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El Patrimonio ¿perdido? de Santa Cruz

Las esculturas desaparecidas son solo el último ejemplo de los objetos que, de la noche a la mañana, dejaron de estar en el espacio público y que se suman a los destruidos por la desidia
Esta es la actual fuente de la plaza de La Paz; antes existía otra que fue retirada para hacer las obras del tranvía y nunca más se supo de ella. Fran Pallero
Esta es la actual fuente de la plaza de La Paz; antes existía otra que fue retirada para hacer las obras del tranvía y nunca más se supo de ella. Fran Pallero

Que Santa Cruz no ha cuidado su patrimonio histórico y cultural es algo ya constatado. DIARIO DE AVISOS se ha hecho eco en numerosas ocasiones de lo mal que se ha cuidado y se cuida de la historia de una ciudad, que ni siquiera ha sido capaz de sacar adelante los instrumentos urbanísticos necesarios para proteger lo que queda. Plan Especial de El Toscal, los del Antiguo Santa Cruz y barrio de Los Hoteles o el propio Plan General de Ordenación, son muestra de esta falta de planeamiento. En ese camino de desidia se han perdido algunos elementos históricos que, por desconocimiento o picaresca han desaparecido de la escena pública. Entre los que han sufrido especialmente el atropello del tiempo está el cementerio de San Rafael y San Roque, de nuevo cerrado al público para su rehabilitación integral, que sufrió durante años el olvido y el expolio de sus tumbas, placas y hasta de las verjas que rodean algunas de las tumbas. En este recorrido por el patrimonio perdido de la ciudad no puede obviarse la destrucción de algunas construcciones como la del Castillo de San Cristóbal, del que solo queda una muralla bajo la plaza de España y el resto de lo que fue la fortificación más importante de Canarias.

La destrucción de los edificios que hubieran dado un casco antiguo a Santa Cruz como se merece la que fuera capital de Canarias es ya conocida por todos, es más, hoy en día se quiere seguir destruyendo inmuebles como los que la Comisión de Patrimonio Histórico del Cabildo recomendó que se protegieran, las fachadas de la calle Miraflores.

El Chorro de los Caballos se ubicaba donde hoy solo queda la palmera del García Sanabria. Fran Pallero
El Chorro de los Caballos se ubicaba donde hoy solo queda la palmera del García Sanabria. Fran Pallero

Esculturas y fuentes

Pero además de este patrimonio que podría componer una lista casi infinita, hay una vertiente que este verano puso de manifiesto lo que se puede considerar como “sospechosas desapariciones” de la esfera pública de bienes patrimoniales. Las dos obras de la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle que el Ayuntamiento reconoce no saber donde están es uno de los ejemplos más claro de la desidia municipal con su propio patrimonio. Por un lado está una escultura que desaparece de la calle y que todo el mundo da por hecho que fue robada, vendida como chatarra o incluso fundida, Tensores de Claude Viseux. Y por otro, la obra de Jesús Soto, Penetrables, valorada en más de dos millones de dólares, que, aunque de diseño efímero, se dejó olvidada en un almacén municipal del que nunca más salió.

Los bustos originales que acompañaban a la fuente de los cisnes también desaparecieron. Sergio Méndez
Los bustos originales que acompañaban a la fuente de los cisnes también desaparecieron. Sergio Méndez

El conocimiento público de lo que muchos definen como “chapuza” ha llevado a que se traigan a la memoria colectiva otros objetos de alto valor económico y sentimental que, sin más, han desaparecido de la ciudad. Uno de los más comentados fue la fuente original de la plaza de la Paz, retirada para hacer las obras del tranvía (al igual que la escultura desaparecida) y de la que nunca más se supo. Otra la sustituyó como si el valor sentimental y patrimonial para la ciudad fueran intercambiables.

También viene a la memoria otra fuente, en este caso la que era conocida como de los Delfines, ubicada desde finales del siglo XIX en la Alameda del Duque Santa Elena. Fuente que sigue existiendo, pero que ya no cuenta con los delfines que le daban nombre. Un día se la llevaron para repararla y nunca más se supo de sus adornos. Otro de los elementos relacionados con el agua que desapareció fue el conocido como Chorro de los Caballos, en las inmediaciones del parque García Sanabria. Un un espacio en el que hoy solo reina la centenaria palmera que acompañó al chorro desde sus inicios.

Los propios vecinos, además de los casos citados recordaron otros como la desaparición de los bustos de la fuente de los cisnes del García Sanabria, la escultura de la fuente de los nenúfares (también en el parque), los ya mencionados delfines de la fuente de la Alameda o la escultura de La Isla en el monumento a Teobaldo Power en la plaza de los Cantos Canarios. El listado es amplio y seguro que se quedan fuera muchos más objetos.

La fuente original de la plaza del Príncipe debía ser trasladada y finalmente desapareció. Fran Pallero
La fuente original de la plaza del Príncipe debía ser trasladada y finalmente desapareció. Fran Pallero

Vieja costumbre

Pero, desgraciadamente, estas desapariciones no son patrimonio de los tiempos modernos. Tal y como recoge el que fuera cronista de Santa Cruz, Luis Cola Benítez, en su libro, Sed. La odisea del agua en Santa Cruz de Tenerife, la desaparición de fuentes era común. Así, relata que la fuente originaria de la plaza Weyler, no la actual que fue colocada en 1899, desapareció después de dar tumbos por distintas ubicaciones de la ciudad. Como detalló Luis Cola: “En cuanto a la pequeña y primitiva fuente, también de mármol, que estaba situada allí desde años antes, y que se había colocado al inaugurar la plaza, se acordó retirarla y guardarla con la intención de colocarla en la plaza de la Iglesia en cuanto se hagan jardines proyectados”. Los jardines no se hicieron por lo que, “después se acordó que se instalaría en la Sociedad Constructora y, poco después, se acabó colocando en el jardincillo situado frente al despacho de alcaldía en el antiguo convento de San Francisco. Actualmente se desconoce su paradero, si aún existe”.

También en la plaza del Príncipe su fuente de hierro acabó desapareciendo. Como recuerda el ya fallecido Luis Cola, se desmontó para hacer el kiosco y la idea era trasladarla. Solo queda un trozo en una esquina de la plaza del Príncipe.

El Plan Estratégico de Patrimonio estará listo a final de año

Será el Plan Estratégico de Patrimonio Histórico el que marque la hoja de ruta para recuperar y proteger los bienes de la capital. Un documento que, según avanza la concejal del área, Yolanda Moliné, estará listo a finales de año, con la novedad de que muchos de sus contenidos procederán de la aportación ciudadana. “A través del proyecto PCC hemos recogida muchas sugerencias de los vecinos para llevar a cabo distintas acciones”, explica la edil. Moliné reconoce que ha costado un poco que la gente se anime a proponer soluciones. “Es verdad que a la hora de hacer las propuestas cuesta un poquito que la gente cambie el chip y pase de la queja, totalmente fundamentada por el castigo que ha tenido históricamente el patrimonio histórico en Santa Cruz, a la proposición de ideas”. “Poco a poco las asociaciones han ido encaminando esas quejas hacia las propuestas que van a nutrir buena parte del Plan Estratégico y que marcará la hoja de ruta para nuestro patrimonio”.

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