superconfidencial

Julio Camba

A todos los que se van a dedicar a esto del puto folio les recomendaría yo que leyeran a Julio Camba. Yo he pedido todos sus libros disponibles y acabo de terminar uno sobre semblanzas de escritores famosos (Caricaturas y retratos, edición de Francisco Fuster). Me consuela leer la de Honoré de Balzac. A propósito del embargo de su museo, dice Camba: “No será esta la primera vez que los agentes de la autoridad entran en la casa de Balzac para proceder a una diligencia de embargo… Cuando llamaban a su puerta, como Balzac tenía más motivos de pensar que se trataba de un inglés iracundo que de un editor generoso, abandonaba precipitadamente su trabajo y se marchaba por una puerta falsa. En los últimos días del mes envolvía con muchos trapos su campanilla y ya podían los ingleses tirar del cordón”. Oscar Wilde decía que la literatura no se lee y el periodismo es ilegible. Yo no estoy de acuerdo, pero sí lo estoy en que el periodismo -aparto los showmen y las showomen americanos- es oficio de pobres y el de escritor es una profesión incierta: tienes que escribir Harry Potter o Los pilares de la Tierra para hacerte rico de verdad. Y, en España, las series de Alatriste y de Falcó proporcionan cierta comodidad, un suponer. Hay que leer a Julio Camba, que tenía un extraordinario poder de observación y unas ocurrencias de genio. Vivió mucho tiempo -y murió- en el Palace de Madrid, sin escribir una sola línea. Sólo sentándose junto a una estufa, esperando a que alguien llegara para invitarlo a comer en un restaurante de lujo. Lo llamaban “el solitario del Palace” y nada más cenar, o almorzar, se levantaba de la silla y pedía que lo llevaran -en coche- de nuevo al hotel.

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