La cobra de Antona

Asier Antona ha hecho un movimiento tan inteligente que solo otro movimiento aún más inteligente de los socialistas puede desbaratar la buena jugada del presidente del PP

Asier Antona ha hecho un movimiento tan inteligente que solo otro movimiento aún más inteligente de los socialistas puede desbaratar la buena jugada del presidente del PP. El órdago que ha lanzado constituye un meritorio ejercicio de psicología inversa. Da por hecho que los socialistas harán lo contrario de lo que propone. Juega con la certeza de que no aceptarán sentarse en una mesa de negociación con el PP. Si hacen lo que él esperaba que hicieran, gana. Si los socialistas dan un portazo a la propuesta, si caen en la trampa de negarse a hablar, Asier Antona mata tres, cuatro o cinco pájaros de un tiro. Si el PSOE comete el error de no abrirse a la conversación que el PP plantea, entonces sí, tanto que sí, el presidente de los populares podrá presumir de haber intentado un Gobierno de cambio, culpará a los socialistas de haberlo impedido, le habrá desactivado a Clavijo la amenaza de una moción de censura, dejará al PSOE guardado en el trastero y, entonces sí, tanto que sí, en unos meses anunciará que la gobernabilidad bien merece que el PP se siente en el Consejo de Gobierno. Ésta es una de las realidades que puede provocar la propuesta. Hay otra. Si los socialistas hacen lo que el PP no esperaba que hicieran, si aceptan un calendario para explorar esa mayoría alternativa, entonces sí, tanto que sí, con las cúpulas de unos y otros al teléfono desde Madrid cualquier cosa puede empezar a pasar, también en el ámbito local. Si PP y PSOE se sientan alrededor de una mesa a hablar, entonces sí, tanto que sí, los días o semanas que duren las conversaciones entre socialistas y populares someterán al presidente del Gobierno a un desgaste brutal. Asier Antona ha puesto velas, flores y ambiente en la mesa. Si beso o cobra, si Chenoa o Bisbal, depende de los socialistas.

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