El territorio del vino

Esta semana acabó el periodo de información pública del Anteproyecto de la Ley del Suelo del nuevo Gobierno, donde Avibo, como asociación profesional más representativa del sector del vino en Canarias, acudimos planteando nuestra posición

Esta semana acabó el periodo de información pública del Anteproyecto de la Ley del Suelo del nuevo Gobierno, donde Avibo, como asociación profesional más representativa del sector del vino en Canarias, acudimos planteando nuestra posición. En general existe un alto desconocimiento de la afección de los marcos urbanísticos al mundo agrario y al tiempo una visión de la agricultura más cercana a la nostalgia de tiempos pasados, que a la realidad de la agricultura sostenible de hoy. Empezando por la nueva Ley del Suelo, para el vino y la viña supone un considerable avance al reconocer la posibilidad de introducir usos complementarios, ligados al turismo, y al tiempo acabar con el bloqueo ilegal, que han venido provocando las leyes actuales, donde, a través de las calificaciones territoriales y los PAT, han paralizado el mundo agrario. Aquí, claro, han colaborado los planes urbanísticos. Todos ellos redactados ignorando la existencia de usos activos en el campo y donde nuevas iniciativas agrarias actualizadas son hoy imposibles de realizar.

La simplificación que ofrece la nueva ley, con la aparición de usos complementarios y la reducción de la burocracia, viene obligada por la legislación europea y nacional, conscientes de que en Europa, con presupuesto vía PAC, consume la mayor parte de él (Fondos Feder, Feader, Leader, Desarrollo Rural, POSEI-REA, etc). El agro sostenible precisa de los usos complementarios que también funcionan en Europa y de forma primada en territorios RUP, estando hoy sin embargo prohibidos en Canarias. El uso complementario además es prioritario no solo por crear nuevas rentas, sino que estos son obligados para que este nuevo empleo sea mantenible, en competencia retributiva con otros sectores económicos. Canarias sufre el drama de tener cuotas de autoabastecimiento en torno al 10%, con un abandono progresivo del campo y con renovaciones generacionales complicadas. El suelo, soporte de la viña donde se localizarán nuestras bodegas y los nuevos usos, se sitúa en su mayor parte en suelos ambientales y/o de espacios naturales, para los que en nuestra alegación ofrecemos el desarrollo de una norma de aplicación directa, contrastada con todas las DOP de Canarias. Todo ello bajo el soporte obligado de tener que situarse las bodegas incorporadas bajo las figuras de calidad de las Demarcaciones de Origen Protegidas.

Visualizo nuestra postura con un ejemplo: La Geria en Lanzarote. Es un modélico espacio construido por los viticultores, una de las más poderosas imágenes turísticas de la isla. Sus valores no son naturales, sino antrópicos. Modelo mundial de intervención sostenible, que precisa con urgencia generar economías complementarias dentro de un marco legal estable, al igual que el resto de las bodegas de Canarias. Compartimos la nostalgia del viejo agro canario, pero acompañada de un buen vaso de vino, hecho en el nuevo agro real.

A ver si nos dejan.

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