tragedia en somosierra

Indignación vecinal en Somosierra tras el brutal atropello de los dos niños

Mientras sigue la preocupación por el estado de los pequeños, hijos de una familia de inmigrantes integrada plenamente en el barrio, las denuncias por lo peligroso del tramo en cuestión son ya un clamor
En el Volkswagen Polo de color rojo se aprecia por dónde golpeó a los dos niños en el paso de peatones. AJPRO
En el Volkswagen Polo de color rojo se aprecia por dónde golpeó a los dos niños en el paso de peatones. AJPRO
En el Volkswagen Polo de color rojo se aprecia por dónde golpeó a los dos niños en el paso de peatones. AJPRO

Hasta aquí han llegado. Cuentan los vecinos de Somosierra y de García Escámez, especialmente los que viven en las inmediaciones donde ayer fueron atropellados dos niños de 6 y 4 años de edad, que no es la primera vez que protestan por la peligrosidad de este punto negro. Explican que, una y otra vez, se repiten allí, donde confluye la Carretera General de El Rosario con la calle de Marrero Torres, las escenas como la que se produjo ayer justo antes de las ocho y media de la mañana, con las ambulancias y sus sirenas, con los lamentos de los heridos. “Suelo recoger cascos de motoristas”, contaba Nina, nacida en el barrio de García Escámez, a cuyo colegio se dirigían los pequeños, cuyo estado preocupa, especialmente el del más pequeño, a quien hubo que reanimar. Ángeles señala hacia el semáforo, ése que al parecer se saltó la conductora de 28 años detenida tras el atropello. “Es un peligro”, dice, “yo no me fío y prefiero mirar bien antes de cruzar que guiarme por el semáforo”. Cuentan los afectados que, por esa zona, los conductores gustan de apretar el acelerador más allá de lo debido.

Desde ayer dicen basta. Por eso invitan a manifestarse en un acto que tendrá lugar a las ocho y media de mañana jueves en dicho lugar, justo a la hora donde se produjo el accidente, justo cuando oyeron los desgarradores gritos del padre de los muchachos y de su hija mayor, de 12 años, a la que hubo que atender dada la conmoción lógica que le produjo tan terrible escena. Otra vecina, Jessica, va más lejos cuando se pregunta si esta repetición de accidentes sería permitida por las autoridades en el caso de que se produjera en otros puntos de la capital, allí donde habitan los más favorecidos por la fortuna.

Sin duda, el hecho de que la conductora diese positivo en el test que desvela el consumo de varias sustancias estupefacientes es relevante. y se escapa a las medidas que, a corto plazo, puedan aplicar los responsables públicos, pero también es igual de cierto que supone un reflejo de un mal social sobre el que también hay mucho por trabajar.
Será la Justicia, en realidad ya está en ello, quien dirima las responsabilidades por lo acaecido, pero la indignación vecinal que ayer palpó este periódico en la zona del atropello merece una respuesta adecuada por parte de las autoridades. La seguridad vial sigue siendo un grave problema en Tenerife, y muchas de las mejoras logradas anteriormente son el fruto de revindicaciones ciudadanas que llegan cuando, como en este caso, se produce el hartazgo ante la sucesión de siniestros en el mismo lugar y por motivos que, cuanto menos en parte, sí son subsanables a poco que exista el interés necesario.

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