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Alberto Cortez: “Si uno no siente lo que hace, ¿qué sería de nosotros?”

El cantautor de las cosas simples, regresa a Canarias, a sus 78 años, dentro del Festival Mar Abierto para dar dos recitales con sus canciones más recordadas.
Alberto Cortez. | DA

Alberto Cortez, el cantautor de las cosas simples, regresa a Canarias, a sus 78 años, dentro del Festival Mar Abierto para dar dos recitales con sus canciones más recordadas. En Tenerife estará en el Teatro Guimerá el próximo domingo 8 de abril y en Gran Canaria un día antes, en el Auditorio Alfredo Kraus.

-Esta será la tercera vez que regresa a Canarias con el Festival Mar Abierto. ¿Cómo se siente al ser tan querido en las Islas?

“El amor nunca está demás. En este caso, el público de Canarias me aprecia y me visita para que yo le cante. Es como recuperar un tesoro siempre”.

-Cantará una selección de sus mejores canciones.

“Yo voy a cantar lo que la gente espera que yo cante. Esto hay que aclararlo bien. Si el público ha hecho populares algunas de mis pobres canciones, cómo no se las voy a ofrecer. Yo voy con el espíritu de cantar todas las canciones que el público me demande, que el público me pida, porque al fin y al cabo son ellos los que han hecho de algunas de mis canciones éxitos o recuerdos. Como queramos llamarlo. Es muy importante, porque no todo el mundo puede presumir de semejante regalo del público hacia un artista”.

-¿Y cuáles son las que el público no le perdonaría que no cantara?

“No perdonaría si no canto Cuando un amigo se va, Distancia, En un rincón del alma, Callejero… qué se yo. Voy con un repertorio de veintitantas canciones”.

-Y seguro que le pedirán algunas más…

“Sí, las que me pidan y recuerde. Tiene que entender que estoy acompañado por un pianista y tiene que tener la partitura y habrá que buscarla. Nosotros hemos hecho un anticipo de lo que realmente espera la gente que cantemos. Llevamos ya preparado todo en un orden para que el pianista no tenga que andar buscando partituras mientras yo estoy cantando”.

-A usted le llaman el cantautor de las cosas simples, que en cierta manera son las que más llegan al alma.

“El alma no es una cosa simple. El alma es un tesoro fundamental que tenemos los seres humanos. Si no fuera por ella… Dios mío. Ahora que estoy haciendo un repaso de textos que tengo en mi ordenador estaba leyendo uno de Alma Mía que dice: “Siempre en guardia vigilando mis entornos”. El alma es el fundamento del ser humano. Cuando no hay alma, no hay nada. Y en la nada no vamos a pretender navegar o nadar”.

-Sus canciones tienen mucho de su alma.

“Sí, son todas partes de mí. Porque es la forma mía de sentir. Yo cuando veo un ave volar no veo solamente un pájaro que vuela porque la naturaleza le ha dado alas. Veo el espacio que está ocupando y que me está haciendo gozar de su talento, de su viaje, de su vuelo y su presencia en el espacio. Esto son cosas que muchas veces al común denominador de las personas se les pasa de largo: “Ah sí, mira una golondrina”. A lo mejor lo que no piensan es que esa golondrina ha recorrido el mundo entero para llegar a nuestros ojos y brindarnos el placer de verla volar”.

-¿Quizás ese sea el secreto de su éxito, que sus canciones hablan desde el alma?

“No sé, eso sería una cuestión de sentarnos a analizar. Hay un poeta argentino del que yo aprendí a escribir mis primeros versos. Decía: “La verdad es un molde, un diseño que rellena mejor quien más delira”. Cuando uno lee esa frase y la piensa a fondo piensa: “Caray, qué verdad decía ese hombre”. Esa verdad que todos creemos que tenemos en la mano y podemos exhibirla como un trofeo. Usted debe delirar más hacia su verdadera idea de lo que es la verdad y yo veo a través de mis pensamientos lo que yo pienso de ella”.

-¿A qué es más difícil cantar: al amor, al desamor, a la alegría o a la tristeza?

“Bueno, los sentimientos tienen esa variedad de posibilidades, pero eso fundamentalmente se llama sentir. Si uno no pone ese poder sentimental que tenemos todos los seres humanos para determinar las cosas y verlas especiales y etéreas, ¿qué sería de nosotros? Seríamos como árboles o piedras”.

-Usted además es poeta. ¿Cree que los compositores tienen algo de poetas también?

“Depende. Si escriben poemas, sí cabe la posibilidad de llamarse poeta. Yo a Serrat lo considero como un poeta importante de nuestro tiempo. O al propio Sabina, que ha escogido una fórmula muy particular, que es cantar a la gente que vivimos en las grandes urbes. El es un cantante y un poeta de todos nosotros, de los seres urbanos”.

-¿Tiene pensado publicar próximamente algo de poesía?

“Yo tengo preparados dos libros. Uno que se llama Voces del camino, de relatos de cosas que he visto, he vivido o que me ha contado gente de cualquier lugar del mundo. Por ejemplo, el relato de El niño y el cordero, que es una historia que me contó un señor mientras nos tomábamos una pequeña botella de vino. Una historia de Los Andes, de unos campesinos que superaron unos problemas, pero me la contó con un entusiasmo tan grande que se me grabó en la mente y un día me puse a escribirla”.

-¿Qué echa en falta en el panorama actual de la música?

“Yo no soy un espectador constante de la música. Sencillamente, acepto lo que me ponen en televisión o por las radios. Generalmente busco más noticias que actualizaciones de cantantes que desconozco. Yo vivo en un mundo ligeramente aislado del resto. Me cuesta bastante juzgar a nadie. No me gusta, además. Sencillamente, lo acepto o no”.

-¿Qué consejo le daría a los jóvenes que están empezando en el mundo de la música?

“Primero decirles que este mundo de la música es muy serio. No podemos jugar con las palabras porque esas palabras pueden repercutir en la sociedad, que necesita de su talento, pero para que la enriquezcan. Eso es lo que tendrían que pensar los jóvenes que empiezan en la música. Y sobre todas la cosas, hay conservatorios para aprender a dominar el idioma de la música. A parte de dar tres acordes de guitarra y creer que puedes componer una canción, tienes que saber cómo y por qué ese acorde suena como suena, y por qué está formado por diferentes notas dentro de lo que tú puedas hacer sonar con la guitarra. Esto aportaría más respeto por el mundo de la música y que nos acercáramos a ella desde su base. Para que aprendan a saber por qué la música es lo que es. En todas las teorías musicales, la música es el arte de acomodar los sonidos dentro de una escala”.

-Usted ha dicho en alguna ocasión que el poder de la palabra es el poder de la información. ¿Los cantantes tienen que transmitir un mensaje a la sociedad, sobre todo en estos tiempos convulsos?

“Nosotros necesitamos exigir a los políticos que se tomen en serio su tarea y que nos permitan e insistan en tratar de vivir en una sociedad mejor”.

-¿Piensa en su retirada?

“Eso sería comercialmente interesante porque la gente diría “venga, vamos a verlo por última vez porque o se nos va o se nos muere”. Claro, eso es una dependencia comercial. De hecho, nuestra sociedad es una sociedad de intercambios comerciales. En consecuencia, no tendríamos que asustarnos de eso. Cuando dicen que “este cantante es un cantante bastante comercial”, pues ¡hombre, qué bien! Quiere decir que va a participar en el gran jolgorio de la sociedad en su pleno rendimiento”.

-¿Qué le queda por hacer?

“Muchas cosas. Pero yo creo que son demasiadas. No sé si voy a poder hacerlas. Yo espero que sí. El tener esa idea futura, inmediata probablemente, me hace pensar que a lo mejor estoy más lejos de la rendición final”.

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