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Un concepto llamado ‘placemaking’

Los encuentros Denkbilder, que deben su nombre a Walter Benjamin, se vienen celebrando en Santa Cruz de Tenerife desde hace unos seis años gracias a la visión anticipativa del curador e investigador Roc Laseca. Convocados en una primera etapa en el TEA y en años más recientes en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, la cita del pasado miércoles 9 correspondió a la investigadora inglesa Cara Courage, quien en la actualidad es doctora en Placemaking y directora de la Tate Exchange, un novedoso departamento dedicado a programar prácticas artísticas de impacto social. ¿Cómo traducir al castellano un concepto tan novedoso? Podríamos decir que se trata de una herramienta de extensión museística, en la que se deja de lado la clásica fórmula de espectador-visita-obra para indagar sobre cómo crear sensibilidad artística en medios no propensos. Y los ejemplos con los que ya cuenta la Tate Exchange son notables, por no decir conmovedores: ancianas que tejen una especie de hilo de Ariadna que va uniendo poblados cercanos o niños que logran bailar en sillas de rueda con movimientos del todo originales. Pero la enumeración sigue, y este museo de la sociabilidad confía en que la creación comunitaria tiende a ser infinita.

El tema de fondo de la charla tiene que ver con el quiebre de un modelo y la asunción de muchos otros. O más que modelos, ¿por qué no pensar en conceptos? ¿Qué dicen hoy palabras como comunidad, identidad, coexistencia, reciprocidad, institucionalidad, colectividad, participación? ¿Acaso no han agotado su campo semántico? ¿O acaso se renuevan para abarcar más de lo que siempre han dicho? Desde La deshumanización del arte, cuando Ortega y Gasset alerta sobre el divorcio entre las vanguardias artísticas y las grandes audiencias, ¿no estamos necesitando una nueva pedagogía para acercar el arte contemporáneo a las comunidades? ¿O vamos a permitir que el abismo sea cada vez mayor y que la incomprensión crezca hasta que los museos se queden vacíos? Porque de eso, en parte, se trata: de cómo redefinir el uso o el papel de lo que atesoramos, de cómo convivir con esos ejercicios de trascendencia humana que son las obras de arte. Cara Courage ha propiciado una muy interesante discusión en Santa Cruz y me parece que sus planteamientos merecían el acompañamiento de todas las instituciones museísticas de la ciudad.

Porque si hablamos de la crisis de los museos, y en general de la crisis de la institucionalidad cultural, ¿cómo no aprovechar esta visita para propiciar un debate, para repensar las programaciones, para discutir en torno a cómo podemos ser más atractivos para las comunidades? La Cultura pierde espacios mientras no forma, mientras no expone lo que tiene, mientras no sabe cómo mostrarse, mientras no sensibiliza al semejante. Pero también: la Cultura pierde espacios mientras no reconoce qué tradición, qué memoria, qué creencias, qué sentimientos, tienen las comunidades. En ese mutuo acercamiento podría estar el futuro de una relación más sana.

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