sociedad

Buscando un hogar a los animales

Valle Colino recoge una media de 2.500 perros y gatos al año; su ampliación es “fundamental” para poder atender a tantas mascotas
El albergue necesita aumentar su número de plazas.
Muchos de los animales llegan a Valle Colino porque los recogen los propios trabajadores y otros los dejan los propietarios. Sergio Méndez
Muchos de los animales llegan a Valle Colino porque los recogen los propios trabajadores y otros los dejan los propietarios. Sergio Méndez

El albergue comarcal Valle Colino, en La Laguna, recoge cada año una media de 2.500 animales, tramita cientos de adopciones, ayuda a recuperar mascotas perdidas y supone un hogar para animales abandonados por sus propietarios. En los más de 10 años que el albergue lleva abierto, la cifra de animales no deja de crecer para un espacio de poco más de 4.000 metros cuadrados, de los que útiles son unos 600, por lo que su ampliación es “fundamental” para la entidad que lo gestiona, la Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas (Fecapap). La entidad está justo en este momento terminando de resolver su situación administrativa con los cuatro ayuntamientos a los que presta servicio (Santa Cruz, La Laguna, El Rosario y Tegueste).

Valle Colino, cuya construcción asumió el Cabildo y cedió al Ayuntamiento de La Laguna, entró en funcionamiento el 3 de octubre de 2005, tras retrasos continuos en la finalización de las obras, recuerda perfectamente Adriana Naranjo, presidenta de Fecapap, la entidad que lo ha estado gestionando desde su inicio. “Antes solo había una pequeña perrera en Santa Cruz, para 25 animales, y otra en La Laguna, con poca capacidad, y El Rosario y Tegueste no tenían nada. Y de ahí surgió la necesidad de hacer este refugio para que diera servicio a los cuatro ayuntamientos”, rememora.

Fecapap está compuesta por 18 asociaciones y es la única federación de este tipo en la Isla. También es la única declarada en Canarias de Utilidad Pública, lo que supone “un reconocimiento de imagen, prestigio y credibilidad”, destaca Naranjo.

A Valle Colino llegan animales de cuatro municipios, aunque Adriana reconoce que, como algunos no tienen chip, “puede que nos cuelen de otros”. El caso más habitual de ingreso proviene de la recogida de los animales por parte de los propios trabajadores, tras recibir un aviso de la Policía o de un particular. Pero también hay propietarios que se acercan al albergue a dejarlos “porque no los quieren o porque no los pueden tener por diversas circunstancias”. “Hay de todo -explica Adriana-, la falta de responsabilidad a veces es lo que hace que los entreguen, porque los cogen de cachorros y luego ven que hay que sacarlos todos los días, que hay que llevarlos al veterinario, y es un gasto extra, o que se van de vacaciones y hay que pagar una residencia… Pero también hay gente que ha tenido mala suerte y se ha quedado sin trabajo y ya no puede cubrir las necesidades del animal, que no son solo comida, y con todo el dolor de su alma lo tienen que entregar”.

Lamentablemente, también se encuentran con casos puntuales de maltrato animal. “Por ejemplo, hace poco tuvimos un perro pequeño, ya mayor, que habían metido en una bolsa y lo tiraron en un solar lleno de escombros, y gracias a que pasó alguien por allí y nos avisó”. Sin embargo, el animal falleció al poco tiempo. Por ello, desde la Fecapap también realizan una importante acción de concienciación. “Desde 2006 hacemos charlas y talleres en los centros escolares y centros ciudadanos para prevenir el abandono, y también asistimos a cualquier iniciativa sobre animales”, señala la presidenta de la federación.

El coste anual del mantenimiento del albergue es de 300.000 euros y las aportaciones de los cuatro ayuntamientos llegan a los 257.000 euros, “el resto se cubre gracias a las donaciones y las adopciones”.

Sin embargo, desde que a finales de 2015 concluyera el convenio que venía funcionando entre la protectora y los cuatro municipios, la situación económica del albergue se ha complicado mucho, llegando a estallar el pasado enero. En concreto, al no existir ningún convenio o relación administrativa entre las partes, los pagos de cada ayuntamiento se estaban retrasando, llegando a realizarse a año vencido, lo que hizo que la situación económica del albergue llegara a ser insostenible y el anuncio de la Fecapap de que dejaría de recoger los animales de los municipios que más se retrasan.

Esto provocó una reunión entre los cuatro ayuntamientos y el Cabildo, con la intención de que este asumiese la gestión del albergue. La Corporación insular respondió que, desde un punto de vista jurídico, no podía hacerlo, al no ser de su competencia.

Ante la negativa del Cabildo, el Ayuntamiento de La Laguna reunió, el pasado jueves, a los otros tres municipios y a la Fecapap y les propuso ceder el uso de la instalación de Valle Colino a la Fecapap y que cada uno de los cuatro ayuntamientos firme un convenio individual con la entidad. Una solución que, a falta de la confirmación definitiva de los interventores, parece que será la más viable desde el punto de vista administrativo.

Otro problema a la vista es que, en estos más de 10 años, las previsiones de recogida de animales “se han disparado” y la ampliación del albergue se ha convertido en una necesidad “fundamental”. A este respecto, Adriana Naranjo recordó que cuando el Cabildo construyó el albergue fue en una parcela de 18.453 metros cuadrados, de los que solo se usan poco más de 4.000, con la idea de ampliar la instalación en caso de necesidad y cuyo coste asumiría la Corporación insular. “Y ahora es muy necesario”, enfatiza. Sin embargo, apunta que el tema se trató en la reunión del jueves y que desde el Ayuntamiento indicaron que, “de momento, no se puede”.

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