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Marcela, titular de un testamento vital, muere entre terribles dolores

La mujer, que pasó 10 años promoviendo el testamento vital, fallece sin que el Hospital Dr. Negrín respetara el suyo. La familia acusa al centro de someterla a un "ensañamiento" terapéutico contra su voluntad

La familia de una empleada pública que pasó diez años promoviendo que los pacientes dejaran escrito un testamento vital ha acusado hoy al Hospital Universitario Doctor Negrín de no haber respetado el suyo y de haberla sometido a un “ensañamiento” terapéutico contra su voluntad.

La afectada por este caso es Marcela Padrón Rodrígnea, una paciente en tratamiento contra un linfoma que ingresó en el 8 de diciembre en el hospital Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, donde cuatro días después sufrió un fallo multiorgánico y una sepsis, según ha adelantado esta mañana la cadena Ser en Canarias.

Su hijo, Aridany González, ha relatado a Efe que durante el proceso previo de su enfermedad, su madre explicó a su familia que quería luchar contra el linfoma si ello era posible, pero también les adelantó con claridad cuál era su decisión si la situación se volvía irreversible: no seguir con un tratamiento si este ya resultaba ineficaz y eso solo suponía agravar su sufrimiento.

La familia González Padrón sostiene que, en los cuatro días que pasó en el hospital desde que sufrió el fallo multiorgánico hasta que murió, a Marcela se le hizo sufrir sin necesidad y se “ensañaron médicamente” con ella, a pesar de que pidieron al centro sanitario que se activara su testamento vital.

“Su manifiesto de últimas voluntades no se respetó. Y la ironía de este caso es que mi madre fue en los últimos diez años, desde que se instauró en Canarias ese manifiesto, la responsable de su realización en la provincia de Las Palmas”, subraya su hijo.

En las circunstancias en las que estaba su madre, relata, la familia pidió que no se continuara con un tratamiento que podía provocarle diabetes, ceguera y amputación de las extremidades, sin que ello le ofreciera, desde su punto de vista, una oportunidad de curarse o de superar, al menos, la crisis en la que se encontraba.

Los González Padrón demandaron que, en lugar de eso, Marcela fuera sedada y se la permitiera morir dignamente, sin sufrimiento.

Sin embargo, su hijo denuncia que la responsable del departamento en el que fue ingresada su madre esos días le dijo expresamente que el testamento vital de la paciente no le valía.

Aridani González recalca que no hablan de eutanasia, sino de un testamento vital que está regulado legalmente, para que el paciente pueda dejar dicho a los médicos qué quiere que hagan con él en una situación límite, si no está consciente para decidir él mismo. “Y en el caso de mi madre lo tiraron a los pies de los caballos”, añade.

“Mi madre pasó cuatro días en los que el sufrimiento fue extremo. Tenía hasta sal cristalizada en los lagrimales de los ojos, estaba con las manos amarradas, sufriendo diálisis, con peligro de amputamiento de manos y pies…”, rememora.

La familia de esta paciente asegura que no denuncia el caso en busca de una compensación económica, sino por lealtad a su madre y a todas las personas a las que ella un día convenció para que se hicieran un testamento vital, para que no se queden “con la duda de si llegada la hora van a pasar lo mismo que ella”.

Consultado por los periodistas, el director médico del Hospital Doctor Negrín, Daniel Ceballos, ha replicado que el relato que ofrece esta familia “no se ajusta, en absoluto, a la realidad”.

Ceballos ha remarcado que sus deberes legales y deontológicos le impiden revelar detalles del historial clínico de un paciente, pero también ha insistido en que no se dieron las circunstancias legales exigibles para poner en práctica el testamento vital de Marcela Padrón Rodrígnea y en los términos que esta dejó escritos.

Este responsable del Hospital Doctor Negrín ha recordado que este centro está considerado puntero en España en materia de cuidados paliativos y ha enfatizado que sus pacientes “pueden estar tranquilos” de que se respetan los testamentos vitales en los términos que exige la ley, cuando se considera que la situación a la que se enfrentan es ya incurable e irreversible.

Preguntado sobre si lo que ocurrió fue que los médicos creyeron que la paciente no estaba en una situación irreversible, sino que aún tenía opciones de vida, Ceballos se ha reiterado: “Solo puedo decirles que lo manifestado por la familia no se ajusta en absoluto a la realidad de los hechos ocurridos”.

Más de 11.000 personas han inscrito su testamento vital en el registro habilitado para ello por el Gobierno de Canarias desde que se creó este instrumento, 1.100 de ellas solo en 2017.

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