Adeje revive la tradicional rogativa a su patrona

Hoy se cumple de nuevo la promesa hecha hace 300 años a la Encarnación para librar al pueblo de la plaga de langostas
La caminata dura cuatro horas desde el casco hasta la costa. DA

La Pascua de Resurrección, día elegido por el pueblo de Adeje para realizar su tradicional rogativa con la patrona del municipio, la Virgen de la Encarnación, se celebra hoy. Con este acto, el pueblo adejero cumple una vez más la promesa que hizo, más de 300 años atrás, a la patrona para que le librara de la plaga de langosta que asolaba el municipio en aquella época.

La caminata se iniciará a las nueve de la mañana desde la iglesia de Santa Úrsula, en el casco adejero, hacia el Camino de la Virgen, para llegar a El Humilladero, lugar donde, según la tradición, fue encontrada la talla de la Virgen de la Encarnación. Tras la parada en El Humilladero, los peregrinos y peregrinas se dirigirán a la iglesia de San Sebastián (La Caleta) para compartir un almuerzo y retornar a la villa.

Durante el trayecto, que durará cuatro horas aproximadamente, se realizarán diversas estaciones en las que tendrán lugar ofrendas musicales, poéticas y litúrgicas. La primera parada se realizará en el cementerio de Adeje, lugar en el cual se hará un reconocimiento a las personas que ya no están.

A lo largo de toda la jornada, habrá un despliegue de seguridad y servicios de emergencias preparados para cualquier eventualidad que surja. Desde la organización recomiendan a los peregrinos llevar agua, calzado cómodo, ropa adecuada, gorras, protección solar, etc. La virgen retornará a la parroquia matriz de Santa Úrsula pasadas las tres y media de la tarde.
La rogativa es una tradición que se remonta al siglo XVI, momento en que Pedro de Ponte decide trasladar la imagen de la Virgen hasta la iglesia de Santa Úrsula, para protegerla de las incursiones de los piratas de esta zona del litoral adejero. Los vecinos de la época, no muy conformes con la decisión, prometieron llevar la imagen en peregrinación cada año hasta su primera morada el día de su fiesta. La tradición perduró a lo largo de los años, durante los cuales además de cumplir la antigua promesa, los adejeros y adejeras pedían a la Virgen que los protegiera de plagas, enfermedades y hambrunas, tal y como se recoge en el Libro de Milagros de Nuestra Señora de la Encarnación en el Archivo Parroquial de Santa Úrsula de Adeje.
El origen de la primitiva imagen de la Virgen de la Encarnación se remonta a los primeros años de la conquista de la isla de Tenerife y posterior colonización de la zona. Esta talla apareció en el lugar costero de La Enramada, en Adeje, donde recibió culto por primera vez.

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