El cultivo de la vid retrocede en el sur de La Palma y crece en el norte

Diversos expertos advierten del abandono progresivo que está sufriendo la plantación de viñedos en Fuencaliente, tradicionalmente ligado a la actividad vitivinícola
Cultivo de viñedos en Fuencaliente. | DA

Fuencaliente es sinónimo de buen vino y de una cultura agrícola ligada al cultivo de la vid, que ha configurado el paisaje de este municipio del sur de La Palma. Sin embargo, son muchas las voces de alarma que se están dando en los últimos años y desde distintos ámbitos sobre el abandono creciente de esta actividad agrícola en Fuencaliente.

En el foro que se celebró recientemente en el municipio sobre la situación de la viticultura en La Palma, organizado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, este fue uno de los aspectos que se abordó durante el debate. Uno de los ponentes que intervino en este encuentro, Rodrigo Castillo Godoy, ingeniero técnico Agrícola de Bodegas Llanovid, puso de manifiesto el “contrasentido” que representa el hecho de que en un municipio rural como es Fuencaliente, se está produciendo “un abandono del cultivo superior a la creación de nuevas plantaciones”.

Castillo subraya que a pesar de que “el mundo vitivinícola siempre ha sido muy convulso e inestable, las razones por las que se ha llegado a este extremo son múltiples”, destacando entre las causas de este retroceso de las plantaciones en Fuencaliente “la búsqueda, por parte del agricultor, de garantizar una renta estable, ya sea con la explotación de otro cultivo como el plátano o porque ve más atractivo un trabajo por cuenta ajena, que en muchos de los casos implica un cambio de residencia y un alejamiento de las zona rurales”

Además subraya el hecho de que “antes de que se crearan las nuevas bodegas particulares”, la principal bodega del municipio y de la comarca, la de la cooperativa Llanovid, tuvo durante unos años “una mala gestión empresarial, haciendo que germinara el desánimo y la desconfianza por parte del agricultor, provocando que se llevara la uva a otras bodegas fuera del municipio o el abandono ante una mala perspectiva”.

Eva Hernández, gerente del Consejo Regulador, en el análisis que realizó de la situación de las tres subzonas vitivinícolas de La Palma entre 2009 y 2016 durante este encuentro, destacó una serie de dificultades que ha vivido la de Fuencaliente durante este período: “una riada; baja inversión en la reestructuración de los viñedos; un elevado porcentaje de superficie protegida; pistas forestales y ausencia de posibilidad de riego; largos períodos de sequía, y la cercanía a áreas metropolitanas”.

El concurso de la producción de uvas en Fuencaliente ha ido en retroceso, hasta el punto de que el año 2016 fue de poco más del 9% del total que se recogió en La Palma, según los datos del Consejero Regulador.

Hernández señala que no se tienen datos sobre el número de hectáreas que se han abandonado de cultivo de viñedos en Fuencaliente, si bien asegura que es algo que “salta a la vista” en el municipio. “Es evidente que está en franco retroceso, sobre todo la zona de montaña”, explicó la gerente del Consejo Regulador Vinos de La Palma.
En el otro extremo se encuentra la subzona Norte, que está en plena expansión del cultivo y que, en la vendimia de 2016, concentró casi el 79% de toda la producción de la Isla.

Esta comarca vitivinícola, que abarca los municipios de Tijarafe, Puntagorda y Garafía, se ha visto beneficiado de intervenciones que han permitido potenciar la actividad agrícola, como la mejora de la accesibilidad a las parcelas; disponibilidad de agua para el riego, e inversiones importantes para la reestructuración del viñedo, como destacó Eva Hernández.

A pesar de estas dificultades, Fuencaliente sigue contando con ventajas para dar un giro a esta situación actual de declive del cultivo del viñedo. Entre estas ventajas, Castillo destaca la existencia de “una fuerte tradición vitícola entre los agricultores”, con “conocimientos del manejo del cultivo”. Además, señala que el agricultor ha sabido conservar la riqueza genética de las variedades autóctonas. “Esta riqueza varietal es un patrimonio cultural vivo, digno de ser potenciado”. También juegan a su favor “las condiciones edafológicas y climáticas” y que el agricultor todavía tiene tierras fácilmente recuperables, debido a que “la orografía no lo pone fácil” para el desarrollo de otras actividades.

El envejecimiento del agricultor, un sistema tradicional de explotación que estaba diseñado para unas necesidades de elaboración de vinos diferentes a las actuales y los deficientes accesos a las parcelas siguen representando un hándicao.

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