el charco hondo

Los hidroaviones son para el verano

Ahora que el último incendio ha quedado atrás, y que ya se está dejando de hablar del asunto, por qué no hacerse la pregunta más cíclica de entre las cíclicas. ¿Cuánto cuesta tener en Canarias un hidroavión de forma permanente? En estas Islas tan permeables a debates que nacen, crecen, se desarrollan, mueren, renacen, crecen, se desarrollan y vuelven a morir, una y otra vez, la discusión sobre la necesaria presencia de un hidroavión en el archipiélago se ha ganado un lugar en lo más alto del podio de las polémicas circulares. Se declara un incendio, la cosa se complica, hacen falta hidroaviones, no los tenemos, pedimos al Estado que los envíe, tardan o no llegan a despegar, nos preguntamos cómo es posible que no tengamos al menos un hidroavión, se dice que vendría bien tenerlo, se sofoca y apaga el incendio, volvemos al día a día, pasan los meses, olvidamos lo del hidroavión, se declara otro incendio, la cosa se complica, hacen falta hidroaviones, no los tenemos, los pedimos, llegan tarde o no despegan y, confirmando ese lugar en lo más alto del podio, nos preguntamos cómo es posible que no tengamos al menos un hidroavión a mano durante los doce meses del año, se controla el incendio, olvidamos y vuelta a empezar. ¿Para qué contar con una base fija si solo hacen falta unos pocos meses?, responden quienes silencian o esconden que veranos e inviernos se parecen cada vez más. A menos que el Estado niegue la mayor, y negándola sentencie que lo del cambio de las pautas climatológicas es ciencia ficción, lo suyo es reconocer que el riesgo se multiplica de enero a diciembre y que, en consecuencia, ya no vale acotarlo temporalmente. Hace falta una base fija de hidroaviones en Canarias. No es razonable, ni aceptable, esperar o desesperar esperándolos. Como suele ocurrir, ya apagado el incendio la demanda del hidroavión se sofoca hasta el siguiente conato. Con el fuego la reivindicación nace, crece, se desarrolla y muere hasta que vuelve a declararse un incendio, y caemos otra vez en que el hidroavión más cercano está durmiendo en Torrejón de Ardoz, allá por Madrid. Los hidroaviones, como las bicicletas, son para el verano.

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