Una puerta abierta a la integración

Las Unidades Móviles de Acercamiento (UMA) atienden a cientos de personas sin hogar en Santa Cruz, a las que muestran el camino hacia los recursos sociales o, simplemente, acompañan en el tránsito diario
La UMA recorre la ciudad cada día atendiendo a las personas sin hogar. / Fran Pallero
La UMA recorre la ciudad cada día atendiendo a las personas sin hogar. / Fran Pallero

Cuando cae la noche y la ciudad se apaga, con la vuelta de los transeúntes a su espacio más privado, el de su casa, en las calles quedan más de un centenar de personas para las que la privacidad de su hogar es toda la ciudad. Un cajero, un banco, unos cartones, sirven como lugar de recogimiento hasta que todo vuelva a llenarse de gente. Antes de que se duerman o de que abran de nuevo los ojos puede que reciban una visita. “Buenas noches. ¿Podemos ayudarte? ¿Estás perdido? ¿Necesitas algún tipo de ayuda?”. Con estas sencillas frases, los trabajadores sociales de la Unidad Móvil de Acercamiento (UMA) del Centro Municipal de Acogida (CMA) de Santa Cruz se presentan por primera vez ante las personas sin hogar que viven en las calles de la capital. Para la UMA, a las seis de la mañana o las doce de la noche, la intervención se hace más sencilla, el ritmo de la ciudad no se interrumpe y los profesionales pueden acercarse a las personas sin hogar para hacerles saber que están allí, que si necesitan ayuda ellos se la pueden proporcionar y que hay recursos a su alcance que pueden hacer más llevadera su existencia.

“Trabajamos con personas y con situaciones muy complejas, sobre la que a veces es muy difícil tener un diagnóstico claro para dar una respuesta”, explica el coordinador de Servicios Integrales de Atención a las Personas sin hogar, Juan David García. Por eso, lo primero que hace la UMA, tanto en los asentamientos (hasta 10 en todo el municipio) como en la calle, es acercarse a las personas para conocer su situación real. “En algunos de esos casos -explica García- lo que hacemos es dar cobertura a necesidades básicas o trabajar un círculo de confianza para que, por ejemplo, la persona acceda a un recurso de ducha, de lavandería o comedor. Somos una primera puerta de entrada a los servicios sociales”. El coordinador explica que con cada acercamiento-diagnóstico que realizan los profesionales de la UMA se pone en marcha lo que denominan Proyecto de Desarrollo Integral (PDI), que permite trabajar con los usuarios en distintos niveles. “No es lo mismo un PDI de calle que el de una persona ya alojada en el CMA”, explica.

Una vez establecido el contacto, el trabajo de la UMA lleva aparejado distintos objetivos, que van desde ese acercamiento a los recursos a otros como acompañar a estas personas a lo centros de salud, a las Unidades de Salud Mental o a citas hospitalarias, porque “la gente sigue teniendo las mismas dificultades que los ciudadanos de a pie”, señala García.

Un ejemplo de esas otras labores es por ejemplo derivar a los usuarios del servicio a recursos sociosanitarios. “Hay un alto índice de envejecimiento de personas que están en calle”, detalla el coordinador de los servicios. “Según la ley canaria -continúa-, a partir de los 60 años se puede acceder a una plaza sociosanitaria, pero antes hay que tener reconocida una pensión no contributiva por incapacidad o por jubilación. Nosotros lo que hacemos es plantearle a ellos que valoren esa posibilidad y que tengan en cuenta que con 70 u 80 años ya no aguantan en la calle como con 40”.

García también destaca el trabajo que se hace con el resto de profesionales del ámbito de los servicios sociales. “Muchas veces tenemos que identificar personas que no tienen la capacidad para tomar decisiones, y ahí nos toca poner en conocimiento la situación donde corresponde”, explica.

Perfiles
Cuando se le pregunta a los responsables de este servicio si hay un perfil definido de las personas que viven en la calle, ellos prefieren hablar de tendencias. Detalla el coordinador que cada vez hay más gente joven en la calle, también más mujeres, “algo que hace 15 o 20 años no se daba”. También gente con trastornos varios, “y no solo del tipo esquizofrenia o bipolaridad, sino con trastornos más difíciles de diagnosticar”, añade García. Los expertos además llaman la atención sobre una de esas tendencias que va en aumento y que es la de personas con patología dual. “Son individuos que tienen algún trastorno psiquiátrico, pero que a su vez tienen una dependencia de consumo de sustancias que no la pueden dejar por su propia voluntad y que hace que aumente la dificultad de la intervención”. Esa dificultad estriba en que no hay recursos específicos para tratar esta patología.

Desde el Negociado de Personas Sin Hogar, su jefa, María del Mar Sánchez, llama la atención en este punto sobre lo que mucha gente espera de la UMA. “Muchas veces te llaman para que vayas a hacerte cargo de un señor que está durmiendo en un banco debajo de su casa y que tiene todo sucio. Te piden que te lo lleves de allí”. “Ese no es nuestro trabajo -continúa-. No podemos ir a quitar a la gente de en medio, las personas tienen libertad para estar donde quieran”. García añade que la gente quiere inmediatez y no ve el trabajo que lleva una intervención. “Muchas veces, por respeto a la persona con la que estamos interviniendo, no podemos informar de cuestiones como que ya ha sido evaluado y enviado un informe a donde proceda o que se está esperando por una cama para su ingreso”.

Herramientas

Junto al factor humano, el de los profesionales de la UMA, el Negociado de Personas sin Hogar, tiene sus propias herramientas para desarrollar mejor su trabajo. Una de ellas es el “mapa de personas sin hogar” que se elabora mensualmente con las ubicaciones de los usuarios ya localizados (con nombre y apellidos) y que no solo permite conocer la movilidad del colectivo, sino que también incluye los casos nuevos.

Por su parte, Sánchez destaca también el trabajo que se hace en los asentamientos en los que, reconoce, “el perfil no está tan cronificado”. Recuerda que, de todas formas, son personas que siguen careciendo de un alojamiento estable, “y nuestro trabajo consiste en llevar la atención que tiene el municipio para la ciudadanía a cada persona que lo necesite y ahí está la UMA, recordando permanentemente que su situación puede variar porque tienen estos recursos y que vamos a seguir informando y acompañando en el proceso, siempre que ellos quieran”.

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