La legendaria señal interestelar «¡Guau!», registrada el 15 de agosto de 1977, ha intrigado durante años a los científicos y entusiastas del espacio por su misterioso origen. Captada por el radiotelescopio Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio, la señal consistió en una intensa emisión de radio de banda estrecha a 1420 megahercios, la misma frecuencia del hidrógeno, el elemento más abundante del universo. Este hecho alimentó la hipótesis de que pudiera tratarse de una transmisión artificial procedente del espacio profundo.
Ahora, el astrofísico de Harvard Avi Loeb ha reavivado el debate al proponer que el recién detectado objeto interestelar 3I/ATLAS podría tener relación con aquel misterioso evento. En una publicación reciente, Loeb explicó que la posición actual del cometa coincide casi perfectamente con la dirección desde la que se originó la famosa señal. “Su dirección en el cielo estaba separada por tan solo 9 grados de la señal de Wow! La probabilidad de que dos direcciones aleatorias estén tan alineadas es apenas del 0,6 %”, detalló el investigador.
La hipótesis de Loeb no pretende afirmar que 3I/ATLAS sea responsable directo de la señal, sino que su trayectoria interestelar podría ofrecer una pista sobre el tipo de objetos capaces de generar emisiones de radio como aquella. La señal, que duró 72 segundos, nunca volvió a repetirse y, pese a décadas de búsqueda, ningún radiotelescopio ha logrado detectarla nuevamente.
El origen interestelar de 3I/ATLAS
El cometa interestelar 3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) en Río Hurtado, Chile. La NASA confirmó su naturaleza interestelar al determinar que sigue una trayectoria hiperbólica, es decir, una órbita abierta que proviene del espacio exterior y no está ligada gravitacionalmente al Sol.
Con un núcleo estimado de hasta 5,6 kilómetros de diámetro y una velocidad cercana a los 220.000 kilómetros por hora, el cometa 3I/ATLAS pasará a unos 270 millones de kilómetros de la Tierra, lo que equivale a 1,8 unidades astronómicas. No representa peligro alguno, aunque su paso ofrece una oportunidad única para estudiar un visitante proveniente de otro sistema estelar.
Según la NASA, alcanzará su punto más cercano al Sol el 30 de octubre de 2025, dentro de la órbita de Marte. Es el tercer objeto interestelar identificado en nuestra vecindad cósmica, tras ‘Oumuamua (2017) y el cometa Borisov (2019).
Loeb sugiere que el estudio de 3I/ATLAS podría revelar si ciertos objetos interestelares emiten señales de radio inusuales. “Si se trata de un cometa natural, no debería emitir nada a 1420 megahercios”, explicó. “Pero si se detecta una señal en esa frecuencia, podría indicar que estamos ante tecnología extraterrestre”.
El astrónomo señaló además que, en agosto de 1977, el objeto habría estado a una distancia de unas 600 unidades astronómicas, coincidiendo temporalmente con el momento en que se captó la señal Wow!. Aunque la correlación no prueba una conexión directa, abre una nueva línea de investigación dentro del estudio de fenómenos interestelares.
La eterna pregunta sobre la señal Wow!
La famosa señal «¡Guau!» debe su nombre al comentario escrito por el astrónomo Jerry Ehman cuando la detectó. En sus notas, al lado de la secuencia numérica que representaba el incremento de intensidad, escribió “Wow!” en rojo. Desde entonces, la expresión se convirtió en sinónimo de uno de los mayores enigmas de la astronomía moderna.
A lo largo de los años, los científicos han propuesto diversas explicaciones: desde una transmisión de una civilización avanzada hasta fenómenos naturales como la reflexión de señales terrestres o emisiones de cometas. Ninguna teoría ha logrado confirmarse.
La propuesta de Loeb es particularmente interesante porque conecta el misterio con el estudio de los objetos interestelares, un campo que apenas comienza a explorarse. Si bien la mayoría de los expertos cree que la señal pudo tener un origen natural, su coincidencia espacial con la trayectoria de 3I/ATLAS plantea interrogantes que merecen ser investigados.
“La razón por la que propongo esta hipótesis es para animar a los observadores de radio a buscar emisiones procedentes de 3I/ATLAS”, dijo Loeb a Newsweek. “Si no se detecta ninguna señal, confirmaremos que se trata de un cometa ordinario. Pero si aparece algo, podríamos estar frente a la primera evidencia tecnológica proveniente de un objeto interestelar”.
Por ahora, ningún observatorio ha reportado emisiones de radio procedentes de 3I/ATLAS. No obstante, la comunidad científica ha comenzado a coordinar observaciones desde radiotelescopios en Chile, Estados Unidos y Europa para monitorear el objeto.
El debate continúa abierto. Y aunque la posibilidad de que el cometa interestelar 3I/ATLAS esté relacionado con la mítica señal Wow! sigue siendo especulativa, lo cierto es que cada nuevo visitante cósmico amplía nuestra comprensión del universo y mantiene viva una de las preguntas más fascinantes de la ciencia: ¿estamos realmente solos?