ganancias magras en premios grandes.
También se lo conoce por ser el creador de la herramienta Monkey Paw, una varilla de metal doblada que se pegaba a una cuerda de guitarra para apretar el botón del interruptor del depósito de monedas.
Otros nombres propios de las estafas: Louis Colavecchio y Ronald Dale Harris
Louis Colavecchio se coló en la historia por su habilida para usar monedas falsas que engañaban a las antiguas máquinas tragamonedas de los casinos. Fue detenido en 1998 y liberado 8 años después, pero al final terminó tras las rejas por seguir haciendo trampas. No aprendió.
Otro tramposo famoso fue Ronald Dale Harris. Su historia tiene chicha. Harris era técnico informático, su trabajo era elegir máquinas tragamonedas al azar y verificar sus chips EPROM. La trampa que hacía era reprogramarlas para que entregaran premios después de una secuencia de monedas específica. Un día lo descubrieron y lo despidieron.
Las trampas con monedas, un clásico
Desde que fueron inventadas las tragamonedas, personas de todas partes han intentado hacer estafas y manipularlas. Mientras algunos trataban de modificar los premios, otros intentaban recibir juegos infinitos ingresando poco dinero.
En este sentido, el uso de trampas con monedas es un clásico. Una de las más conocidas es la de las monedas raspadas. Al raspar ligeramente una moneda y meterla junto con un objeto de tamaño y forma similar, el estafador podía trampear los sensores ópticos de las máquinas más antiguas, logrando que el objeto se quedase dentro y la moneda raspada fuese expulsada, iniciando así el juego fraudulentamente.
Otros han usado monedas completamente falsas, fabricadas con metales similares. Como pesaban lo mismo que las monedas legítimas, los sistemas que basaban la validación únicamente en el peso las daban por legítimas. Aunque algunos lograron tener éxito durante un tiempo con esta técnica, hoy la validación de las monedas es bastante más sofisticada, imposibilitando esta trampa.
Por último, también estaba la técnica conocida como «trampa yoyo». Consiste en un usar una moneda atada a una cuerda. Al insertar la moneda en la máquina, se activaba el juego y, una vez reconocida, el estafador simplemente tiraba de la cuerda para recuperar la moneda y reutilizarla. Aunque parece más un truco de magia, esta táctica también quedó obsoleta con la mejora de los sistemas de seguridad en las máquinas modernas.
Pese a la sofisticación, hoy es inviable
Aunque estas técnicas parecen muy lucrativas o ingeniosas, la verdad es que casi todas ellas son obsoletas. Hoy las tragamonedas son prácticamente camiones blindados. Para hacer trampa, es necesario violar sistemas bastante más sofisticados que los de antaño. Aún así, hay gente que lo sigue intentando, ¿alguno lo logrará?