Una mañana otoñal bastante tranquila con cielos cubiertos y probables lluvias débiles. En la zona donde se ubica el aeropuerto de Tenerife Norte, como es habitual, bajan algo más las temperaturas en estas fechas. Otro miércoles cualquiera en el que una tinerfeña, junto a una compañera, viajaba a primera hora a la isla de Gran Canaria para realizar un curso de trabajo. El avión de la compañía Binter Canarias partía a las 7.00 horas, “aunque se retrasó unos diez minutos”. “El vuelo fue totalmente ordinario sin, en principio, ningún contratiempo; incluso, nos repartieron las chocolatinas y el agua”, ha contado la pasajera a Diario de Avisos.
El aterrizaje fue algo brusco “pero creímos que era consecuencia del viento que hacía, ya que se escoró un poco hacia la izquierda cuando tomamos tierra”. Sin embargo, la inquietud del pasaje se intensificó cuando varios camiones de bomberos acudieron al aparato que, según cuenta la afectada, “paró en seco en medio de la pista”. Fue entonces cuando el piloto comunicó que desalojaran el avión cuanto antes. “Ese fue para mí el momento de mayor ansiedad porque la gente no avanzaba y estábamos todos bloqueados en el pasillo”, explica la mujer. Ante ello, la tripulación insistió a los viajeros que dejaran sus pertenencias y bajaran de la aeronave rápidamente. “Una vez en la pista, nos montamos en una guagua y fuimos a la terminal”, indica.
Cuando las 72 personas y los cuatro miembros de la tripulación que viajaban hacia Gran Canaria llegaron al aeropuerto de Gando, el personal de la aerolínea les explicó que “había riesgo de incendio en uno de los motores del avión”. No obstante, “unos pasajeros nos dijeron que escucharon cómo uno de los motores se paró en el aire antes de aterrizar”.