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“Un buen clima laboral redunda en una mayor eficacia y productividad”

Fernán Bravo López, psicólogo general sanitario, psicoterapeuta y secretario de organización de CSIF Provincial, sindicato pionero en tener un gabinete psicológico en España y Canarias, lleva seis años realizando una importante labor con los afiliados
Fernán Bravo López. | DA

La crisis económica, política y social que ha venido azotando a toda Europa en los últimos 10 años ha dejado a millones de personas sin empleo, vivienda e hipotecadas de por vida. Por todo ello, muchas han sufrido crisis depresivas que con el tiempo se han convertido en una constante, que, incluso, les ha llevado al suicidio. Fernán Bravo López, psicólogo general sanitario, psicoterapeuta y secretario de organización de CSIF Provincial, sindicato pionero en tener un gabinete psicológico en España y Canarias, lleva seis años realizando una importante labor con los afiliados. A lo largo de este tiempo ha atendido a más de 300 trabajadores con trastornos psicológicos derivados del entorno laboral.

-¿Cómo se plantea los problemas de salud mental en el ambiente laboral en España?

“La tendencia en nuestro país respecto a los problemas psicológicos en el trabajo, fundamentalmente estrés, ansiedad y depresión (y conductas derivadas, como alcoholismo o drogadicción), es abordarlos como problemas individuales. Incluso, las propias personas que los padecen tienen esta tendencia de autoculpabilización y no tienen una comprensión clara de lo que les está pasando”.

-¿A qué se refiere?

“Por ejemplo, entendemos que un conflicto entre dos personas es un problema entre ellos, sin detenernos a analizar si un ambiente laboral estresante, exigente o con falta de medios ha facilitado que este se haya producido. Conflicto que, con el tiempo puede, por ejemplo, derivar en acoso laboral. Y ante ese problema reaccionamos normalmente tomando partido por una u otra parte por afinidades personales o porque una de las dos personas está en una situación de poder, o porque sencillamente tiene habilidades para manipular y envolver a la otra parte del conflicto, potenciando un discurso negativo sobre el otro, cargado de prejuicios y estereotipos que termina a largo plazo justificando la violencia psicológica y física sobre el otro”.

-Acoso laboral. ¿Podríamos decir que son víctimas?

“En efecto, son víctimas. Los diagnósticos más frecuentes para quienes sufren acoso laboral son el trastorno adaptativo y el trastorno de estrés postraumático; este último es el que padecen, por ejemplo, las víctimas de catástrofes. En el acoso laboral, se ha estudiado que pequeñas y frecuentes acciones de hostigamiento durante un largo periodo de tiempo produce el mismo sufrimiento psicológico que el de grandes vivencias traumáticas, como un accidente aéreo, matanzas, guerras, etcétera. Por otro lado, y desde esta misma óptica de prejuzgar como individuales los problemas y conflictos laborales que tienen ecos psicológicos en los trabajadores, cuando la persona sospecha -casi siempre tras varios años y con su vida ya rota y normalmente en un callejón sin salida- que “pudiera” estar sufriendo acoso laboral, acude a un delegado sindical, a un superior, a un abogado, a su médico de familia, a la mutua de trabajo e incluso a profesionales de la salud mental, y se encuentra con que quien le atiende encara también el problema como individual, con el mensaje a veces sutil, pero otros más directos, de que “algo falla en ti, que no has conseguido resolver esto adecuadamente”. Mensajes como “tienes que tomarte las cosas de otra manera” o “no has sabido defenderte” o todo lo contrario, “es que eres muy conflictivo o cabezota”. Y aquí se produce una revictimización de la víctima”.

-Pónganos un ejemplo.

“Lo vemos más claramente estos días en los que, con el juicio por la supuesta violación de los Sanfermines, se ha intentado prejuzgar a la víctima por el tipo de vida que lleva; o en los casos de acoso sexual que ahora se denuncian desde Hollywood, que no olvidemos que se da en un entorno laboral y desde una situación de poder, en el que hay quienes de alguna manera han dado a entender que las víctimas no pusieron las barreras que otras y otros sí pusieron. Esto lo vemos más claro si ponemos el ejemplo de que a alguien le cae un tablón en la cabeza durante el trabajo, y su delegado sindical, su abogado, la mutua de accidentes de trabajo, o su médico, o dan a entender que si hubiera saltado como otros hicieron, el tablón no le hubiera caído encima, y que lo que tiene es un problema de sobrepeso que le hace no tener agilidad para esquivar estos accidentes. Con lo psicológico ocurre esto ocurre y tiene tela, porque se victimiza doblemente a la víctima”.

-¿Quienes son los responsables? ¿La empresa?

“Son fenómenos complejos y requieren la implicación de todos los actores. Como cualquier problema laboral, lo situemos jurídicamente como acoso laboral o no, es algo que ocurre en el trabajo, y la empresa es responsable de ello. Y ya no sólo por una cuestión de responsabilidad ética, que lo es, ni jurídica, que también lo es, es que las conductas más frecuentes para quienes sufren por estrés, acoso o desgaste profesional son las bajas laborales, el presentismo, el cometer errores… Y esto tiene un coste enorme para la empresa. Sin duda, y a corto plazo, es más barato desentenderse y enfocar estos problemas como individuales. Pero a largo plazo está demostrado que un buen clima laboral redunda sobradamente en una mayor eficacia y productividad y la inversión en esta materia compensa sobradamente. Una empresa que entiende que los conflictos no son algo excepcional, sino que forman parte de la normalidad dentro de la vida laboral y corporativa, se responsabiliza y pone medidas para evitarlos y abordarlos adecuadamente cuando se producen”.

-¿Qué pueden hacer las empresas?

“Políticas de buenas prácticas, procedimientos continuos para evaluar la satisfacción y el clima laboral para detectar estrés o acoso, capacitación respecto al trabajo en equipo de cargos intermedios y supervisores, formación del personal para detectar estrés, acoso o desgaste profesional, protocolos claros y eficaces de actuación, orientación a la resolución de conflictos como algo normal, etcétera”.

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