“Ahora sí tenemos esperanzas de que Santa Lucía se arreglará”

“Puede decir que ahora sí tenemos esperanzas de que Santa Lucía se arreglará”, manifestó ayer Rafael de Armas, el nuevo presidente de la asociación de vecinos de ese pequeño núcleo en el litoral de Agache, en el municipio de Güímar, tras sustituir en el cargo a José Herrera. De Armas respondió así a las muestras de apoyo que, según él, ha recibido desde el Ayuntamiento de Güímar, después de que la madrugada del pasado jueves se produjera un gran derrumbe de rocas sobre la carretera y parte del tejado de la vivienda número 96, sin ocasionar daños personales, como hace seis años en una situación similar.

Para el presidente del colectivo vecinal, no se “trató de un milagro”, pero sí de un susto que se puede solucionar en el futuro con “el despliegue de un mallado como se ha hecho en la TF-1, justo a la altura del propio barrio”, indicó, para añadir que “ahora se puede decir que hay peligro, pero el mismo que puede haber en Santa Cruz con algunos balcones o en laderas de Güímar. Tenemos más miedo a la falta de inversión que a la caída de piedras”, remarcó. Para el centenar de vecinos que tienen su residencia o segunda vivienda en Santa Lucía-Los Barrancos, la solución a los problemas de desprendimientos sería “un gran mallado”, similar al que el Cabildo ha colocado a los bordes de la autopista. “Entendemos -dijo Rafael de Armas- que aquí también se debe asegurar la carretera auxiliar de la TF-1”, aunque es consciente de que “el problema es que están por medio tres administraciones, Costas, Cabildo y Ayuntamiento, y no terminan de ponerse de acuerdo, comenzando por discutir quién es el propietario del talud”.

Sin embargo, confía en que en esta ocasión, tras el gran susto del jueves, “se empiecen a arreglar los problemas de Santa Lucía”, y agradece el trabajo de Carmen Luisa Castro, alcaldesa y vecina de Punta Prieta, también en el litoral de Agache, porque “se está moviendo y mucho por conseguir que llegue el mallado al talud”.

El presidente vecinal adelantó que en estos días habrá cortes en la carretera TF-616 para limpiar la zona y rellenar las huellas del desprendimiento, y no teme en ningún caso que “haya desalojo” de vecinos porque la casa afectada “no es una residencia habitual”, y ese talud no tiene nada que ver con el derrumbe que ocurrió el 6 de junio de 2011 dentro de una gran cueva, donde se encuentran una veintena de casas, que entonces fueron precintadas varios meses.