La ‘nueva imagen’ de las cajetillas

Los fabricantes están obligados desde el pasado viernes a cumplir la norma europea, que España aún no ha adaptado a su ordenamiento

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El pasado viernes acabó el plazo para que los Estados Miembros de la Unión Europea adaptaran la nueva directiva 2014/40/UE de los productos del tabaco a su ordenamiento jurídico. España no ha hecho la tarea y, a pesar de disponer de dos años para hacerlo, ha sido incapaz de adecuar el texto a la legislación española, colocando a fabricantes y distribuidores en una situación de enorme inseguridad jurídica.

Esta nueva norma obliga a introducir modificaciones sustanciales en el diseño de todos los envases de los productos del tabaco y en algunos de sus formatos, lo que implica importantes cambios en los procesos de fabricación, impresión y adquisición de nueva maquinaria. En el caso español, por ejemplo, este cambio afectará a unas 2.700 referencias (cigarrillos, cigarros, picaduras para liar y picaduras para pipas), según datos de la Mesa del Tabaco.

Algunas de las medidas previstas en la nueva directiva pueden ser aplicables de manera directa en España, aunque la norma no se haya traspuesto, como el envasado y el etiquetado de los cigarrillos, del tabaco para liar y del tabaco para pipa de agua. En cualquier caso, tanto fabricantes como importadores, en vista de que el Gobierno no hacía nada por ajustar este decreto al ordenamiento jurídico, “ha hecho un esfuerzo por llegar a tiempo y cumplir con las directrices”, explicó Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco. La adaptación, no obstante, será paulatina, hasta su aplicación total en mayo de 2017, es decir, que los fabricantes tendrán un año de margen para aplicar estos cambios.

Pero, ¿en qué consiste exactamente el lavado de imagen de las cajetillas de cigarrillos? Todas las medidas van encaminadas a cumplir dos objetivos: reducir la tasa de fumadores, y prevenir el acceso de los menores al consumo de tabaco. Para conseguirlo, a partir de ahora las advertencias sanitarias y pictogramas que deben reflejar los envases de cigarrillos y picadura de liar cubrirán el 65% de ambas caras de la cajetilla, dejando un espacio menor para elementos publicitarios que hagan atractivo el producto para su compra. Los laterales de la cajetilla tendrán un 50% de su superficie ocupado por los avisos, con frases como Fumar mata.

Además, la nueva normativa recoge que tanto las cajetillas de cigarrillos y picadura de liar tendrán que incluir unos códigos de trazabilidad en 2019, y para puritos y picadura de pipa en 2024. Se trata de un identificador con información precisa de la ruta completa del producto, desde el día, hora y lugar de fabricación hasta su llegada al estanco. También se incorporan medidas adicionales de seguridad a prueba de manipulaciones. Asimismo, desaparecen los cigarrillos y tabaco para liar con sabores característicos, como vainilla o chocolate, dado que son considerados un atractivo para los menores y favorecen la iniciación al consumo de tabaco. También desaparecen aquellos productos con vitaminas o aditivos como la cafeína, taurina o propiedades colorantes. Como excepción, los cigarrillos y el tabaco para liar mentolados podrán seguir vendiéndose hasta mayo de 2020.

Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco. EP
Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco. EP

Para Juan Páramo, esta nueva directiva, que cuenta con una gran oposición internacional, es “ineficaz” porque supone un “ataque sin precedentes a un sector legal e hiperregulado”. El envasado genérico “no reduce el consumo ni beneficia al consumidor que, al desconocer la marca, pierde su capacidad de elección del producto”. Por el contrario, los “verdaderos beneficiados de esta medida extrema son las mafias que mueven el comercio mundial del tabaco ilegal”, declaró.

EL FRACASO EN AUSTRALIA
El ejemplo claro de que esta media no funciona está en Australia. Desde el 1 de diciembre de 2012 está en vigor, en este país, el envasado genérico. Una medida que vino acompañada de una fuerte subida de impuestos del 50% entre 2013 y 2016. Tres años después no hay ni una sola evidencia de que esta medida haya sido eficaz, especialmente entre los jóvenes. Y es que no sólo no han conseguido rebajar el consumo de tabaco sino que éste ha aumentado un 26%, ya que el tabaco ilegal “es más accesible para los jóvenes (por precio y disponibilidad) y conlleva una pérdida de la recaudación fiscal importante.

En 2014, el 12,5% de los cigarrillos consumidos en España no pagó sus impuestos en la Península. Y es que las pérdidas fiscales del sector ascendieron el año pasado a 1.010 millones de euros.

En la actualidad, el tabaco es el bien de consumo más gravado del mercado. En concreto, el 77% del precio de venta al público equivale a impuestos, porcentaje que sube al 80% en el caso de los cigarrillos, frente al 47% de los hidrocarburos o el 43% del alcohol. Aun así, en Canarias genera más de 500 millones de euros y 3.000 empleos.

[su_note note_color=”#d0d3d5″ radius=”2″]El consumidor ahora se decantará por el precio bajo, no por la marca
Juan Páramo destaca que lo peor de esta normativa es la pérdida de la marca, principal elemento de decisión del consumidor. Ahora, este se decantará por el precio y optará por el más barato. Señala que de esta industria viven en España más de 61.000 personas y que es el quinto contribuyente del Estado (9.137 millones)[/su_note]

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