La estrella de la selección de Portugal, Cristiano Ronaldo, que además ha comenzado este Mundial de Rusia en un estado de forma soberbio, ha pasado una mala noche en el hotel donde descansaba junto al resto de sus compañeros en la víspera del partido que le enfrenta este lunes a la selección de Irán.
No se sabe si se ha tratado de un intento premeditado de desconcentrar al astro luso o simplemente de una expresión de efusividad espontánea, pero lo cierto es que cientos de aficionados de Portugal y de Irán se dieron cita amistosamente frente al hotel donde dormían los jugadores lusos. Los aficionados portugueses gritaban a favor de su equipo, cantaban y bailaban, mientras que los iraníes hacían lo mismo, pero en contra de los jugadores de la selección rival. El resultado, un escándalo atronador y una fiesta inesperada en plena calle.
Hasta aquí todo bien en el exterior del hotel, pero dentro el ruido no dejaba dormir a los jugadores. Tras un buen rato de algarabía, el mismísimo Cristiano Ronaldo se acercó a una ventana y, mediante gestos, suplicó a los aficionados que se marcharan y no hicieran más ruido, que había que dormir.
Según algunos medios, los aficionados portugueses obedecieron a su capitán y cesaron los gritos, no así los iraníes, que mantuvieron la fiesta algo más de tiempo. Habrá que ver si la jugada de los aficionados de Irán ha servido para hacer que la estrella no tenga un buen día sobre el campo.
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