después del paréntesis

¿Contradicciones?

Era agosto. Por el cargo que ocupaba entonces en la Universidad, asistí a la jura de bandera de ese año

Era agosto. Por el cargo que ocupaba entonces en la Universidad, asistí a la jura de bandera de ese año. Los mandos militares nos instalaron en una zona distinguida de la grada bajo un toldo. Concurrió el alcalde de Santa Cruz. Dijo: “No, señor; si los soldados están al sol, yo también!”. Así fue: seguimos el acto cegados por el tórrido calor del verano. Después de que los reclutas confirmaron, se oyó por la megafonía que varios civiles habían pedido repetir su reconocimiento. El primero en proceder fue el dicho alcalde, don José Emilio García Gómez, militante nacionalista que era. Me pregunté por la paradoja, por qué un político con semejante sustento se manifestaba de ese modo…

No me equivoqué. Don José Emilio fue un notable dirigente del PP en Tenerife. Lo cual demuestra que su estancia en CC no era circunstancial, sino cimera, porque el tino de ese partido es tan difuso como el de cada uno de sus militantes, que van del independentismo a la derecha más recalcitrante. Votas a CC y te encuentras con lo que CC confirma: acusa al Estado de ignorarnos, que nos debe dinero (acaso con razón, tardo Rajoy) o que, para decidir, ha de esperar al partido que tiene la sartén por el mango (si PSOE PSOE si PP PP). Y no es anormal el asunto, a fuer de ver lo que ocurre con el Gobierno actual y su minoría, unas veces en manos de los filo-socialistas de La Gomera y siempre a la sombra de los incondicionales españolistas, que también los hay en Canarias. Lo que te preguntas en estos casos es si la política se hace con fundamentos o con subterfugios. Y uno repasa el tiempo, mucho tiempo, y descubre lo segundo en quienes con unos pactos o con otros han gobernado estas Islas perpetuamente.

Gran invento este de CC, ya digo, digno de enciclopedias, como los de Jordi Pujol. Por ejemplo, a alguno de esos pensadores de partido no les ha venido mal manifestar que los jueces aquí (como ocurre en Cataluña) han de ser de aquí. La aplicación de la ley tiene ese efecto: no lo que es, sino lo que acarrea la cercanía. O que ajusten los modelos económicos: cerca de la UE, porque da dinero, lejos de España, porque lo controla o se lo lleva. Es decir, criollismo nada singular. Para eso la identidad exclusiva, que es la única punta de lanza de esta (supuesta) ideología. ¿Cómo defender semejante gracia? Caramba, señor Clavijo, soberanismo y PP. ¿Contradictorio? No; desvaríos grotescos en un país de fantasía.

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