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Los hijos del Drago Milenario

En la ‘guardería’ del Parque de Icod de Los vinos se cuidan descendientes de diferentes edades del mítico ejemplar, mientras que otros se encuentran en Madrid, Texas y Gales, y hay algunos en paradero desconocido
La emblemática planta, símbolo de Icod, está rodeada por cientos de sus hijos, que no necesitan de grandes cuidados. Fran Pallero

Son miles, están desperdigados por diversos municipios, e incluso han emigrado a Estados Unidos y a Gales. Sus edades son diversas, los hay de apenas un año mientras que otros alcanzan los cincuenta. Hay jóvenes que se han quedado calvos, es decir, sin ramas, y gemelos, pese a que sus tamaños, alturas y formas distan mucho unas de otras. También están los de paradero desconocido.

Lo cierto es que el drago milenario, uno de los seres vivos más ancianos del mundo ubicado en Icod de los Vinos, tiene miles de descendientes. Muchos de ellos se cuidan en la guardería que tiene el parque, en la que no importa la edad sino el bienestar.

El Dracaena draco, su nombre científico, suelta de forma permanente sus semillas, pequeñas bolitas de color rojo. Cuando caen de la copa, el viento las tapa y se asientan sobre la tierra. Al no necesitar de ningún cuidado ni conservación especial, suelen germinar bastante rápido. Por eso, el viejo ejemplar tiene cientos de hijos a su alrededor aunque su crecimiento recién se aprecia pasado el año.

El personal de Icodtesa, la empresa pública que se encarga de gestionar el Parque del Drago, las coge y las trasplanta o bien las almacena en depósitos plásticos, ya que son muchas las personas que reclaman una. Ello ha hecho que el drago recorra el mundo.

“Recuerdo una carta de una señora en Texas que se llevó una semilla de aquí y escribió sorprendida porque la planta le había crecido”, recuerda el encargado de Icodtesa, Rubén Borges.

Pese a que no sobrevive en cualquier clima, porque el frío le afecta mucho, se adapta con facilidad. Prueba de ello es que dos décadas atrás se sembró una unidad en el Real Jardín Botánico de Madrid que sigue en pie. No corrió la misma suerte el hijo plantado en 2006 en el recinto ferial Ifema, también en la capital de España, con motivo de la celebración de la Feria Internacional de Turismo (Fitur ). “Se llevó embalado en una caja, y justo ese año cayó una helada muy fuerte y lo quemó en un lateral. Por eso se sacó de allí y se trasladó al Jardín Botánico con el objetivo de intentar recuperarlo”, precisa Borges.

También tuvo buena vida el descendiente que llegó en 1988 al Jardín Botánico Nacional de Gales, en el Reino Unido, con quince años, y que en 2013 floreció por primera vez ayudado por la ola de calor que azotó al país ese verano.

“Lo cierto es que es una planta bastante dura, aunque se piensa que sufre mucho, porque cicatriza por los lados y se notan las heridas, pero se suele regenerar y remonta con rapidez”, explica Rubén Borges.
Si bien el milenario necesita de cuidados especiales debido a su avanzada edad, su declaración como monumento nacional de interés nacional, y a que es uno de los lugares más visitados de Tenerife junto con el Parque Nacional del Teide, no ocurre lo mismo con sus vástagos.

Éstos se encuentran en la guardería, una zona ubicada en la parte baja del parque creada para velar por su buena salud. Allí viven ejemplares de todas las edades, desde los más pequeños, con apenas unos años de vida, hasta los más ancianos, que rozan o incluso superan los 50. Sin embargo, el crecimiento de algunos de ellos no ha sido el adecuado porque les falta tierra.

Ello se debe a que la guardería se encuentra dentro de una zona volcánica. Por este motivo, los responsables del parque planean trasladarla a dos huertas que están ubicadas en la parte más baja del recinto, cuya superficie es considerable, y crear allí el bosque de los dragos, donde el visitante podrá ver desde la evolución en semilla hasta el desarrollo de esta especie.

La idea es trasplantar algunos de los hijos que en su actual emplazamiento no van a avanzar más y plantar otros nuevos. Mientras tanto, el personal del parque sigue velando por su buena salud y les dedica todos los cuidados necesarios: entre ellos, que no tengan exceso de agua porque sus hojas se manchan, y el objetivo, aunque difícil, es que tengan el mismo porte y belleza que su progenitor.

Un mapamundi para saber el destino que han tenido los retoños

En la nueva página web de Turismo del Ayuntamiento de Icod de los Vinos se creará un apartado dedicado al Drago Milenario y a sus hijos. La idea es que la gente que se ha llevado semillas se ponga en contacto para saber dónde se encuentran los descendientes, ya que se tiene constancia verbal, pero no formal sobre sus localizaciones, cómo se los han llevado, cuál ha sido su evolución y crecimiento y si ha tenido problemas en hacerlo, entre otros aspectos. “Se intentará hacer un mapamundi del drago”, confirma Rubén Borges.

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