cultura

Melini se entrega en ‘Brindo por el hombre más puro que conozco’

El último libro del escritor, guionista y cineasta Nicolás Melini está plagado por personajes e historias que se asoman al “hombre que somos”. Editado por Ediciones La Palma, bucea “en el ser humano, si, pero también en el varón, en un tiempo en el que se acepta que el hombre, la masculinidad, está en crisis”
El autor, Nicolás Melini (1969). | DA

Nicolás Melini (Santa Cruz de La Palma, 1969) tiene los arrestos de uno de los buenos. De momento no se ha sometido más que a su propio yugo, el de la pulsión de la escritura, ese oficio artesano desde el que en los últimos meses ha querido dar forma a una obra de teatro en la que sigue trabajando, y se aproxima a la que parece inminente publicación de una novela inédita. Pero en el mientras tanto el Melini más fiel a sí mismo nos regala Brindo por el hombre más puro que conozco, el verso del último poemario del siempre reflexivo y cáustico Philip Larkin, Altas Ventanas, con el que comparte una patina de sarcasmo que no escapa a su ortodoxia narrativa.

El autor reconoce en una charla con DIARIO DE AVISOS, que “es un título que tiene cierta ironía” porque el mismo poema el poeta irlandés del que toma el título reconoce que brinda por ese hombre, el más puro que conoce, “aunque no sea el blanco mi color favorito”. Este último libro se ha gestado en él durante 15 años. Tres lustros de espera a un momento, el ahora, en el que reconoce las evidencias de la parte visceral y violenta del hombre. Dice el también poeta y cineasta que termina exponiéndose en las líneas de este último trabajo que se ha encontrado con “el hombre que somos” en una mezcla expresiva del individuo y la colectividad a la que no puede ser ajeno.
Del título escogido dice que “abunda sobre el tema de la pureza, sobre ese hombre del que habla; este verso como título escogido hace 15 años estaba pensado y preparado, una idea que luego fui configurando”.

La portada del ultimo libro del escritor. | DA

El autor, con 12 libros surcando el complejo océano literario donde la calidad -salvo contadas excepciones- no puede encontrar el equilibrio con la cantidad de quienes se asoman a la obra, que “ la idea original no tenía nada que ver con el hombre, pero hoy cobra otro sentido, porque es una ironía sobre el hombre que somos, sobre la masculinidad que tenemos y que se revela violenta, un reflejo de como podemos ser los hombres”. Quien no haya leído a Melini y no haya experimentado el golpe certero, la búsqueda de la placidez y la prosa convulsa de obras como El futbolista asesino (2000), Pulsión del amigo (2010), o en los versos de Cuadros de Hooper (2002), tiene ahora la oportunidad de encontrar una obra que presenta en esencia al autor porque “estoy yo como escritor con mayor pureza. Este libro recoge un ciclo de escritura que los lectores que tengo pueden identificar” pero que es si cabe un placer mayor para “aquellos que no me han leído nunca” porque “quizás puedan conocerme y reconocerme”. Se encuentra a gusto en La Palma y con La Palma, pero su obra, su temática y su estilo trascienden apacibles más allá del niño y del adolescente que paseó aquellas calles.

Aunque sigue escribiendo sobre temas e historias que guardan nexos con el territorio insular, en Brindo por el hombre más puro que conozco “se describe una frontera muy amplia que abarca desde La Palma y Canarias a Madrid y a otros lugares como Estados Unidos y Francia”. Este viaje físico y literario es el viaje del hombre contemporáneo, del que dice “tiene este tipo de fronteras”. “Normalmente viajamos y las fronteras personales son fronteras individuales que al mismo tiempo pueden ser comunes a otras personas”. En sus respuestas hay algo de confesión: “No me considero un novelista, no soy un escritor que esté tratando de hacer carrera de novelista y por eso escribo cuento y poesía”, un camino que “con limitaciones de desarrollo como escritor porque el género que manda hoy es la novela, pero creo que hemos abusado mucho de él”.

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