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Álava: un paraíso histórico entre viñedos

Tenerife ha estrenado una ruta aérea con Vitoria que permite abrir una puerta para descubrir una de las regiones más desconocidas del País Vasco, que alberga una gran riqueza natural y patrimonial
Vitoria es una ciudad con un casco histórico medieval, como se aprecia en la panorámica aérea. Foto Quintas

Apenas tres horas separan Tenerife de una de las joyas de la Península Ibérica menos conocidas: Vitoria-Gasteiz. La capital de Álava, al igual que el resto de esta provincia del País Vasco, esconden un sinfín de lugares en los que la historia se da la mano con la gastronomía y la naturaleza para ofrecer uno de los destinos vacacionales más completos a los que volar desde la Isla. El pasado marzo, la compañía Ryanair inició la conexión área, de forma directa, dos veces en semana desde el Aeropuerto Reina Sofía. El vuelo llega directamente al aeródromo de Vitoria, una infraestructura que tradicionalmente se centraba en el tránsito de mercancías, pero que desde hace algunos meses está apostando por el tráfico de pasajeros, para potenciar así el lado más turístico de la región. Para ello, Tenerife es uno de los destinos escogidos. Además, la Diputación Foral de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria han suscrito recientemente un acuerdo con el Cabildo tinerfeño para llevar a cabo acciones conjuntas de promoción y avanzar en materia turística y otros sectores.

Desde el aeropuerto, Vitoria se halla a unos 10 minutos. Pero este punto no solo se puede convertir en la puerta de entrada a la propia Álava, sino al resto de ciudades de Euskadi, ya que tanto San Sebastián como Bilbao se sitúan a una distancia de menos de una hora por carretera. También muy cerca se localizan otras localidades, como Santander, Logroño, Burgos o Pamplona, lo que sitúa a este enlace aéreo como un posible centro neurálgico para visitar buena parte del norte de España. Posiblemente, no solo Vitoria, sino el resto de la provincia sea de las regiones menos conocidas de País Vasco, ya que otros puntos, como Bilbao o San Sebastián, se han convertido ya en destinos vacacionales por excelencia -con sobrados motivos-, pero Álava alberga una gran cantidad de rincones que nada tienen que envidiarles.

Vitoria no solo cuenta con un casco medieval único, dos catedrales y una arquitectura singular, así como numerosos rincones con historia, sino que también una de sus señas de identidad es la apuesta por la zonas verdes. De hecho, la ciudad está rodeada por un anillo de jardines y parques, por lo que a pocos minutos el ciudadano encuentra un lugar para practicar deporte o simplemente disfrutar de la naturaleza.
Muy cerca de la ciudad, los visitantes pueden descubrir elementos artísticos singulares, como los murales de las ermitas de Gazeo -uno de los pueblos por donde pasa el Camino de Santiago- y Alaiza. Además, para los amantes del buen vino, Rioja Alavesa es una visita que no se debe dejar escapar. En esta comarca disfrutarán de numerosas bodegas -y caldos para todos los gustos-, además de pueblos con gran encanto, entre ellos Laguardia, una pequeña ciudad amurallada cuyas calles desprenden aún la esencia de su historia como región defensiva.

Un Valle Salado y un jardín botánico en las ruinas de un monasterio

Una de las visitas casi obligadas para el turista que se acerque a Álava es el Valle Salado de Añana, cuya sal, procedente de un manantial y que se puede degustar en una cata, es utilizada y valorada por los principales restauradores del país. Muy cerca de este paraje se halla el jardín botánico de Santa Catalina, asentado en las ruinas de un antiguo monasterio, donde la leyenda y la vegetación local y foránea se dan la mano.

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