La decepción tras la cruda realidad

“Teníamos una gran ilusión, íbamos a llegar y a tener de todo, así nos decían en nuestro país; nos aseguraban que llegabas y tenías trabajo”
Cheikne Samoura Elhadij Diouf Mahamadou CámaraCheikne Samoura Elhadij Diouf Mahamadou Cámara
Cheikne Samoura  Elhadij Diouf Mahamadou CámaraCheikne Samoura  Elhadij Diouf Mahamadou Cámara
Cheikne Samoura y Elhadij Diouf bromean con Mahamadou Cámara. | Fran Pallero

Paseamos con los luchadores de Mali Mahamadou Danthioko Cámara y Cheikne Samoura, y el senegalés Elhadij Diouf, por La Laguna. Siempre con una sonrisa en la cara, contestan a todas las preguntas planteadas, pero el gesto cambia al recordar los momentos más duros de su travesía en busca de una vida mejor en Europa o cuando añoran a la familia y amigos que dejaron atrás. Sin embargo, ellos son unos privilegiados y tuvieron suerte, pues otros muchos que lo intentaron se quedaron por el camino, pereciendo ahogados en las aguas del Atlántico desde que comenzó esta tragedia.

Elhadij Diouf recordó cómo llego a La Gomera en cayuco con 17 años. Partió de las costas de su Senegal natal recorriendo más de 1.540 kilómetros en siete días de navegación en 2006. “Estábamos desesperados, pues no veíamos tierra. Recuerdo que la última noche vimos luces en el mar que se movían y paramos los motores del cayuco. Hicimos señales con lo que teníamos a mano, y por suerte era un barco de pescadores que estaban faenando, dieron aviso y nos llevaron a tierra. Mi familia era pescadora y sabía nadar, pero otros muchos no y lo pasaron mal”. Por su parte, Cheikne Samoura y Mahamadou Cámara tuvieron que hacer primero un recorrido de casi 800 kilómetros, desde su Mali natal, un país sin costa, a Mauritania para viajar posteriormente durante cinco días en una patera en busca de una ilusión: llegar a Europa para intentar ayudar a su familia y encontrar un mundo mejor. “Mi viaje duró cinco días”, recordó Samoura. “Llegué a Los Cristianos en 2009 en una patera que partió de las costas de Mauritania. Recuerdo que, al bajarnos de la patera, un compañero de viaje me dijo que hoy iba a descansar y al día siguiente empezaría a trabajar. No sé qué fue de él. Los menores fuimos al Centro de La Esperanza y los mayores, al Centro de Hoya Fría”, aseguró.

Cámara señaló que él también llegó en una patera a Los Cristianos, en 2008. “En mi caso tenía 16 años y no sabía nadar, lo pasé mal en el viaje -después aprendió en Tenerife-. Esta claro que cuando llegué aquí todo es mejor que en Mali, y comienzas a olvidar esos malos momentos. Hay gente que no tuvo tanta suerte como nosotros”, recordó Mahamadou.

Como los tres provienen de países francófonos, la escala en España era el paso para seguir posteriormente a Francia o Bélgica en busca de una vida mejor. Sin embargo, Canarias no estaba en su destino inicial, ninguno de los tres sabía dónde llegaría. “En mi caso”, aseguró Diouf, que fue el primero en venir al Archipiélago, “mi intención era llegar a Francia”. “Sinceramente -indicó-, cuando salimos desde Senegal pensábamos llegar a la Península. Estar en Madrid o Barcelona y después pasar a Francia. Nosotros no conocíamos las Islas, no existían. Con el paso de los meses me fui adaptando a la vida en Tenerife, ya tenía trabajo y luchaba, por lo que me permitió mejorar. Al final no estoy arrepentido de quedarme, me he adaptado y estoy bien aquí”.

Viajaron engañados
Cheike afirmó sobre la experiencia que, “sin duda, éramos jóvenes y nos decepcionó, ya que imaginábamos una cosa y la realidad fue otra. Antes de viajar nos contaron cosas muy buenas y todos teníamos una gran ilusión, íbamos a llegar a Europa y tener de todo; llegabas y ya tenías un trabajo”, aseguró. “Muchos siguen engañados en Mali. Cuando hablo con mi familia y amigos no se creen lo que les cuento”, expuso un Cheikne que pudo volver a su casa en 2014 de vacaciones. “Noté algunos cambios en el país, pero no los que deberían, porque hubo problemas en el Gobierno (tras el golpe de Estado de 2012 y el desarrollo de grupos violentos en el norte del país). Cuando puedo les envío dinero, pero ellos tampoco me piden”, explicó Samoura.

Mahamadou Cámara asintió al oír a su compatriota: “Nos prometieron que en Europa tendríamos una vida mejor, sin tantas penalidades. La situación es dura para muchos compañeros en Canarias, pero, sin duda, aquí se vive bien, mejor que allá”, reiteró.

Guamasa Maxorata
Elhadij Dioug en una ajustada caída de la luchada Guamasa Maxorata celebrada en 2016. | SM
Elhadij Diouf también volvió a Senegal hace dos años y medio a visitar a su familia. “Noté que han mejorado las cosas, pues mucha gente envió dinero a sus familias o ha vuelto a sus pueblos y ha montado negocios”. Él fue uno de los que cuando podía les enviaba dinero. “Ahora hace tiempo que no puedo enviarles nada, la situación es dura si no tienes trabajo”. Y es que, en los tres casos, la lucha canaria no solo fue una manera de integrarse en nuestra sociedad, sino otra oportunidad para reunir dinero que enviar a sus familias.

Un bar en la Avenida Trinidad fue nuestra última parada. Allí siguió la conversación sobre la actualidad de la lucha canaria, de las opciones de sus respectivos equipos -Tegueste y Guamasa- para disputar las semifinales de la Liga Cabildo de Tenerife de Primera Categoría. Todos se muestran ilusionados con disputar las semifinales. Sus equipos van de menos a más y llegan con opciones con tantos enfrentamientos directos en las tres últimas jornadas. “Veo al Guamasa con opciones de meternos en semifinales”, puso de relieve Elhadij, “para eso tenemos que ganar al Llano del Moro y al Campitos”… “Y al final al Tegueste, reiteró Cheikne”. “Eh, con nosotros en la última jornada no tienen posibilidades”, le espetó Cámara. “Bueno, primero vamos a entrenar duro esta semana para ganar el sábado al Llano del Moro, y ya veremos”, respondió riendo.

El Tegueste tampoco tiene un calendario fácil, pues recibe el viernes al Rosario, para visitar al Tijarafe y cerrar con el Guamasa. “Tenemos tres luchadas muy complicadas, pero dos serán en casa y dependemos de nosotros. La competición está muy igualada y cualquier equipo puede ganar o perder. En Tegueste estamos ahora en una buena racha, porque al principio no nos salían las cosas”, recordó un Mahamadou Cámara que no dudó en responder, al ser cuestionado por el luchador más complicado con el que se ha enfrentado: “Eusebio Ledesma. He agarrado con él más de 10 veces y no sé por dónde entrarle. Tiene una forma de luchar difícil, pero seguiré trabajando para hacerle frente. Añaterve Abreu es el más fuerte con quien he agarrado”.

Quien no duerme cuando se enfrenta a Cristian Arbelo es Samoura (todos ríen). “Siempre me ha tirado. Pero uno pone corazón en la lucha y quiero seguir mejorando”, finalizó.

Mahamadou, Cheikne y Elhadij no son los únicos; en el Concepción (El Hierro) milita Khadin Fall, otro senegalés que también llegó en un cayuco.

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