economÍa

Imprescindibles y explotadas

Cinco representantes de las ‘kellys’ -camareras de piso- visitan DIARIO DE AVISOS para contar sus durísimas condiciones laborales; Rajoy y Clavijo escucharon sus quejas
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Las camareras de piso Hacen más de 20 habitaciones por día. ANDRÉS GUTIÉRREZ

Las kellys o camareras de piso, un colectivo laboral que ha adquirido notoriedad e influencia en los últimos meses tras pisar la Moncloa con sus reinvindicaciones, amenazan con llevar su protesta hasta las ferias turísticas internacionales si no son oídas sus demandas (aumento en las contrataciones para este verano y fin de ejercicio, amén de mejoras profesionales). Así lo anunciaron durante una visita a DIARIO DE AVISOS, en la que lamentaron el nulo resultado de su reciente encuentro con el presidente del Gobierno de Canarias: “Clavijo nos dijo que no podía hacer nada por nosotras”, señalaron. La primera feria a la que exportarían su movilización sería, del 5 al 7 de noviembre, la World Travel Market, en Londres.

Dentro de un hotel, el trabajo de las camareras de piso es absolutamente imprescindible para determinar la calidad del establecimiento; sin embargo, llevan años viviendo en la más absoluta precariedad laboral frente al resto de empleados. Por ello, han decido unirse y dar visibilidad a la situación de explotación que soportan a diario, sobre todo en unas islas que recibieron el año pasado casi 16 millones de turistas y que han visto cómo desde 2010 los hoteleros han reducido el número de camareras de piso en el 20%, a pesar de recibir 6 millones de visitantes más.

Este colectivo lo componen más de 100.000 mujeres en toda España, unas 17.000 en Canarias. Cinco representantes visitaron DIARIO DE AVISOS para contarnos cómo es su día a día y poner de manifiesto sus principales reivindicaciones, las mismas que transmitieron recientemente en entrevistas por separado con los presidentes del Gobierno central y el canario, Mariano Rajoy y Fernando Clavijo, respectivamente. Del encuentro con Rajoy en La Moncloa salieron con mejor sensación que de la reunión con Clavijo, si bien, en ambos casos, no dejan de pensar que les escucharon “por motivos electorales”. No cabe duda de que las kellys (el nombre surje del juego de palabras “la Kelly, la que limpia”), como se han dado a conocer, constituyen un colectivo de gran impacto e influencia social y política.

Gladys, Mercedes, Lourdes -que tiene declarada una incapacidad temporal-, Angelina y Yurena trabajan como camareras de piso o kellys en varios hoteles del sur y norte de Tenerife. Unas pertenecen a CC.OO., otras a UGT, y otras a Kellys Unión Tenerife, pero si algo tienen claro las cinco es que da igual a la organización en la que militen. “Lo importante es el objetivo común: mejorar nuestras condiciones de trabajo”, señalaron durante el encuentro con DIARIO DE AVISOS.

Y es que cuando nos vamos de vacaciones a un hotel a todos nos gusta encontrar la habitación como nueva, para estrenar. No obstante, muy pocas veces nos damos cuenta de que ese proceso de limpieza ha exigido un trabajo previo en muchas ocasiones (no en todas) bajo condiciones laborales muy precarias. Por eso no está de más que estas cinco trabajadoras expliquen cómo es su día a día. El turno de trabajo de una camarera de piso empieza, normalmente, a las 8.00 de la mañana y acaba a las 15.00 horas, dependiendo del establecimiento hotelero. Antes de cargar el carro con las sábanas y las toallas limpias, estas trabajadoras tienen que preparar los productos de limpieza y limpiar los pasillos y las zonas comunes del hotel (en algunos establecimientos lo realizan otras empleadas) para empezar, sobre las 9.45 horas, con la labor propiamente en las habitaciones. “Hay algunos hoteles”, explica Mercedes, “que tienen a trabajadores que nos preparan el carro y nos lo suben a las plantas y bajan a lavandería, pero hay otros que no, y lo tenemos que hacer nosotras”. Sobre las 12.00 de la mañana, las que pueden van a comer, para continuar a las 12.30 con la limpieza de las habitaciones. “Hay algunas compañeras que no comen para que les dé tiempo de hacer las habitaciones, porque no te puedes ir sin tenerlas todas limpias”, declara Angelina. Pero antes de todo esto, lo primero que hace una camarera de piso al llegar al hotel es “coger el control y contar las habitaciones que tiene que hacer y las salidas, para ver el tiempo de que disponemos”, detalla. Dependiendo del hotel y de la estacionalidad, aunque en Canarias los hoteles están normalmente llenos todo el año, las kelly’s suelen hacer en torno a 20 habitaciones al día.

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Las camareras de piso, durante la visita a DIARIO DE AVISOS. ANDRÉS GUTIÉRREZ

Para ello, en función del hotel y de los metros cuadrados de la habitación o de si son apartamentos donde (se incluyen cocinas), las camareras de piso deben tardar no más de 20 minutos. “En 17 años”, remarca Angelina con frustración, “nunca lo he conseguido. Es imposible limpiar bien una habitación en ese tiempo”. En una habitación de cliente, es decir en la que solo hay que limpiar y no cambiar sábanas, la tarea contempla hacer las camas, limpiar los baños, pasar la mopa, limpiar el polvo, cambiar toallas y fregar la terraza. En el caso de que sea una salida, “la limpieza es más profunda”, advierte Gladys. “Hay que higienizar el baño, cambiar sábanas, en algunos casos hasta quitar y poner cortinas, limpiar paredes y cristales. Dejar la habitación sin rastro del anterior cliente y a estrenar; y eso en 20 minutos es imposible”.

Además, en muchas ocasiones los muebles de las habitaciones tampoco ayudan. “Son muy pesados y he contado alguna vez más de 32 objetos para limpiar”. “Y, eso sin añadir el factor sorpresa”, precisa Angelina, “porque abres una habitación y no sabes con lo que te vas a encontrar”.

Pero, según subrayan, hay diferencias. En el hotel de lujo donde trabaja Gladys, las camareras de piso no hacen las zonas comunes y antes de empezar a trabajar tienen programados 20 minutos de pilates. Eso sí, todas coinciden en que, a pesar de las prisas y de que la limpieza no es la adecuada,el cliente “tiene derecho y debe protestar y exigir un mejor servicio”. “Muchas veces, por pena a que nos echen la bronca, no se quejan al hotel de la limpieza deficiente de la habitación, y eso hace que la cadena no tome medidas y contrate a más camareras”, señala Gladys. “Les pedimos que no sean tan permisivos y protesten porque eso redundará en nuestro beneficio, ya que entenderán que tienen que contratar a más gente para que la habitación esté bien limpia”. Este trabajo rápido y repetitivo les provoca una serie de enfermedades que, aunque no están reconocidas profesionalmente, sí están perfectamente identificadas en el sector. Hablamos del túnel carpiano, lumbalgias, varices, fibromialgia… El trabajo de camarera de piso desgasta física y psicológicamente, son habituales las bajas por depresión y ansiedad.

Precisamente, una de las peticiones de las kellys es el adelanto de los 67 a los 58 años de la edad de jubilación, una línea de estudios ergonómicos y, sobre todo, el reconocimiento de las enfermedades profesionales para que estas puedan ser tratadas por las mutuas. “Me parece lamentable”, asegura Gladys, “que desde la patronal se quiera tapar nuestras reivindicaciones que no son salariales sino de salud”. No obstante, las organizaciones sindicales sí que están denunciando las diferencias retributivas que existen en los pactos salariales en relación al reparto de la productividad en igual grupo profesional, que en muchos casos es menor en las camareras de piso que, por ejemplo, en un jefe de cocina. “Esto ya lo estamos ganando en los juzgados”, enfatizan.

Pese a todo, aun a pesar de acabar el día “doloridas” y de tener que “correr por los pasillos” para terminar a tiempo la habitación, destacan que las camareras siempre tienen una sonrisa para el cliente por una razón de peso: “Somos la cara visible del hotel”.

“CLAVIJO NOS DIJO QUE NO PODÍA HACER NADA POR NOSOTRAS”

Una representación de las camareras de piso se reunió recientemente con el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y el de Canarias, Fernando Clavijo, a los que explicaron sus reivindicaciones. A esta última fue Angelina, quien reconoció que “no sirvió de nada”. “Clavijo nos dijo que no podía hacer nada y nos remitió a la reunión de la mesa para la elaboración de la guía de buenas prácticas que, además, ya nos comentó que no sería de obligado cumplimiento”. “Nosotras queremos medidas contundentes ya”, afirma Angelina. Exigen “contratar a un 6% de camareras de piso más para julio y agosto y el 16% más para final de año, y si no”, advierten, “iremos a todas las ferias a las que haya que ir”.

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